Incidentes casi hacen suspender el partido en dos ocasiones

Cuando Mark González anotó el empate parcial de Universidad Católica ante Colo Colo, a los 58 minutos, el arquero Justo Villar se quedó en el suelo y los jugadores albos corrieron a reclamarle al árbitro Eduardo Gamboa. A simple vista, nadie tocó al paraguayo y Chico Mark no estaba en posición de adelanto. El problema era otro.

Cuando comenzó la jugada, un tiro libre centro de Tomás Costa, una bomba de estruendo estalló en el arco colocolino. Villar se tapó los oídos y, por el humano instinto de conservación, se despreocupó completamente de la jugada. Intentó reintegrarse, pero González ya le estaba cabeceando en el área chica.

Para colmo de males, al guaraní le mostraron tarjeta amarilla por reclamar.

Siete minutos después, y cuando la pelota estaba en la mitad de la cancha, Villar cayó al suelo, aparentemente porque lo impactó un proyectil. Todos los colocolinos, con Gonzalo Fierro a la cabeza, les reclamaron vehementemente el árbitro y sus asistentes para que lisa y llanamente suspendiera el encuentro.

Los de la UC, por su parte, también reclamaban. Acusaban a sus rivales de exagerar para que el duelo, que hasta ese momento estaba empatado, fuera suspendido.

Gamboa habló con los afectados, dio instrucciones para que anunciaran a los 8.637 espectadores que hubo en San Carlos de Apoquindo de que una más y se suspendía todo, y siguió con las acciones. El resto de la historia ya es conocida por todos.