Leopoldo Iturra

El año que los iquiqueños se quedaron sin estadio y debieron apretarse más que nunca el cinturón, están a punto de ser campeones.

La postal de Coates, Pereira y Muslera tirados en el piso, derrotados, y Alexis corriendo con la cara llena de gol, será inolvidable.

El Rey Arturo Vidal es hoy el alma y espíritu de la Selección. Lo irradia a sus compañeros y lo contagia a los hinchas.

Sería un tremendo error borrar la mochila del éxito, por muy pesada que sea. Hay que aprender a vivir con ella y aprovecharla.

El discurso del ex ayudante de Sampaoli muestra a la U casi como el Santos de Pelé o el Sao Paulo de Telé Santana. Los hinchas no son tontos.

Al arquero se le recuerda por las grandes atajadas y no por los títulos, minutos con la valla invicta, ni porcentajes de eficiencia en achiques o en centros descolgados.

Por mucho tiempo se miró con desprecio al doblista, algo tan absurdo como pensar hoy que el arquero de fútbol juega ahí porque es malo para la pelota.

Los procedimientos de las toneladas de sal y calentar la arcilla de madrugada con latones y sopletes con los años pasarán a ser estudiados en las escuelas de Geología.

Paradójico es que no tenga una cancha digna un país que tuvo un número uno del mundo, dos campeones olímpicos de tenis y una final de Copa Davis.