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La mano dura de Pizzi

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Antes de asumir en la Roja, durante febrero pasado, Juan Antonio Pizzi fue descrito como un tipo tranquilo, observativo y algo distante, por quienes compartieron con el entrenador en su anterior paso por Chile. Había dirigido en Santiago Morning y con Universidad Católica se proclamó campeón en 2010.

Cuando la cosa no funcionó, en los amistosos contra Jamaica y México y en los dos partidos iniciales de la Copa América Centenario, estos rasgos fueron esbozados como causales del bajo nivel de la Roja. Se echaba de menos el rigor y la severidad de antes para hacer funcionar correctamente al equipo. 

Sin embargo, quienes habían descrito en tales términos a Pizzi, también habían mencionado un aspecto del DT que en el momento de inestabilidad no se recordó. Varios ex dirigidos dijeron que el tipo tiene un carácter fuerte para hacer prevalecer sus decisiones futbolísticas. Que en este plano no echa pie atrás y se mantiene pétreo.

Finalmente, así ocurrió en la Selección. El primer indicador de todo esto fue la exclusión de Jorge Valdivia. El argentino no comulga con la figura del "10 clásico" (un volante dedicado excluyentemente a la construcción con ninguna obligación defensiva) y cree a pies juntillas en los mediocampistas "interiores" (el "8", un volante intermedio, con capacidad para generar juego y ayudar en la contención, además de un gran recorrido en la cancha). 

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ANDRES PIÑAPHOTOSPORT

En relación a la Copa América pasada en Chile, Pizzi eliminó un mediocampista (Valdivia) y agregó otro delantero (José Pedro Fuenzalida) a los titulares Eduardo Vargas y Alexis Sánchez en el ataque. El Mago atizó el conflicto con sus declaraciones sobre su marginación, pero el DT no se inmutó. Por el contrario, reargumentó su decisión táctica sin asomo de voltereta posible.

Después, cuando muchos ariscaban la nariz por las permanentes inclusiones de Fuenzalida durante los encuentros en Estados Unidos, el entrenador persistió en su decisión. Al final, el Chapa se ganó el puesto y terminó como titular en el equipo.

Otro momento en que Pizzi mostró su mano de hierro en el plano táctico tuvo que ver con Edson Puch. El iquiqueño realizó un partido luminoso en el 7-0 contra México y se perfilaba como titular para la semifinal ante Colombia. No obstante, el argentino se hizo fuerte en sus postulados futbolísticos, no incluyó al ex delantero de la U y ratificó a Fuenzalida como puntero derecho.

El Chapa también protagonizó una nueva evidencia de la firmeza del entrenador de la Roja en su ideario. Tras la expulsión de Marcelo Díaz en la final contra Argentina, Pizzi no cayó en la sobrerreacción táctica, que hubiera sido lo más natural. Al tiro, muchos pidieron la salida de Fuenzalida y su sustitución por Francisco Silva. Pero el hombre aguantó, se mantuvo firme y los minutos posteriores le dieron la razón, con el Chapa retrasado de volante y la dupla Sánchez-Vargas arriba.  

Por último, en la recta final del partido por el título en New Yersey, el técnico dio la muestra postrera de su severidad en el plano táctico. Al salir Sánchez, todos esperaban a Mauricio Pinilla. Claro el momento requería un tipo con experiencia en Europa, goles en Italia, hartos hartos minutos en la Copa y blablablá.

Sin embargo, Pizzi puso a Nicolás Castillo. El ariete de la UC no había jugado ni siquiera un segundo en el torneo. El DT consideró que era lo que necesitaba el equipo y actuó en consecuencia. Con mano dura, por cierto.