'Tucu', no es tu culpa
El fútbol es un deporte colectivo y, por lo tanto, eminentemente táctico. Como lo ha explicado en más de una columna mi compañero Pablo Ortega, la relación entre los miembros de un equipo genera que las virtudes individuales de otros se igualen con un ordenamiento y estrategia.
Pero en Chile no nos gusta la táctica. No nos parece atractiva. Eso que en Italia, Alemania o Inglaterra es una virtud, aquí no sólo no se valora, sino que se desprecia.
Se destacan otras cosas: la cachaña, las vueltas, el enganche, el amague, el dribbling y otras artimañas. Sí, encantan, pero seamos sinceros: Chile no ganó dos Copas América con eso. Lo hizo gracias a un perfecto plan estratégico y táctico.
Nos gustan jugadores como Kevin Harbottle, Renato González, Emilio Hernández o Mauricio Cataldo. ¿Por qué? Por lo que creemos que pueden o podían hacer y que hasta ahora, o quizás nunca, harán.
Pero no nos gusta Pedro Pablo Hernández, por lo que creemos que debe hacer y hasta ahora no ha hecho.
¿Qué es lo que supuestamente debería hacer el 'Tucu'? ¿Eludir a tres rivales, darse una vuelta y quedar donde mismo? ¿Pisar el balón, hacer un túnel, levantar los brazos y dar un pase atrás?
Hernández no hace eso. No lo hizo y no lo hará nunca. El hombre del Celta es un jugador ordenado, que jamás va a sacar la pierna en un balón dividido, que rara vez perderá la posición, que ganará los cabezazos defensivos y que siempre le dará una salida limpia al equipo. ¿Es muy poco para el exquisito paladar chileno? Parece que sí.
Pero no es culpa de Hernández. A Juan Francisco Viveros, delantero de la Sub 17 de 1997, le decían el 'Táctico' y en Chile era casi como una ofensa. ¿Cómo a un atacante le van a decir 'Táctico'?
El Tucu Hernández es un jugador táctico. Lo sabe y valora Juan Antonio Pizzi. Lo sabe y valora Eduardo Berizzo. Lo sabe y valora la UEFA, que lo nombró entre los mejores jugadores de la pasada Europa League. Lo sabe, pero no lo valora el medio chileno.
Que la Roja disfrute de Valdivia, Valencia, Fernández, Alexis y otros que aportan la magia. Pero que no prescinda de futbolistas como el 'Tucu'. Ambos estilos pueden y deben coexistir en un equipo. Artistas y obreros, como la dialéctica de la vida. Así fue como Chile se consagró bicampeón de América.