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El jugador invisible en la Roja

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Se ve favorable el futuro de Chile en las Eliminatorias, restando solo cuatro fechas para el término del proceso con vistas al próximo Mundial de Rusia. La Roja se ubicó en la cuarta posición, en puestos de clasificación directa, luego de la pasada por Buenos Aires, que fue derrota por 1-0 ante Argentina, y el triunfo con algo de preocupación en el final sobre Venezuela, por 3-1.

El jugador más destacado en la doble fecha eliminatoria fue Charles Aránguiz. Es una excelente noticia en el entorno de la Selección, pues en esta oportunidad acudió a Juan Pinto Durán cargando una inesperada suplencia en el Bayer Leverkusen.

Alejado de las estridencias extrafutbolísticas, el puentealtino suele pasar en cierta forma inadvertido. En su acontecer, lo medular no está gobernado por alguna variante en su corte de pelo (con pasada por la barbería top de turno incluida), un tatuaje nuevo que mostrar o un video en redes sociales con buen reggaetón de fondo. Lo suyo está en la cancha.  

Quedó demostrado primero contra Argentina. En el Monumental de River Plate fue el único sobreviviente del mediocampo titular, a raíz de las ausencias del lesionado Marcelo Díaz y del suspendido por tarjetas amarillas Arturo Vidal. Guió la generación de juego: inquieto, movedizo, apareciendo por todos lados en la línea media, con precisión en el juego de pases y combinaciones, gracias a su leit motiv de toque y movilidad.

Defensivamente, la buena ubicación que lo caracteriza, y que también es producto de su capacidad para entender el juego, le permitió cumplir un rol preponderante. Achicó espacios siempre cerca del 'Gato' Silva hasta que el volante de Cruz Azul estuvo en la cancha. Después conformó el doble '6' con Pablo Hernández. No tuvo ninguna dificultad para marcar y empujar al equipo desde atrás. Si hasta Lionel Messi se ganó un "cariñito" del ex volante de la U.

El avance futbolístico de Aránguiz prosiguió contra Venezuela. A diferencia de lo que hizo en Buenos Aires, el énfasis estuvo puesto en recorrer la cancha más a lo largo que a lo ancho. La dupla de contención rival (Tomás Rincón y Renzo Zambrano) regaló ingenuamente su espalda. Era cosa de avanzar unos metros para recibir y quedar de cara a los zagueros centrales. Charles lo detectó inmediatamente y el aprovechamiento de esta coyuntura táctica fue suyo.

De colección resultó su participación en el primer gol de Paredes, con el que el zurdo entró en la historia como el jugador de mayor edad que marca en la Roja. El movimiento transversal de Alexis Sánchez se extendía irremediablemente por la renuencia del tocopillano a ceder el balón ante los movimientos de los receptores. Entonces apareció Aránguiz para clarificar el asunto.

El volante del Leverkusen realizó un cambio de ritmo de varios metros, desde su posición de volante interior derecho. Pasó por la espalda de Sánchez, recibió en plena área penal y, frente al achique del joven arquero Wuilker Faríñez, resolvió con clase. Sin mirarlo habilitó a Paredes para que el colocolino anotará con el arco a su merced. Toma de decisiones en fracciones de segundo, como si hubiera tenido el final de su jugada dibujado en la mente al ingresar a toda máquina al área.

Con justicia, las loas y halagos fueron todas para el capitán del Cacique, debido al hecho histórico que protagonizaba. La invisibilidad de Aránguiz otra vez lo hizo inadvertible para el ojo superficial que mira el fútbol. Esto es una enorme noticia: Charles ha vuelto a ser el de siempre en la Roja.