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Se hizo pasar como ejecutiva del banco, pero detrás había una sofisticada estafa telefónica: “Me tienen de casera”
“He tenido suerte, pero la verdad es que uno se siente muy vulnerable, no puedes confiar en nada”, señaló la víctima que, por fortuna, pudo darse cuenta a tiempo de la situación.
A través de Instagram, la actriz María José Necochea informó a sus seguidores que, por segunda vez, casi cae en una nueva modalidad de estafa telefónica.
¿Cómo sucedió? Hace unos días la llamó a su celular una mujer que se hizo pasar por ejecutiva del Banco Itaú para informarle que estaban cambiando los plásticos para tener tarjetas de crédito más seguras. Pero lo que más hizo confiar a la actriz fue la actitud de la supuesta ejecutiva.
“Era una mujer que hablaba perfecto, amable, amorosa, súper atinada, cero ansiedad, era una experta. No había ningún atisbo de que no fuera alguien del banco”, declaró Necochea en entrevista con LUN.
La actriz contó que la mujer le pidió que corroboraba datos como su dirección, el nombre completo y el rut. “Le dije que sí a todo. Lo único que me llamó la atención fue que nunca entendió cómo se acentuaba el nombre de mi calle. Luego me dice que para activar el envío de las tarjetas a la casa me iba a llegar un mensaje de texto y que tenía que digitar el código en la pantalla del celular. Como soy acelerada lo hice rápido, pero me pidió que lo volviera a hacer un poco más lento. Cuando apreté el último número sospeché”, indicó.
La tensa llamada que casi hizo caer en una estafa a Necochea
Esa situación acrecentó la desconfianza. “Ahora, me dijo, necesitamos que vaya a buscar su tarjeta de coordenadas. Inmediatamente le dije que yo no le iba a entregar los números de la tarjeta de coordenadas. Pero me respondió muy calmada: ‘No señora María José, no me los tiene que dar, nosotros jamás le pedimos sus claves y blablabla, sólo tiene que digitar los números en el teléfono’. Ok, dije, porque digitarlo no me parecía grave, a veces el banco te pide digitar claves como un proceso de autentificación. Pero le dije que yo usaba el pinpass. Entonces me dijo que entrara a mi cuenta con el Pinpass, y ahí caché”.
¿Qué pasó después?: “Me puse nerviosa, le dije que estaba super atrasada y que me llamara después. Me bloqueé y corté. Al minuto llamé al banco y me dijeron que no estaban cambiando las tarjetas, que era una estafa y que cambiara todas las claves. La mujer quería recuperar mi clave de internet del banco y poder hacer transferencias”, dijo.
Unos días después, la misma mujer la volvió a llamar y le repitió el mismo libreto. “Le dije que no le iba a contestar nada porque sabía que era una estafa. Y ahí me cortó. No la increpé, porque ando en un modo zen después de pasar por un estado de salud delicado”. Esto último hace referencia a que recientemente fue diagnosticada con el síndrome de Guillain-Barré, una enfermedad autoinmune que ataca a los nervios.
No fue el primer episodio de esta índole que debió vivir. “El año pasado un hombre se hizo pasar por ejecutivo del Banco Falabella para avisarme que estaban usando mi tarjeta en Brasil y que si yo autorizaba el pago. Le dije que no y me bloqueó la tarjeta. No me pidió ningún dato. Me dio un número de caso para el seguimiento y me dijo que la tarjeta nueva podía ir a buscarla en la sucursal en 48 horas. Todo muy normal”, manifestó.
“Cuando fui a la sucursal me pasaron una nueva. Pero en la tarde me llamó el mismo ejecutivo y me dijo que como ya había ido a buscar la tarjeta ahora tenía que activarla. Me empezaron a llegar mensajes de texto de Falabella con tres o cuatro dígitos. Los primeros se los di, pero después me dice que tengo que darle los de la tarjeta de coordenadas. Me fui a mi computador y me di cuenta que tenía muchas alertas de Google porque estaban tratando de entrar a mi cuenta, al Gmail. Ahí corté. Días después me llamaron del banco para decirme que era una estafa y que había un funcionario involucrado”.
“He tenido suerte, pero la verdad es que uno se siente muy vulnerable, no puedes confiar en nada. Hasta cuando yo llamo al banco me genera desconfianza, como que uno quisiera volver a lo análogo, a lo presencial, ir a la caja a pagar para evitar estar tan expuestos. Además que uno está muy dependiente de estos aparatos donde tienes metida la vida”, cerró.