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Así te queremos ver, Vidal

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Se las mandó Arturo Vidal en los más de 20 minutos que jugó en el triunfo por 1-0 del Barcelona contra el Real Madrid, en el Estadio Santiago Bernabéu. Durante la recta final del partido, Ernesto Valverde puso al mediocampista para 'otorgarle músculo' a la zona de volantes, como al DT le gusta decir, y el chileno respondió con excelencia durante la segunda victoria a domicilio de su equipo. Antes, los blaugranas aseguraron el paso a la final de la Copa del Rey con un sorpresivo y categórico 3-0, en Madrid.

Vidal ingresó en la posición de mediocampista interior derecho, junto a Sergio Busquest e Iván Rakitic. El reemplazado fue el brasileño Arthur, lo que refleja una verdad evidente: el catalán y el croata son titulares fijos para Valverde, pero la incógnita persiste en torno al nombre del tercer volante, rol por el que han luchado, en lo que va de la temporada, el hombre de la Roja, Sergi Roberto y Arthur.

Desde que llegó en agosto de 2018, sin duda que Vidal jugó su mejor partido en el Barcelona. Se impuso en cerca de la totalidad de los duelos mano a mano que disputó. Sus quites fueron pulcros, pertinentes, sin contaminar la acción con un roce previo o posterior innecesario frente al rival de turno. El trabajo defensivo de los catalanes agradeció su presencia cuando el Real Madrid tuvo mucho más tiempo el balón y atacó con peligro en pos de la paridad.

En otro momento, y considerando su inventado antimadridismo, pudo haberse enfrascado, en cada una de estas acciones, en altercados con los rivales. El escenario estaba pintado (un clásico para todo el mundo y en la casa del archirrival) para que se las diera de 'choro', un error en el que a veces cae. Sin embargo, el chileno se dedicó únicamente a jugar. De hecho, cerca del epílogo, en uno de los conatos del duelo, fue uno de los que intentó calmar la situación para que el partido continuara su curso. 

Con la mente solo puesta en sacar el partido adelante y acercarse a los niveles de rendimiento exhibidos en la Juventus y en el Bayern Munich, Vidal no estaba para leseras. La impresión dejada fue que le dio algunas vueltas -quizás por iniciativa propia o a sugerencia de la gente del club- a su genuina misión en el cuadro catalán: alzarse como un tipo de moderada agresividad, seguro con la pelota en los pies, impasable en el frente a frente y dispuesto a respetar el orden que caracteriza a los catalanes en la mitad de la cancha.

Quedaron en la retina sus magnífica acciones de recuperación del balón. Pero centrar el análisis solo en esto, resultaría incorrecto. Más que nunca se le vio seguro en la circulación de la pelota: trianguló con precisión y claridad, fue un apoyo confiable y dispuesto a mostrarse en todo momento para recibir el balón. En ese contexto, la pelota podía 'quemar', porque el cuadro local 'apretaba' en la cancha, pero el chileno sacó la cara futbolística con personalidad. Si hasta asistió a Lionel Messi en un disparo del argentino que rozó el ángulo superior derecho y estuvo a punto de sentenciar el pleito antes del pitazo final.   

Con su brillante actuación, Vidal dio un gran paso en su lucha por ser él el tercer mediocampista en el equipo que dirige Valverde. Se aproxima, para el Barcelona, la recta final de la temporada, con la final de la Copa del Rey e instancias decisivas en la Champions League. Los catalanes necesitarán en el mediocampo un 'monstruo' en la marca, con orden a la hora de defender, funcional al gran juego de toque del equipo y que no ande de 'choro' por la vida, enredándose en tonteras con los rivales. Ante el Real Madrid quedó claro que Vidal puede cumplir, cabalmente, con la lista de requisitos.