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La historia no es nueva ni propia del futbol chileno. La dinámica entre los clubes y las selecciones siempre incluye una dosis de tensión importante cuando un jugador se lesiona actuando por su país. Ejemplos hay por doquier y la Roja no está al margen. Pasó con Bielsa y, con mayor frecuencia, con Sampaoli. A Juan Antonio Pizzi, Arsene Wenger ya le había reclamado por Alexis hace un tiempo y el jueves de la semana pasada fue el turno de Carlo Ancelotti, técnico del Bayern Munich, quien cuestionó que Arturo Vidal haya jugado contra Uruguay.

En Pinto Durán nadie salió a responder. La Roja está en receso hasta enero y Macanudo abocado a planificar la Copa China con un mix de jugadores del medio local y el extranjero. La idea es ampliar la base del plantel de cara a la fecha doble de marzo ante Argentina y Venezuela, la Copa Confederaciones y el resto de la temporada 2017. Contestarle a Ancelotti era validar un tema que la selección siempre manejó internamente.

El punto es que más allá de lo que diga el club de origen, su entrenador y el mismísimo cuerpo técnico de la Roja quien normalmente tiene la última palabra es el jugador. Y si ese jugador se llama Arturo Vidal nunca querrá quedarse afuera. Vidal puede estar a medio morir saltando pero por la selección juega aunque sea en una pierna.

En esta pasada, el volante del Bayern Munich pudo quedarse callado, hacerse el turista y dejar que la tensión amainara. Pero no. Sincero como es y sin temor a eventuales repercusiones admitió este fin de semana que fue él quien forzó su inclusión frente a Uruguay. A confesión del Rey Arturo relevo de pruebas.

Vidal arriesgó su físico para ir al mundial de Brasil. Mucho antes de lo recomendable tras su operación a la rodilla derecha jugó en Valparaíso frente a Irlanda. Apenas tres semanas y unos pocos días después de la cirugía se puso la Roja en el último amistoso previo a la copa del mundo. Muchos especialistas, salvo los médicos de la selección que relativizaron los tiempos de recuperación y se alinearon en torno al alta, dijeron que el volante estaba arriesgando su carrera. Pero al ex Colo Colo no le importó: su decisión era jugar el mundial a todo evento. Y lo hizo, lejos de su mejor nivel pero con un aguante admirable.

Quizá después de los 30, con un tercer mundial seguido, un par de títulos más en Europa y varias otras heridas de guerra, Vidal arriesgue menos para vestir la Roja y representar a Chile. Por ahora, su actitud sigue siendo la misma del primer día que vistió la camiseta de las selecciones menores. Jugar a como dé lugar. No hay otra.

Veremos si las declaraciones del Rey Arturo sacan roncha o no en Munich. Lo único claro es que hará lo imposible por jugar por Chile. Ante Uruguay, en un partido clave para llegar a Rusia, nunca se le pasó por la cabeza no estar. ¿Los alcances? El campeón alemán pagó las consecuencias y recién este fin de semana pudo jugar un cuarto de hora. Es que Vidal prioriza la Roja y sabe que el equipo lo necesita para llegar a una nueva copa del mundo.

Vidal está de vuelta en Alemania. El Bayern lo necesitaba. Y Ancelotti ya cuenta a plenitud con él. Por ahora, una eventual tensión entre la Roja y el equipo bávaro queda congelada. En marzo, no sabemos. Porque con el Rey Arturo todo es posible y nada garantiza que Ancelotti vuelva a mostrar las garras. Veremos más adelante.