HALTEROFILIA

Lydia Valentín logra el bronce y la cuarta medalla para España

La leonesa, cuarta en Londres 2012 pero finalmente oro por la sanción de dopaje de sus rivales, fue tercera tras lavantar 257 kg en la categoría de -75 kg.

LARRY W. SMITHEFE

Lydia Valentín ya ha vivido su momento. Miró fijamente al público de Riocentro, resopló y levantó en el ejercicio de dos tiempos 141 kilogramos en la categoría de halterofilia -75 kg. Cuando soltó la barra, ya sabedora de que la medalla era suya, pegó un grito que se escuhó hasta en Copacabana. La leonesa ya sabe lo que es saborear la consecución de una medalla olímpica, un bronce que le sabe a oro por todo lo que ha padecido. El deporte se vive desde la emoción, y los instantes valen más que los propios metales. En Londres 2012, Lydia Valentín se frustró al quedarse fuera del podio por únicamente tres kilos de diferencia. No pudo levantar los 148 en el ejercicio de dos tiempos y quedó cuarta. Recientemente, se demostró que sus tres rivales habían competido dopadas y virtualmente el oro olímpico también es suyo, a la espera de la confirmación que depende de la burocracia.

La final comenzó con la técnica de arrancada, donde Lydia Valentín culminó su actuación en segunda posición. A la primera levantó los 112 kg con los que inauguró su camino a la medalla en esta final olímpica y llegó a los 116 en el segundo intento. Aireó los puños, hizo un corazón con sus dos manos, regaló una sonrisa y gritó de rabia. La leonesa pasó de la fuerza bruta a la dulzura en un santiamén, lo que tardó en retirarse de nuevo, esperando la competición de la coreana Sin Ring Jon, campeona olímpica en Londres en la categoría de -68kg. Va sobrada la asiática, con su pelo cortado a tazón, una fuerza bruta de la naturaleza. Inalcazable para nadie. En dos levantamientos ganó el oro. Levantó 120 kilos en arrancada (en menos de un segundo la barra pasa del suelo a la cabeza) y 145 en dos tiempos (se pueden colocar los pies en diferente plano), luego prosiguió hasta los 162 en una demostración de su hegemonía.

La pugna de Valentín por la medalla se dirimió con la bielorrusa Darya Naumava y la colombiana Ubaldina Valoyes. Siempre por detrás la sudamericana, muy apoyada en las gradas por la animosa afición de su país, no logró levantar 138 kg en la técnica de dos tiempos, después de acabar en 111 en arranca, por debajo de la española. Se quitó el cinturón y las zapatillas, en clara señal de redención, y saludó al público, que la ovacionó. Justo después, Valentín levantó sus 141 kilos con los que ponía fin a su participación. La bielorrusa se llevó la plata al levantar 142. No hubo opción más. En apenas una hora de máxima intensidad y concentración se resumió el momento de Lydia, la leonesa que, por fin, ganó y disfrutó de una medalla, que besó y mostró en lo alto de un podio, algo que no pudo hacer en Londres 2012 y que también mereció.

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