CHILE 1 - AUSTRALIA 1
El equipo sufrió una terrible pesadilla con Australia
Un opaco empate ante los Socceros dejó a Chile en el segundo puesto del Grupo B. Enfrentará el miércoles a Portugal en Kazán.
Chile enfrentará a Portugal y Cristiano Ronaldo. No porque lo quisiera, sino porque le apareció en el camino un obstáculo no contemplado. La inspirada Australia hizo ver mal a Chile y le robó un empate 1-1 en el Spartak Arena de Moscú. Con ello, la Roja quedó segunda en el Grupo B, con cinco puntos, detrás de Alemania que sumó siete. Y deberá jugar el miércoles ante los lusos.
Australia entró a toda máquina, con un pressing no muy pulcro. Cometió cinco faltas en los primeros cuatro minutos de partido. A Chile le costaba despertar y recién a los siete minutos se acercó a la portería de Maty Ryan. Desborde de Fuenzalida, volea de Vidal, el portero que repele brillantemente y Vargas se sorprendió con el rebote. Fue clarísima.
Ahí fue cuando Chile entibió motores y comenzó a accionar como se le había visto en los partidos previos. Alexis Sánchez andaba buscando su gol 39 por la Roja. A los 11 minutos le contuvo Ryan y el rebote pilló fuera de juego a Vargas. Más tarde cabeceó incómodo un centro de Vidal y a los 25', por intentar acomodarla, lo madrugó Milligan. Pidieron penal, pidieron el VAR, pero finalmente fue falla del tocopillano por no rematar antes.
Los australianos, un tanto impotentes ante el toque, mostraron el lado recio. Luongo le dio un patadón a Vidal y Cahill le entró con fuerza desmedida a Aránguiz.
Chile levantó un poco el pie del acelerador y dejó crecer a los Socceros. Claudio Bravo evitó el gol de Luongo con un achique veloz. Era la campanada de alerta. A los 41', el portero demoró la salida, buscó por el medio con Vargas y este perdió la pelota. Se vino el ataque en bloque de los aussies. Sainsbury, como eventual centrodelantero no se atrevió a definir y se la pasó a Cahill. El rechazo de Gonzalo Jara rebotó el un adversario y le cayó a Troisi, quien la tocó suavemente por sobre el cuerpo de Bravo. Australia se ponía en ventaja y los chilenos no podían creer lo que veían.
La Roja reaccionó y Fuenzalida no alcanzó a conectar en el área chica. El gol fue un golpe difícil de digerir. Sainbury se perdió el segundo en plena área chica con una volea que se fue a las nubes. Con ese gol Chile quedaba eliminado de la Copa Confederaciones.
En el complemento, Pizzi envió a la cancha a Martín Rodríguez por un bajo Fuenzalida y a Pedro Pablo Hernández por Aránguiz, quien durante el primer tiempo recibió dos patadones que lo tenían a maltraer.
Arturo Vidal se avivó en un saque de costado y Vargas casi anota de no mediar la gran tapada de Ryan. Sánchez lo tuvo a los 58 en una jugada confusa y volvió a responder el portero de los oceánicos. Al otro lado, Kruse se lo perdió solo ante Bravo y Troisi, autor del primer gol, casi le acierta al arco desde fuera del área.
Pizzi estaba molesto. Miraba al banco y vocifera. Fue en ese momento cuando vino la resurrección de los rojos. La ganó Vidal con una aplaudida palomita desde el suelo. Centro de Mena, rechaza la defensa, la devuelve de cabeza al área chica Vargas. Martín Rodríguez, quien había iniciado la jugada, se la puntea a Ryan. Gol de Chile, no muy pulcro, pero fue el desahogo.
Vargas pudo anotar el del triunfo. Alexis se la cedió y, con el arco desguarnecido, cabeceó desviado. Después de ver la repetición en la pantalla, Vidal y Hernández fueron a reclamarle el VAR al árbitro, por una mano de un defensor australiano, pero ni los infló.
Australia perdió a Sainsbury, su mejor hombre en defensa, e ingresó Wright. A los 72', McLaren desvió desde el área chica y en la jugada siguiente Vidal quedó en inmejorable posición de remate. Luego Sánchez corrió por el medio, pero elevó el tiro.
No fue un día de inspiración para la Roja. Australia la hizo ver mal. Las individulidades no aparecieron. El equipo de Pizzi llega a semifinales gracias a la cuenta de ahorro. Los espera el campeón de Europa y el futuro Balón de Oro. Una linda prueba para ver si el juego soñado de Chile logra despertar de la horrible pesadilla que tuvieron con los Socceros.