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SELECCIÓN

Radiografía a los rivales de la Roja en la Copa América 2019

Uruguay, Ecuador y Japón serán los primeros obstáculos y, por sus contenidos futbolísticos, cada elenco implicará un desafío distinto para Chile.

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Radiografía a los rivales de la Roja en la Copa América 2019

El sorteo de la Copa América que se llevará a cabo en Brasil durante el 2019 definió que Chile integrará el Grupo C del certamen y deberá enfrentar a Uruguay, Ecuador y Japón. Ambos rivales sudamericanos son viejos conocidos para la escuadra que hoy dirige Reinaldo Rueda y el elenco asiático será toda una novedad en el contexto de un torneo de esta naturaleza. Sin embargo, las tres selecciones poseen atributos futbolísticos que bien vale la pena consignar.

Uruguay: el continuismo de Tabarez

Lo de que desarrollan los charrúas en la cancha no debería ser ninguna sorpresa para la Roja. Óscar Washington Tabárez dirige al cuadro celeste desde el año 2006 y su labor ha consistido en otorgarles un perfil contemporáneo a los contenidos futbolísticos de siempre del balompié uruguayo.

La selección charrúa sustenta su accionar en la fortaleza defensiva, con hombres de gran nivel internacional como el zaguero Diego Godín, y una estrategia de custodia de la portería conservadores, detrás de la línea de la mitad de la cancha. Algo netamente funcional con el tono de sus defensores: tipos fuertes, espigados, dominantes en el juego aéreo y con máxima eficacia en espacios reducidos, sin tener que desenvolverse en amplias zona de la cancha.

En la fase ofensiva, el juego del elenco celeste está dominado por la mayor utilidad de las acciones con balón detenido, aprovechando su gran poder aéreo y el alto rédito de los segundos balones o rebotes, sobre todo en el área penal. Lo otro vital en el ataque charrúa es el poderío de su individualidades: Luis Suárez y Edinson Cavani, están entre los mejores delanteros del mundo, poseen enorme capacidad de gol y fuerte desequilibrio en el mano a mano.

Ecuador: volvió 'Bolillo' Gómez

Todo fue decepción en Ecuador en la recta final de las Eliminatorias que concluyeron con la selección fuera de Rusia 2018. Intentando hacer borrón y cuenta nueva, la federación local trajo de vuelta a Hernán 'Bolillo' Gómez, quien clasificó a la escuadra sudamericana a su primer mundial para Corea-Japón 2002.

El proceso del DT colombiano ya está en marcha y la forma futbolística de los ecuatorianos no debería implicar grandes transformaciones, a partir de lo que fue su anterior ciclo. 'Bolillo' Gómez instauró el sistema táctico 1-4-4-2 que ya es parte de la esencia en la selección sudamericana.

La faena ofensiva exhibe como ejes el ataque rápido ante un elenco rival mal parado en defensa o si no el juego elaborado, aunque sin exagerar el toque, en caso de un oponente más armado en retaguardia. También contempla un fuerte énfasis en las combinaciones por las bandas, a raíz de las interacciones reiteradas entre el lateral y el extremo respectivo, buscando llegar por las puntas para dirigir el balón hacia los dos atacantes con centros o habilitaciones.

En defensa, Ecuador pone énfasis en el retroceso conjunto, con las dos línea de cuatro separadas por no más de 10 metros, e intenta la recuperación del balón principalmente en el último cuarto de cancha. Puede parecer un riesgo defender tan cerca de la portería, pero es en esta zona donde el elenco es más efectivo. Eso además le permite contar con muchos metros por delante para aprovechar, en ataque, la velocidad y potencia de los hombres en ofensiva.

Japón: el Harakiri en Rusia

No fue mala la actuación de la selección nipona en la pasa Copa del Mundo. Los asiáticos avanzaron hasta octavos de final y fueron eliminados por Bélgica en partido muy comentado: vencían por 2-0 en el complemento, pero el cuadro europeo dio vuelta el marcador en el último segundo del encuentro, sellando el 3-2 final con un lucido contraataque.

Para los japoneses fue un verdadero Harakiri, pues en un momento por el trámite del duelo el paso a cuartos parecía sentenciado. Sin embargo, la puesta en escena del elenco de Asia sirvió para poner nuevamente en la escena internacional su accionar futbolístco.

Los nipones son una escuadra que intenta generar juego asociado a ras de piso e intenta llegar tocando al arco rival. Ponen énfasis en la generación de combinaciones, ante la carencia de un virtuosismo máximo en el dominio individual del balón, y exhiben un interés permanente por encadenar situaciones repetitivas de ataque.

Tal vez, la principal flaqueza de los asiáticos radica en la labor defensiva. En este plano, la ingenuidad los define. Son disciplinados y se ordenan bien atrás, pero les falta el paso evolutivo siguiente. No basta solamente con estar solo bien parados: es necesaria también una cuota de agresividad defensiva para ir en busca del balón y así imponerse en los duelos individuales.