TECNOLOGÍA
¿Adicto al WhatsApp? 5 consejos para poner freno
Llama más, evitarás malos entendidos; desactiva las notificaciones, no estés obsesionado con las luces o las vibraciones; activa más el modo avión, te sorprenderán los resultados.
Acostarte repasando estados, fotografías, leyendo, mirando… levantarte y ver quién te ha escrito, quién no, saludando, enviando una imagen, mirando los nuevos estados (estados que dicen quién los ha visto…) Si esta es tu rutina diaria eres adicto al whatsapp.
No te preocupes, estamos ante el momento de ponerle freno. Dicen algunos psicólogos que aleja de la vida real. Prefieres chatear con tus amigos a verles en directo, porque cuando estás con ellos haces lo mismo con otros amigos… y es verdad que eso es un problema. ¿Falta de interés? Tal vez la sensación de que lo que está fuera siempre es mejor. Y no es así.
Ahora que llega el verano, sería genial que pusieras en práctica algunos consejos que te damos hoy para que tu ‘adicción’ sea más liviana, ¡la cabeza necesita desconectar!
¿Conoces el modo avión?
Sí, verdad… sencillo, fácil… prueba a ponerlo cuando vayas a conducir. Total, está prohibido mirar el móvil y aprovechas y consumes menos datos. Intenta que cuando veas una película, en casa o en el cine se repita la acción. Y si puedes, al menos dos horas cada día, mientras estés trabajando, con la bici, en el gimnasio, en casa haciendo otras cosas… no se encenderá ninguna luz y verás como parece que el tiempo te cunde más.
Cuando llevamos el móvil encima nos pone nervioso ver una luz o sentir una vibración de notificación y no hacerle caso. Por ello, podría ser una buena idea buscar un sitio alejado de tu campo visual para situar el teléfono. Una estantería, una mesa, el bolso… un lugar donde no veas el teléfono a todas horas. Ese contacto es fundamental para que la adicción sea más liviana. Si te cuesta mucho hacerlo, piensa qué te está ocurriendo.
Desactívalo todo
Para evitar el ruido o vibración de todas las notificaciones es recomendable silenciarlo todo, salvo a lo mejor las llamadas. Con todas las redes sociales activadas, los correos, los mensajes de texto… al final el día es un continuo ruido. Y para intentar que no nos absorba por completo debemos darnos cuenta que silenciarlo y no notar las vibraciones es un gran paso. Intenta probar por horas. Lo dejas en un sitio como hemos dicho, y lo vas a mirar de hora en hora. El primer día será difícil; el segundo menos… y poco a poco irás teniendo tú el control sobre el teléfono y el wahtsapp. Reconoce que no pasan tantas cosas interesantes.
No controles. No dejes que te controlen
Un gran reto hoy en día con el uso del whatsapp es el control de otras personas. Especialmente peligroso es el relacionado con las parejas. El doble check azul no ha ayudado (todos sabemos que lo ha leído), o ver a la otra persona ‘en línea’. Piensa por un momento que pueda estar conduciendo; piensa que puede estar cocinando y tener las manos sucias y no poder responder. Puede estar trabajando y haberlo dejado abierto pero no darse cuenta… piensa que tal vez en ese momento no puede dedicarte todo el tiempo que quisiera para ti y espera a estar libra para responder como mereces.
No hay que pensar siempre que no quiere responderte o que está haciendo algo malo. No es sano y te hace daño ese pensamiento. Cuando uno está al otro lado esperando el tiempo no corre pero cuando la otra persona está ocupada, el tiempo es diferente y no tiene esa sensación.
Protégete
Tal vez no te guste, pero que nadie vea si estás o no en línea es una de las mejores cosas que puedas hacer. Ni tus amigos, ni tus jefes, ni tus compañeros de trabajo, ni tu vecina… nadie, verás las veces que miras tu móvil. Es muy importante, más de lo que crees. Incluso puedes desactivarla. Siempre puedes decir que es por trabajo, pero estarás protegiendo un poquito de tu privacidad, nadie tiene por qué saber si lees o no un mensaje.
Llama de vez en cuando
Hazlo. Al principio te dará pereza, pero es más sencillo. Seguro que has tenido en algún momento discusiones casi por malentidos. Y que es lo que se escribe no tiene tono, y la persona que lo lee puede estar enfadada, esperando otra cosa, no te entiende… por eso, llama. Para dar una buena noticia, para dar una mala. Para quedar. Para resolver una espera de manera sencilla. Llamar te evitará situaciones incómodas. No vale ya varios ‘jejejej’ que todos sabemos que al final no dicen nada, o el clásico ‘es broma’. Los tonos no se escuchan y son fundamentales para no herir a nadie.