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“Es por la miseria de jubilación que tenemos, hay que comer y tengo una hija menor de edad.. por eso trabajo”

“Ni siquiera para el pan. El dinero no alcanzó porque tuvo que faltar al trabajo dos semanas seguidas”, señalaron.

El drama que viven los vigilantes de tercera edad es total. La necesidad económica, alimentada por pensiones insuficientes, motiva en muchos casos, a que algunos jubilados tomen aquel dificil empleo.

Esteban Valenzuela, conserje de 79 años, retrató a The Clinic el complicado contexto de su labor profesional, apuntando directamente a las bajas pensiones. “Es por la miseria de jubilación que tenemos”.

“Uno a diario gasta 10 mil, y 200 mil pesos para el mes no alcanza. Yo pago arriendo, luz, agua, gas. Hay que comer. Tengo una hija menor de edad y tiene sus necesidades, hay que comprarle uniforme y útiles. Yo por eso trabajo”, explicó.

Incluso, en el mes pasado, hubo dos días donde ni él ni su esposa pudieron comer. “Ni siquiera para el pan. El dinero no alcanzó porque tuvo que faltar al trabajo dos semanas seguidas, ya que se encontraba hospitalizado por una úlcera que se provocó por comer una cucharada de ají”, apuntaron en el medio descrito anteriormente.

El trabajo como vigilante no es el único que ejerce Valenzuela. En sus horarios libres, el jubilado arregla muebles y va la mayoría de los fines de semana a la feria a vender ropa.

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