Paredes levanta a Colo Colo y hace la despedida más feliz

La despedida, fue como un réplica a medida de todo el semestre para Colo Colo. Un inicio sólido, ganador, luego la incertidumbre y al final Esteban Paredes. El goleador homenajeado antes del duelo por sus 100 goles, anotó el 3-1 definitivo ante Santiago Wanderers que termina con la mala racha de los albos en el Monumental.

En el comienzo, el penal de Ezequiel Luna a Felipe Flores, encendió pronto un duelo que no prometía nada. Lo convirtió Gonzalo Fierro y puso arriba a un cuadro de Héctor Tapia que justificó después de la ventaja haciendo algo más que el rival. No fue presión, ni talento, sino sólo dar un par de pases al compañero y tener a Bryan Carvallo, uno de los pocos que se tomó enserio el juego.

Wanderers se demoró casi media hora en despertar. No se veía muy incómodo con la desventaja, pero aprovechar el regalo de Paulo Garcés era lo mínimo que podía hacer. Gastón Cellerino no sólo igualó el partido, sino que también cambió el panorama completo. Antes del descanso, Franz Schultz tuvo el segundo pero apareció Julio Barroso para salvar el balón de la línea.  

El segundo tiempo partió otra vez con Colo Colo encendido. Luis Pávez tuvo la ventaja con un cabezazo que salvó de forma notable Mauricio Viana y que sirvió de todas formas para reanimar a los pocos valientes que llegaron a Macul. El ingreso de Esteban Paredes fue en la misma línea, pero al final el delantero se las arregla siempre para hacer algo más.

En un partido devenido en batalla, en el que todos corrían y se ensuciaban, pero pocos se dedicaban a jugar, Paredes apareció casi al final. Se alzó sobre el resto y con un cabezazo preciso superó a Viana y a un Wanderers que no tenía problemas con el empate. Casi más importante que el gol, fue la celebración: un abrazo con Héctor Tapia cuando se conversa su continuidad.

Por si quedaban dudas y para los meses de descanso, Paredes entregó otro detalle al final. En el último minuto recibió una pelota en el área y definió con clase y frialdad para el 3-1 definitivo, que no sirve para cambiar un mal semestre, pero al menos hace la despedida más feliz.