¿Cuánto calcio y vitamina D necesitamos realmente?
La ingesta dietética de calcio en España está por debajo de las recomendaciones, así como los niveles de vitamina D, a pesar de vivir en un país soleado
El calcio y la vitamina D son elementos imprescindibles para asegurar una buena salud ósea, pero cuando se requieren suplementos resulta imprescindible elegir las dosis adecuadas y seleccionar a la población óptima para maximizar sus beneficios para la salud y minimizar algunos posibles riesgos.
Niveles necesarios de calcio y vitamina D
Los requerimientos diarios de calcio se estiman adecuados entre 1.000 y 1.200 mg y pueden obtenerse con relativa facilidad a partir de la dieta, o mediante alimentos suplementados. Sin embargo, una parte sustancial de la población no alcanza estos requerimientos; además, pacientes con intolerancia a la leche, limitación de la secreción gástrica por edad, de causa autoinmune, por el empleo de determinados fármacos, gastrectomía u otras causas o malabsorción, precisarán suplementos de calcio nutricionales o farmacológicos.
Los requerimientos de vitamina D se estiman en 800-1.000 UI, pero pocos alimentos la contienen, y la síntesis cutánea, incluso en áreas de alta insolación, resulta insuficiente, para obtener niveles séricos de 25(OH)D adecuados (marcador del estatus corporal en vitamina D por encima de los 30 ng/mL), necesarios para una respuesta biológica óptima en hueso y otros órganos y tejidos diana. Por ello, cuando estos niveles son insuficientes, debe efectuarse suplementación mediante vitamina D farmacológica o aumentar la ingesta dietética de alimentos enriquecidos en vitamina D.
La mujer necesita un gramo diario de calcio hasta su menopausia y 1.5 gramos a partir de ella (si no toma terapia hormonal); según indica el Dr. José Luis Neyro, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Cruces en Barakaldo (Bizkaia), “la mejor manera de adquirir el calcio es incorporando a la dieta las verduras de hoja verde (rúcula, espinacas, acelgas, berros, canónigos.., y, sobre todo, brócoli), así como pescados azules (sardinas, salmón....), naranjas, frutos secos y lácteos en abundancia”.
Respecto de la vitamina D, es sabido que su producción endógena disminuye después de los 50 años; “ese parece ser un buen momento para determinarla en sangre y empezar a cuidar sus niveles, pero sin confiar solo en la dieta para conseguirlos”, advierte el experto del Hospital Universitario Cruces.
Actualmente, como destaca la Dra. María Jesús Moro Álvarez, vicepresidente de la SEIOMM, “la ingesta dietética de calcio en España está por debajo de las recomendaciones”. Cuando se considera el total de los alimentos, la ingesta de calcio dietético es de 991 ± 359 mg; el aporte estimado de calcio en forma de lácteos es de un 70% y un 30% de otros alimentos (lo que supone unos 200-400 mg/día).
“El calcio administrado con la dieta tiene diversas ventajas sobre el administrado farmacológicamente en forma de suplementos: la más importante es que por sí mismo optimiza el pH gástrico, lo que facilitará su absorción; además, el/la paciente no tiene sensación de estar en tratamiento, lo que significa una gran mejoría en su calidad de vida, mejorando la adherencia, algo fundamental en tratamientos crónicos”, apostilla la vicepresidente de la SEIOMM.
La paradoja de la vitamina D en España
Especialmente llamativo es el déficit de vitamina D en la mayor parte de la población española. “El problema está en que las personas de nuestro país no hacen una exposición solar regular a lo largo del año y en la cantidad necesaria, ni siquiera en las zonas más soleadas”, argumenta el Dr. José Luis Neyro; además, añade, “los que vivimos en la España verde solo disponemos de unas 1.500 horas de sol al año, y eso es muy poco”. Junto a esto, se sabe que el sol solo es capaz de fabricar vitamina D en casi todo el hemisferio norte entre mayo y octubre, y ello tomando 15 minutos de sol en cada jornada y al mediodía. Por otra parte, las cremas de protección solar con factor superior a 8, de uso generalizado, invalidan la acción del sol sobre la piel para fabricar vitamina D.