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Entrevista AS

El niño de la foto que celebró el bicampeonato de la U el 2000 y que hoy juega en Primera B

Joaquín Aros es hijo de Mauricio, figura de los azules que ganaron ese título hace casi 20 años. Así recuerda esa etapa y los meses en los que más tarde fueron compañeros.

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Joaquín Aros es hijo de Mauricio, figura de los azules que ganaron ese título hace casi 20 años. Así recuerda esa etapa y los meses en los que más tarde fueron compañeros.

La vida de Joaquín Aros (24) siempre giró en torno al fútbol. El actual jugador de Deportes Temuco vivió su infancia acompañando a Mauricio, su padre, quien brilló en la U entre 1998 y 2000 ganando cuatro títulos. En el festejo del bicampeonato del año 2000, Joaquín fue uno de los protagonistas. Apareció en una de las fotos más icónicas del día que los azules ganaron aquel torneo. Esta semana lo recordó en una publicación de AS Chile en su cuenta de instagram.

"Son recuerdos hermosos. Creo que dentro de lo más bonito de la carrera de mi papá fue haber jugado en la U. Cuando jugaban de local, solía entrar a la cancha con él y hoy veo las fotos de esos años y en la mayoría salgo. En esos tiempos los hijos de los jugadores podían salir, entonces claramente es de los recuerdos más gratos de mi infancia", expresa Aros en conversación con AS Chile

-¿Qué le comentaba su padre sobre ese equipo?
-Por lo que siempre me dice, la relación de ese grupo era muy buena. Era un equipo muy humano. Hasta el día de hoy él tiene cercanía con varios jugadores de ese plantel, sobre todo con el 'Heidi' González. Yo cuando niño compartía con su hijo, que también sale en las fotos de esos años. 

-¿Cuándo tomó consciencia del trabajo de su papá en esos años?
-En esa edad no lo asimilaba tanto. Después cuando pasan los años me di cuenta del cariño que los hinchas de la U le dan a mi papá, eso me enorgullece bastante. He tenido la suerte de jugar ante la U en el Nacional y él me ha podido ver en el estadio y le siguen agradeciendo. Eso me sorprende y a él lo pone feliz por lo que consiguió en el club: fue campeón, logró uno de los mejores niveles de su carrera y pudo llegar a un Mundial. 

-¿Hay un hecho en especial que recuerde de esos años?
-Hubo una campaña impresionante, que estuvieron como 30 partidos sin perder (N. de la R: 33 partidos sin derrotas en 1999) y hoy no es fácil de ver. Era un equipo muy potente, con muchas variantes y calidad en todas las líneas. Me enorgullece que mi padre haya sido parte de ese plantel. 

-¿Usted se identifica con la U por el paso de su papá ahí?
-La verdad es que toda mi familia es de la U, partiendo por mis abuelos, tíos y mi mamá. Yo crecí y siempre teníamos que ser hincha del equipo en el que mi papá jugara (risas), entonces hay un cariño grande a la institución, pero lo he dicho abiertamente que me hice hincha de Deportes Temuco, porque soy un jugador formado acá. De la U tengo lindos recuerdos, pero me debo a mi club. 

-¿Qué significaba para usted entrar a la cancha del estadio Nacional?
-Realmente una de las cosas con las que más me encariñé en el fútbol eran esas salidas de la barra. En esos tiempos eran permitidos los fuegos artificiales, las bengalas que le daban un toque distinto al fútbol y eran de las cosas que me encantaban de Los de Abajo. Esas salidas eran maravillosas. Ese ruido del túnel se sentía cómo cantaban, sobre todo para alguien de mi edad en ese momento. Esperaba a mi papá después del calentamiento y le gustaba salir de los primeros a la cancha. Además de las imágenes que tengo, busco esos momentos en YouTube.  

De hijo a compañero

Joaquín Aros es uno de los pocos que puede contar que fue compañero de su padre. Cuando recién comenzaba en el profesionalismo, el actual jugador de Deportes Temuco compartió plantel con su gran ídolo.

"Él se retiró en 2012 y tuve la suerte de alcanzar a participar en el plantel. Lamentablemente debuté un mes y medio después de su retiro. Solo entrenamos y fuimos compañeros por seis o siete meses, algo que no es habitual. Yo tenía como 16 años y estaba cumpliendo un sueño doble. Siempre he dicho que es mi mayor ídolo dentro del fútbol", recuerda. 

-¿Qué anécdotas tiene con él como compañero?
-Me retó un par de veces, me tocó la parte final de su carrera cuando era más enojón (risas). Me dijo un par de veces que en la cancha separábamos la cosas: dejábamos de ser papá e hijo para ser compañeros. Nos tratábamos con el respeto que corresponde. 

-¿Le pidió que reconsiderara su retiro para alcanzar a jugar juntos?
-Siempre se lo dije. La verdad es que hasta hace poco tiempo se lo había recriminado, que por qué no me esperó un poco más porque yo iba a lograr debutar. Fue extraño, pero me quedo con los momentos que compartimos y ya no podemos cambiar las cosas. Me hubiera encantado jugar un partido oficial con él, pero me siento afortunado de haber aprendido de él.