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Fútbol chileno

Los hechos tácticos relevantes que dejó el Torneo de Clausura

Durante el campeonato hubo 5 situaciones futbolísticas que marcaron fuertemente el desarrollo del certamen y definieron claras tendencias de juego.

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Los hechos tácticos relevantes que dejó el Torneo de Clausura
Aton Chile

El Torneo de Clausura vivió una emocionante definición del campeón del certamen el sábado pasado. Finalmente, Universidad de Chile se quedó con la corona, superando por un punto a Colo Colo. Ambos elencos ganaban sus respectivos partidos, por lo que solo en el último pitazo los azules pudieron respirar aliviados e iniciar los festejos.

Al margen de qué equipo terminó dando la vuelta olímpica, el torneo del segundo semestre de la temporada 2016-2017 arrojó importantes conclusiones futbolísticas. Esencialmente, situaciones tácticas, repetitivas y con trascendencia en el juego, que vale la pena consignar.

1. Predominancia del 4-2-1-3

De las escuadras prevalecientes en el desarrollo de todo el torneo (Universidad de Chile, Colo Colo e Iquique) solo una se cuadró por momentos con el sistema de juego predominante. Fueron los nortinos quienes emplearon el esquema 4-2-1-3 (alternando con un 4-3-1-2), pero azules y albos actuaron siempre con un 4-3-3 y un 3-4-1-2, respectivamente. Sin embargo, ambos elencos resultaron ser la excepción.

La predominancia fue el uso del esquema 4-2-1-3. Universidad de Concepción, Santiago Wanderers, Universidad Católica, Cobresal, Palestino, Huachipato, Temuco y Everton, por ejemplo, actuaron regularmente con esta disposición espacial en la cancha. Esquema flexible que permite atacar con varias unidades y defensivamente hacerlo en igual forma. Todo hace vaticinar que su hegemonía se extenderá por larga data a nivel nacional.

2. Mandó el Ataque Construido

En líneas generales, la idea de salir jugando desde atrás y llegar tocando al área rival fue la tónica en los 16 equipos que participaron en Clausura. La imagen de los zagueros centrales abiertos en cada costado del área y de los laterales pegados a las líneas de banda para iniciar el juego se repitió con asiduidad. Dio la impresión de que el pelotazo frontal estaba desterrado como recurso de ataque (así lo evidenció San Luis en el partido contra la U en el Nacional, por ejemplo).

Sin embargo, muchas veces las imprecisiones en este procedimiento aumentaron los riesgos y cada intento de salida terminó transformándose en una situación de gol en contra. Este peligro algunos equipos lo soslayaron con envíos largos desde el fondo para disputar la segunda pelota y ya en campo contrario articular secuencias de pases para generar llegadas al arco oponente (O'Higgins y Universidad de Concepción son un par de casos).

3. Extremos 'cambiados'

Sorprendió la jugada táctica de Guillermo Hoyos en el partido por el título contra San Luis. El DT de la U puso a Fabián Monzón (un lateral izquierdo nato) de extremo derecho. La idea era que recepcionara bien abierto, casi pisando la línea de banda, y desde ahí con desplazamientos interiores (diagonales o transversales), utilizando su pierna izquierda predominante, complicara a los rivales. 

Lo mismo pasó un par de horas más tarde, en Concepción. Frente al Campanil, Diego Buonanotte actuó de extremo derecho con el mismo propósito, evidenciando que la idea anterior de alinear extremos para llegar a línea de fondo y enviar el centro debe ahora convivir en el fútbol nacional con la tendencia de ubicar a tipos con el perfil cambiado (un derecho por la izquierda y un zurdo por la derecha). Así se gana en juego interior, mientras que la profundidad ofensiva queda garantizada por la pasada desde atrás del lateral, quien actuando por su perfil apropiado, no tiene problemas para enviar centros.

4. Duplas ataque-defensa en las orillas

La mayoría de los equipos optó por la ubicación espacial de dos hombres para atacar y defender en los costados de la cancha. Esto estuvo vinculado necesariamente con los sistemas de juego empleados, pues un número importante en lo medular eligió atacar con tres delanteros y defender con cuatro hombres atrás, lo que garantizó las duplas en las bandas.

Ofensivamente, la fórmula permite dinámicas permanentes de ‘tocar y pasar’ en busca de la penetración. En la protección de la portería, la matriz opera en el sentido de presión y cobertura, permitiendo achicar espacios bien adelante, en el inicio de la proyección del lateral rival, ya que siempre habrá un hombre atrás que custodie la espalda.

De los equipos que terminaron arriba, solo Colo Colo desechó este dispositivo. Los albos actuaron con un carrilero en cada costado con muchas más tareas que el resto: defender en línea en cinco, abrirse para la amplitud en el mediocampo y convertirse en punteros en fase de ataque organizado.

5. Fin de la presión en campo contrario

Es el concepto central en el paradigma futbolístico de Marcelo Bielsa. Por lo mismo, muchos equipos chilenos acogieron la propuesta, desarrollando una estructura de juego para iniciar la recuperación encima de la línea defensiva rival.

La labor exige niveles máximos de aplicación táctica y disposición energética, pues el más mínimo error puede gatillar un gol en contra. Estos requerimientos ocasionaron que el recurso táctico paulatinamente fuera desapareciendo del escenario futbolístico local. En un instante la UC fue un ícono al respecto, pero luego el DT Mario Salas innovó hacia una presión en la zona media. Y Pablo Guede cuando llegó a Colo Colo anunció su implementación, pero no fue tal y más bien el equipo desplegó un intento de recuperación varios metros más tras.

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