Iturra
Yo espío, tú espías…
Si Germán Cavalieri, entrenador de Palestino, dice que de Colo Colo fueron a grabar una de sus prácticas es porque conoce a Pablo Guede y, muy probablemente, tiene certeza de que espía a los rivales. Trabajó con él durante mucho tiempo y no se atrevería a afirmar algo así sin antecedentes válidos. De hecho, el DT de los árabes lo comparó con “meterse a robar a una casa”.
Por el lado de los albos alegan total inocencia y dicen estar profundamente ofendidos por la acusación. En varios años viendo fútbol, aún no conozco un entrenador que haya reconocido espiar. Hubo confesiones de piscinazos en el área, dopajes, arreglos de partidos, pero jamás de espionaje.
Si Marcelo Bielsa hubiese podido construir muros hasta el cielo alrededor de Pinto Durán, lo habría hecho. ¿Por qué? Porque él también espiaba. Baste recordar cuando a Paqui, su joven ayudante, lo sorprendieron acreditándose como periodista en Asia. A diferencia de los espías de verdad, los del fútbol pueden seguir operando aunque los descubran: el Flaco Leiva trabajó después con Sampaoli y Pizzi.
Sampaoli, antes de ser el que todos conocemos, se hizo famoso por estar arriba de un árbol observando una práctica privada. Su estado de mayor locura fue cuando un helicóptero sobrevoló su entrenamiento antes del partido por los octavos de final de la Copa del Mundo contra Brasil. Mandó a todos los suplentes a la cancha, para supuestamente despistar al rival. Y estaba fuera de sí, encolerizado, rabioso.
Hace un par de años, un funcionario de Palestino llamó a la redacción de AS para acusar a nuestro camarógrafo de estar espiando para Universidad de Chile, el rival a enfrentar en ese momento de los tricolores. Fue una acusación taxativa, sin margen de dudas y repleta de amenazas. ¿Qué debe hacer un camarógrafo para ganarse la vida? Filmar. Si los azules querían verlos, solo les costaba trepar una pandereta que, por lo demás, es re baja. Pero ninguna razón era válida para ese funcionario que, dicho sea de paso, sólo cumplía con las órdenes de su superior, Pablo Guede.
Y si Guede pensó que lo espiaban, es porque posiblemente él también lo hace.
Este círculo da vueltas y vueltas…