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Bravo da un salto de calidad

Claudio Bravo tomó una buena decisión. Y no solo eso. Dio un salto de calidad en su carrera.

Si bien a simple vista puede sonar descabellado dejar el poderoso Barcelona, codominador de la Liga española junto con el Real Madrid para irse al Manchester City, la contigencia y, especialmente, el hecho de que Bravo sea arquero permite ver el asunto de otra manera.

Bravo deja Barcelona supuestamente porque estaría solo para los partidos de la Champions y la Copa del Rey. Eso permite inferir que el hombre quiere jugar y no cobrar ganándosela fácil.

En Inglaterra sí que va a jugar. Y no me refiero a la cantidad de partidos (los de la Premier, la Champions y las Copas inglesas que le asegura Guardiola), si no que le van a llegar más. Y eso no depende de la presencia de Vincent Kompany, quien mejora sorprendentemente la eficiencia defensiva de los Citizens cuando está, si no porque en la Liga Premier simplemente llegan más, las fuerzas son más parejas y los porteros tienen mayores opciones de lucimiento.

El gran partido que se le recuerda a Bravo en el FC Barcelona, y por el que le seguirán recordando por los siglos de los siglos, fue el triunfo ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu donde tuvo cuatro tapadones de culto, la mayoría de ellos ante Cristiano Ronaldo. Pero fueron contados con los dedos de una mano los partidos así.

A los arqueros se les recuerda por las grandes atajadas y no por los títulos, minutos con la valla invicta, ni porcentajes de eficiencia en achiques o en centros descolgados. Del Cóndor Rojas todos recuerdan la tapada al zurdazo imposible de Branco en el Maracaná y no cuántos partidos mantuvo el arco en cero ni cuántas estrellas sumó con Colo Colo y Sao Paulo.

En la Premier, dada la mística de la Liga y lo parejas que son las fuerzas, Bravo tiene garantizada más pega por partido. Eso implica también más opciones de demostrar que "está en el mejor momento de su carrera", como dijo Guardiola, y de volar. Simplemente volar, que es lo que debería gustarle más a todos los arqueros.

A ello se le suma que Pep Guardiola siempre acarrea consigo una promesa de éxito y buen juego. Lo logró en España con el Barcelona, en la Bundesliga con el Bayern Munich y ahora va por la tercera punta de la corona, el Reino Unido. El Manchester City no es un gigante del tamaño de los dos anteriores, pero tiene buenas espaldas para llegar a serlo. Y mucha competencia.

¿Y Joe Hart? No creo que el berrinche del portero de la selección inglesa le eche los fanáticos encima al chileno. El mejor antídoto para eso son dos o tres partidos buenos de Bravo, que permita que los hinchas celestes comprueben que les llegó un portero mejor. La vara no es muy alta y, más allá de la publicitada diferencia en el juego con los pies, Hart no es un gran guardameta, como lo ha sido la mayoría de los "goalkeepers" británicos desde el retiro del extraordinario Gordon Banks, a comienzos de los 70.

Claudio Bravo acaba de tomar la mejor de las decisiones.