Hernández
El enigma de Edu Vargas
Cuando Eduardo Vargas hizo su segundo gol ante México y le dio caza a Carlos Caszely en la tabla de goleadores históricos de la Roja, un amigo cuarentón que sabe y ha visto muchísimo fútbol me advirtió que si empezábamos a decir que era mejor que el 'Rey del metro cuadrado' se tiraba por la ventana. Al final, Vargas hizo cuatro goles, quedó dos arriba de Carlos Humberto, cerca de Iván Zamorano y desplazó a Lionel Messi como máximo artillero de la Copa América Centenario.
Mi amigo se quedó en la bravata y festejó el triunfo con pizza y una copa de vino.
Es cierto, Caszely fue un jugadorazo, un delantero entrañable que no tiene más goles por la selección porque en aquella época no era llegar y tomar un avión a Europa ni existían las fechas FIFA. La Roja jugaba sus amistosos mayoritariamente ante clubes extranjeros y no frente a selecciones y esos goles no se le contabilizaron al Gerente, quien, de todos modos, sigue luciendo el mejor promedio de gol por partido: 0.60 (29 tantos en 48 encuentros).
Pero más allá de las odiosas comparaciones, Vargas ha sido tan importante como Caszely para la selección. Eso es lo que cuenta. Para qué vamos a entrar en consideraciones técnicas que terminan siendo un ejercicio inoficioso. Son épocas y carreras distintas. También compañeros diferentes. Zamorano y Salas se potenciaron mutuamente, Vargas y Alexis son hoy una dupla letal. Caszely, en cambio, coincidió con Ahumada, Crisosto y Letelier, grandes jugadores pero que no alcanzaron su mismo vuelo.
La interrogante es por qué Vargas no rinde en sus clubes como lo hace en la Roja. El medio alemán Kicker, por ejemplo, se pregunta en su edición de este lunes sobre la gran contradicción que marca la carrera del delantero chileno. En la Bundesliga, Vargas anotó solo dos goles en el Hoffenheim y acabó la temporada como suplente, mientras que en la Copa América registra seis goles en cuatro partidos. El triple respecto de su campaña en Alemania.
Vargas ha tenido la notable capacidad de sustraerse a su irregular rendimiento en los clubes donde ha militado. Desde que abandonó la U como campeón de la Copa Sudamericana fracasó en Napoli y jugó discretamente en el Queen’s Park Rangers y Hoffenheim. Entre medio, cumplió su mejor temporada en Gremio y rindió de manera aceptable con Pizzi en el Valencia. Pero en la Roja no tuvo grandes baches. Quizá el más largo y preocupante fue la sequía post Sampaoli que rompió magníficamente ante Panamá y México.
Además de su categoría como goleador, Vargas funciona en la Roja porque está en casa, rodeado de amigos y, en la cancha, de compañeros de clase mundial como Alexis y Vidal. El tocopillano, según reveló as.com, es el mayor asistidor en la historia de la Selección, y Vargas, por extensión, ha sido el gran beneficiado. A esta altura se conocen de memoria y complementan como pocas duplas en el mundo. En su club, en cambio, Vargas es un delantero más, tiene férrea competencia y no cuenta con el respaldo de su campaña goleadora en la Roja. Si no convierte en Italia, Inglaterra o Alemania, pierde bonos y al cabo de un tiempo la titularidad. Está a la vista que la presión del día a día ha sido una carga difícil de sobrellevar en su carrera.
Si Chile está en semifinales y Vargas recuperó su poder de fuego es también por las acertadas decisiones de Pizzi y el espaldarazo que le dio a Turboman en sus horas de menor efectividad. Hoy el 11 de la Roja está en su mejor momento y el equipo, de paso, recobró el gol extraviado. Una gran noticia porque para intentar defender el título de América Chile necesita a Vargas en su mejor versión.