La odisea de correr un WRC con un auto de tracción simple
Condiciones a las que no están acostumbrados debieron superar los pilotos de la R3 y R2 del RallyMobil, desde el cambio en el piso a correr sin luz día.
Un desafío sin precedentes para muchos pilotos chilenos fue el debut del WRC en Chile. La carrera en Concepción fue tres veces más larga que una promedio del Rally Mobil, y eso lo sufrieron todos, pero especialmente los pilotos de las categoría R3 y R2.
Los autos de tracción simple en el campeonato nacional siempre parten primero, pero en el WRC no es así. La grilla la comienzan los pilotos prioritarios, que generalmente son de las categorías más rápidas, motivo por el que los R3 y R2 venían en el final de la fila.
Así, una de los principales obstáculos fue superar las piedras y palos que debajan los autos del WRC en el camino. "Es complicado porque estás corriendo, tienes tu hoja hecha, pero el camino varía respecto al reconocimiento y eso nos hace corregir todo. Fue una gran experiencia, pero también muy compleja", comentó Tomás Cañete, navegante de Emilio Rosselot en la R3.
El ganador de la R2 en el WRC en Concepción, Patricio Muñoz, confirma la postura de Cañete. "Fue larguísimo, pero hablamos MIcky (Recalt, su navegante) de que nos tomáramos con calma los primeros prime. Había que llevarlo día a día porque son dos (Rally) Mobil", comentó.
"La superespecial nocturna estaba hecha para autos de tracción integral, y ahí te das cuenta que a los tracción simple les cuesta", agregó Muñoz.
Para Eduardo Kovacs, todas son cosas que se podían prever. "El auto lo preparamos para esto, lo levantamos. Sí preocupa el hecho de que los WRC van dejando piedras en el camino, y nosotros tene,os que evitarlas", indicó.
"Previmos también el tema de la poca luz al final. Nosotros fuimos con focos, algo que también preparamos al igual que la psición y la seguridad", indicó Kovacs.
De todas maneras hubo sacrificios que superaron sin problemas los pilotos que lograron terminar la primera edición del WRC en Concepción.