La brillante campaña de la Roja para volver a levantar la copa
El equipo de Pizzi comenzó con dudas su participación en el torneo de Estados Unidos, pero luego demostró todo su potencia para sellar el título.
Pocas veces Chile empieza mal un torneo y termina con un festejo. De hecho, la mayoría de las veces es al revés, con buenos triunfos o actuaciones destacadas, pero conformándose con victorias morales. En la Copa América Centenario, la Roja revirtió su lento inicio para coronarse bicampeón del continente.
Las dudas del inicio ante Argentina y Bolivia
Chile llegó al evento de Estados Unidos con dos derrotas en partidos amistosos - Jamaica y México - y así las dudas estaban sobre la mesa en cuanto a la capacidad de repetir el título del 2015.
El debut parecía confirmar estas proyecciones ya que perdieron 2-1 ante Argentina en Santa Clara, siendo dominados claramente por la Albiceleste y sólo consiguiendo un gol en los descuentos.
Quizá el punto más bajo, pero que sirvió como inflexión, fue en el segundo encuentro ante Bolivia (2-1), donde se esperaba un triunfo fácil, pero tras un primer tiempo horrible, la Roja se adelantó con gol de Vidal. Sin embargo el golazo de tiro libre de Campos puso la incertidumbre hasta el décimo minuto de descuento, donde se cobró una polémica mano en el área favorable al equipo de Pizzi y Vidal no perdonó para el triunfo.
La primera muestra optimista se dio en la victoria ante Panamá (4-2), ya que a pesar de empezar perdiendo con un grosero error de Bravo, lo dieron vuelta con autoridad con dos goles de Vargas y otro doblete de Alexis Sánchez para una goleada inapelable.
El balance de la fase de grupos dejaba algunos signos de interrogación, como el bajo nivel de Bravo, pero también señales positivas con el destape goleador de Vargas y Sánchez, que por fin tomaban el liderazgo del ataque.
El campeón de América demuestra su condición
Los pronósticos no eran muy favorables para el duelo de cuartos de final frente a México, tanto por historia, como por el antecedente antes del torneo y por la campaña de ambos en primera fase.
Pero en el partido más brillante que un equipo hizo en la Copa América Centenario, la Roja humilló por 7-0 a la aztecas, con cuatro goles de Eduardo Vargas, en una presentación que dio la vuelta al mundo y se metió entre las mejores presentaciones históricas de alguna selección nacional.
Con la confianza renovada y puntos altos en el mediocampo y el ataque, la Roja nuevamente sorprendió a su rival, esta vez Colombia en semifinales, con un inicio arrollador y se pusieron 2-0 a los 11 minutos. Ni siquiera la interrupción de dos horas y media por una tormenta en Chicago logró descolocar a Chile que aguantó con solvencia el resultado y se metieron por primera vez en su historia en dos finales consecutivas de América.
Una final de infarto con el mismo final feliz
La final fue igual de tensa que hace un año ante la Albiceleste. Fueron 120 minutos entre dos países que se conocen mucho y, además, vienen compitiendo palmo a palmo hace muchos años.
Así hubo dos expulsados por lado y un par de llegadas importantes, pero apareció el capitán, Claudio Bravo, para ser el héroe en el tiempo suplementario y luego en los penales.
Fue un partido inteligente para Chile que aguantó muy bien con un jugador menos e incluso se vio mucho mejo 10 contra 10. Se coronó una campaña de menos a más, pero que sirvió para saborear de mejor manera un título que confirma a ésta como la mejor generación chilena de la historia.
