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Es saludable que un grupo de parlamentarios presente un proyecto para modificar el sistema actual de sociedades anónimas deportivas a la chilena. Enhorabuena. La estructura no dio abasto en las condiciones actuales. Los buenos ejemplos son lunares dentro del mapa.

Para entender el nuevo proyecto se basaron en el sistema de sociedades anónimas de la Bundesliga. La Primera División alemana. Bueno es conocer ciertos detalles que llevaron a los germanos a ser una de las competencias más potentes del orbe, con instituciones sólidas y estadios llenos.

Hay 18 equipos. Juegan un torneo largo. El año 2002 el torneo alemán estaba en ruinas. La empresa KirchMedia, conglomerado mediático, se había comprometido a pagar 1.500 millones de euros por los derechos de televisión. Pero la plata no llegó. Se acabó de un día para otro el dinero fácil de la televisión. ¿Les suena parecido?

Después de esa crisis, la Bundesliga decidió un enorme recorte presupuestario, bajo una premisa novedosa, revolucionaria: no gastar más de lo que se tiene. Estimaron que no necesitaban tener equipos grandes por definición, sino una liga potente. Emparejar la cancha. Probablemente los equipos de mayor convocatoria igual tomarían la cima, pero la distancia con los equipos chicos no sería inalcanzable.

Para modificar el esquema fijaron tres líneas de acción. Un nuevo modelo de propiedad en los clubes, la austeridad en el manejo económico y una distribución razonable de los ingresos.

Por eso determinaron que el 51% de la propiedad de todos los clubes, como mínimo, debía pertenecer a los clubes. No a caudillos personales. No a presidentes eternos en los clubes. A sus hinchas, con democracia interna, comicios habituales.

Del 49% restante, ninguna persona natural o jurídica podía adquirir más del 20% de la propiedad. De esta forma se buscaba tener directorios matizados, con contrapeso, con colores diferentes en la mesa. Evitar que uno solo se compre un club para convertirlo en su propio capricho.

Alemania tiene las entradas más económicas de las principales ligas europeas. Establecieron que los dineros recibidos por los derechos de televisión se repartirían de acuerdo al mérito deportivo. Mientras más arriba terminas en la tabla, recibes más dinero. La otra variable es la cantidad de público en las gradas. A mayor presencia, mayor dinero. Sencilla ecuación.

La Bundesliga presenta otro modelo innovador. Una empresa puede adquirir un club, siempre y cuando tengan un vínculo con la institución de, al menos, 20 años. Así el Bayer Leverkusen es de la farmacéutica Bayer, el Wolfsburgo es de Volkswagen.

Ese es el ejemplo alemán. Suena coherente. Hay un solo problema. No somos alemanes. Si me dan el ingreso per cápita de los alemanes, la seguridad de los alemanes, la educación de los alemanes, la salud de los alemanes, la protección fiscal de los alemanes, el transporte de los alemanes, en una de esas me comporto como alemán.

Antes no.