ADN RadioConcierto Radio
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

REPORTAJE

El mal estado de las canchas sintéticas que tiene a Quillota y La Florida en la mira de la ANFP

La calidad de ambos recintos se distancian de una certificada por la FIFA como El Chinquihue. La localía de San Luis y Audax podría peligrar en el futuro cercano.

Actualizado a
El mal estado de las canchas sintéticas que tiene a Quillota y La Florida en la mira de la ANFP

Polémica hubo el pasado 20 de febrero tras el partido de San Luis de Quillota y Everton. Wilson Morelo, delantero del cuadro de Viña del Mar, acusó al pésimo estado de la cancha por el desgarro que sufrió durante el partido: “Es de no creer la cancha del equipo de San Luis. Ni pasto tiene. Literalmente está el jugador corriendo en el piso con cauchos. Esto es anti fútbol. No pueden existir estas canchas. Es una falta de respeto”, dijo el colombiano en su cuenta de Instagram.

El mal estado de las canchas sintéticas que tiene a Quillota y La Florida en la mira de la ANFP

Más allá de las razones de la lesión de Morelo y otros detalles del juego en cancha sintética, el estado que tienen estas canchas está bajo la lupa por su deficiente calidad. Existe un verdadero problema, sobre todo en las más usadas en el fútbol profesional: La Florida y Quillota. En ambos lugares están conscientes de estas falencias y los problemas que significa tener un campo en malas condiciones.

Los mayores problemas se ven en la utilización en exceso del caucho y arena de cuarzo, materiales que normalmente se utilizan para la mantención de estos campos, que no sólo afecta el rodar del balón. También cambia la pisada y la velocidad del juego. Distintos cancheros del medio nacional, comentaron a AS Chile que el mayor problema hoy es la “alfombra” de las canchas sintéticas. Ambas canchas, por su uso, se han visto afectadas y necesitan un cambio urgente.

No es menor. Actualmente las canchas se encuentran en su límite de vida útil, que ronda los 7 a 8 años. Las mantenciones rutinarias, que consisten en el levantamiento de los pelillos y emparejamiento del campo, ya no están dando abasto. A lo que se suma que ni la cancha del Bicentenario de La Florida ni el Lucio Fariña de Quillota están certificadas por FIFA. Y tampoco lograrían estarlo en las condiciones actuales.

Según la base de datos de FIFA, en Chile hay 14 canchas certificadas para jugar fútbol, en donde destaca El Chinquihue (Puerto Montt), Estadio ANFA (Chillán) y La Pintana Field (Santiago). Esta certificación está basada en el “Programa de calidad de la FIFA de césped artificial” de octubre de 2015, que sirve como marco para las asociaciones y confederaciones para el uso de este tipo de terrenos. Este documento muestra el proceso completo, desde el desarrollo del campo, prueba de laboratorio, instalación y las pruebas en terreno.

Este sello de calidad implementado por FIFA es necesario para los partidos de fútbol internacionales de clubes y de seleccionados, mas no en el uso de los torneos locales de cada federación. En ese sentido, en la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) no existe reglamento sobre los requerimientos mínimos que debe tener estos campos de juego. Eso hasta ahora.

El ente rector del fútbol nacional tiene en carpeta una propuesta que buscará regular estos campos de juego para su uso en el fútbol profesional. Desde Quilín comentaron sobre esto a AS Chile, confirmando que se está trabajando en la licencia de clubes, “reglamentación que entrará en vigencia en los próximos meses, y que contempla un apartado sobre las canchas, siguiendo los lineamientos de FIFA, que en el caso de los terreno de césped artificial deberán cumplir las normas de calidad que esta (FIFA) impone y las aprobaciones correspondientes”.

Esta situación dejaría en jaque la localía de San Luis de Quillota y Audax Italiano hasta que recambien sus campos, cuya situación recién están estudiando. Una certificación que implica mayores costos en la puesta en marcha (materiales más caros) y en la mantención (la certificación es anual o bi-anual). De hecho, en el municipio de Quillota tienen un plan que iría al límite de los plazos puestos por la ANFP.

Víctor Vargas, administrador de la cancha de Quillota dijo a AS Chile que este año empezarán el proceso para conseguir fondos y realizar la licitación: “No hay forma de hacerlo con fondos propios. Estas son postulaciones mayores que requieren de dineros sectoriales. Estamos hablando de una inversión no menor a los $120 ó $150 millones. Esperamos en marzo tener un preinforme elaborado y en el primer semestre tener la presentación formal para el proyecto de reposición a los organismos que nos financiarán. Y a final de año o a más tardar en los primeros meses del 2018 tener la nueva cancha instalada”.

A través de un correo electrónico, Audax Italiano respondió a AS Chile detalles de la mantención que realizan de manera rutinaria al campo de juego sintético, pero no se quisieron referir a otros temas en detalles.

Más que fútbol, un beneficio social

Las canchas de césped sintéticos tienen un uso más que el futbolístico y por eso las Municipalidades, que en su mayoría tienen la administración de estas canchas, prefieren este tipo de campos antes que el pasto natural. Las canchas de pasto natural pueden ser utilizadas como máximo 8-10 horas a la semana, aunque lo recomendable es menos. En cambio las canchas sintéticas pueden ser usadas hasta cuatro veces más. Esto permite realizar más eventos y actividades sociales para la comunidad. Además, el costo de mantención es menor en el caso de las sintéticas. Si el fútbol profesional empieza a pedir mayores estándares en las canchas, como El Chinquihue, no sólo el costo de su implementación y certificación sería más alto. La mantención aumentaría fuertemente y no se sabe si los municipios van a querer realizar esa inversión, como es el caso de La Florida. De hecho, la Municipalidad de Puerto Montt gasta $6 millones de pesos en mantención durante 12 meses (dos veces por mes) y tienen estimado empezar a revisar la carpeta en 2020 para ver si es necesario un recambio que, según el administrador de la cancha, Ricardo Gajardo, “puede llegar a costar alrededor de $300 millones”.