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REPORTAJE AS

"Nos sentimos abandonadas": el drama que vive la Primera B femenina

Desde el 18 de octubre de 2019, se han jugado cerca de mil partidos oficiales en Chile, pero ninguno del ascenso femenino. Jugadoras de la categoría cuentan cómo viven esta eterna espera.

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Desde el 18 de octubre de 2019, se han jugado cerca de mil partidos oficiales en Chile, pero ninguno del ascenso femenino. Jugadoras de la categoría cuentan cómo viven esta eterna espera.
@coquimbounidofutbolfemenino

Desde el 18 de octubre de 2019, día en el que se inició el estallido social en el país, en el fútbol profesional masculino se han jugado más de 800 partidos oficiales contando Primera División, Ascenso, Segunda División, Copa Chile y Supercopa. El caso del fútbol femenino es totalmente opuesto. Si bien en Primera A se han desarrollado más de 100 cotejos, la Primera B no suma encuentros. Es decir, dicha categoría lleva más de un año y medio frenada. Hoy, con AS Chile, varias de las afectadas revelan su sentimiento de abandono por una situación que, a su juicio, es insostenible.

La decepción desde adentro

Pía Espinoza tiene 23 años y es la capitana de Coquimbo Unido, cuadro que milita en la B femenina. Dicha institución, según su experiencia, es una de las mejores de la categoría en cuanto al trato con las futbolistas, pero sabe que esa realidad no se vive en toda la división.

"Desde el club nos han dado todo su apoyo, seguimos entrenando por Zoom, tenemos preparador físico y nutricionista propia, pero sé que no es la realidad de todos los equipos. Hay clubes que no entrenan desde 2019. En 2020 no se desarrolló el torneo de Primera B y nos quitó un año de competencia y eso es brutal, pierdes mucho rendimiento deportivo. No podemos permitir que pase otra vez, mataría a la categoría. La mayoría se desmotivaría y se iría", cuenta en charla con AS.

Andrea Petranyi (31) fue una de las pioneras en el equipo de Universidad Católica, pero después dejó el fútbol para dedicarse a su maternidad. A fines de 2020 la llamaron desde Deportes Melipilla y ella no dudó en volver. Sin embargo, es enfática al hablar de las precariedades de la categoría.

"No hay ningún permiso que nos avale y apoye para poder entrenar. Yo soy profesora de Educación Física también y lo que pienso es que vamos en decadencia. Es muy complejo entrenar en la casa. Teníamos una unidad de grupo física y técnica, pero se pierde muy rápido. Las condiciones no son iguales para todas", dice.

"¿Cómo es la relación con el club? Bastante fría. No tenemos vínculo con ellos, es el cuerpo técnico que se comunica con ellos y mientras no tengamos autorización de la ANFP para entrenar, todo será por cuenta nuestra. Si entrenamos es porque nosotros queremos estar en forma", comenta.

"Es difícil mantener el foco, porque la mayoría trabaja o estudia. Lo que nos motivaba era jugar el fin de semana y ahora todo es incierto. La diferencia se ve en la plata, porque no veo diferencias entre nuestro equipo y el que tiene el Vial y Universidad de Concepción. Entonces al no tener plata, no se podría pagar el protocolo Covid. El club no nos ha dejado solas, aunque en realidad es por parte de los profesores, porque relación con la gerencia de Huachipato, no tenemos. Tenemos el apoyo de la ANJUFF, pero falta hacer presión por parte de los clubes y sus presidentes, pero lamentablemente apenas nos conocen", dice Tamara Urra, capitana de Huachipato.

El dolor de la ANJUFF

Iona Rothfeld es la fundadora y directora de la ANJUFF (Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino). Dicha entidad ha seguido de cerca la situación del fútbol femenino y ha intentado no perder la comunicación con las afectadas por la situación. Rothfeld no oculta su malestar y preocupación por lo que se vive en el ascenso femenino.

"Estamos hablando de 17-18 equipos que, de tener como mínimo 21 jugadoras en sus planteles, serían más de 350 futbolistas afectadas. Acá hay una responsabilidad de los clubes, porque al existir la dualidad de la Federación con la ANFP que responde a un Consejo de Presidentes, es dicho consejo quien vota y lleva la batuta de lo que pasa con el fútbol chileno. Ellos fueron los que votaron por no tener el torneo de Primera B el año pasado y este año tampoco le han puesto urgencia a ese tema. Para mí más que un desinterés de las autoridades es una negligencia. Es una pena y nos duele", advierte.

Su crítica es fuerte y clara. "Entendemos que estamos en pandemia, pero tomándose las medidas correspondientes hemos podido realizar el Torneo de Transición del año pasado sin ningún rebrote en los equipos, y eso habla de la consciencia de los clubes y jugadoras. Hemos demostrado tener las herramientas aun cuando no nos han puesto las mismas condiciones que a los hombres para mantener los protocolos sanitarios, porque son de conocimiento público los rebrotes que ha habido en el torneo masculino. No se entiende por qué queda relegada nuevamente la B dejando a la mitad de las jugadoras de Chile sin competencia", argumenta.

Las razones de la ANFP y las autoridades para no retomar el torneo

Constanza Minoletti, Subgerente de Fútbol Femenino de la ANFP, reconoce que está preocupada por la situación que vive la Primera B, pero explica por qué dicha categoría no ha vuelto al ruedo.

"La primera razón es que la autorización del Ministerio del Deporte y las consecuenciales autorizaciones de desplazamiento del Ministerio del Interior están solamente para los campeonatos profesionales y semiprofesionales y en ellos están los tres masculinos y el adulto femenino de Primera División", indica.

¿Por qué ocurre eso? "Eso es fundamentalmente porque hay clubes, no todos, que están trabajando de manera profesional y otros de manera semiprofesional pero avanzando hacia lo primero y esa es una realidad que dista mucho de lo que ocurre en Primera B. Tenemos 18 equipos y de los cuales, nueve, nunca han participado del campeonato femenino. El año pasado iban a debutar, con un área que tenían que poner en marcha, registrar jugadoras, conseguir cuerpos técnicos y adaptar infraestructura, pero no alcanzaron a hacerlo. Eso significaría empezar de cero en un momento en el que, sanitariamente, creemos que extremadamente peligroso".

Sobre lo último planteado, Minoletti dice que intentar iniciar el torneo de la B, en este momento, es como "esperar que la guagua no gatee ni camine pero corra. Cuando uno echa andar un área hay una época de marcha blanca de error y ensayo, y este no es el momento para eso", afirma.

"En la división hay clubes que representan a zonas geográficas que tienen complejidad mayor al resto del país. Por ejemplo, problemas de conectividad. San Marcos de Arica y Deportes Copiapó son algunos de ellos. Para ellas, fecha a fecha es un riesgo adicional al impacto que ya generó la pandemia en esos lugares. El viaje más corto que hace Deportes Copiapó es de 14 horas en bus. No es lo mismo que te toque un viaje ocasional de esa índole a que todas las fechas sea así, con lo que implica la acumulación de personas en un bus y las concentraciones en hoteles. Los riesgos aumentan exponencialmente", complementa en su análisis la Subgerente de Fútbol Femenino.

La deserción y la pérdida de dos generaciones

Camila Vargas, capitana de Lautaro de Buin, está preocupada. Su equipo integra la Primera B y mira con preocupación el futuro, dado que la categoría recién retomaría sus actividades en el segundo semestre.

"Es muy complicado para todas las que llevan tiempo en este camino. Muchas han colgado los botines. Actualmente nuestras 'profes' nos motivan con charlas o reuniones, pero nos sentimos abandonadas. Es muy difícil estar de este lado de la vereda", manifiesta Vargas.

Andrea Petranyi es una de las jugadoras más experimentadas de Melipilla. Ella ya no sueña con llegar a la Roja, sino que sigue en el fútbol porque es una de sus grandes pasiones. Pero mira a su alrededor y ve cómo varias de sus compañeras más jóvenes pierden la motivación.

"Una es profesional, mamá y las prioridades cambian en un momento. Mis compañeras más jóvenes están muy frustradas y es triste, porque son todas muy chicas. Yo ya estoy en otra etapa de mi vida, no quiero llegar a la Selección, pero ellas sí sueñan con algo más".

Tanto en la ANJUFF como en la ANFP tienen claro que la deserción de las futbolistas puede ser una de las grandes consecuencias que genere todo este panorama.

"El país está perdiendo por lo bajo dos generaciones. Nos ha pasado toda nuestra historia: perdemos jugadoras porque no están las condiciones dado que los clubes no se hacen cargo. Las jugadoras se sienten pasadas a llevar porque en las divisiones menores masculinas aun cuando no haya torneo siguen entrenando, entonces está la diferencia de género dolorosa, palpable, como siempre y nadie se está haciendo cargo. Después la Selección clasifica a los juegos olímpicos y todos se suben al carro de la victoria", dice Iona Rothfeld.

Desde el lado de la ANFP, también dejan en claro su alerta. "Nos preocupa tremendamente la deserción que puede existir, aunque no solo en el fútbol femenino, porque el fútbol joven está en la misma situación. Pero antes nos preocupa su vida. Es un tema que estamos mirando y sabemos que no es la situación ideal, pero nuestro compromiso antes que su desarrollo deportivo es con sus vidas", señala Minoletti.

Y agrega: "Nuestro compromiso está. Desde el año pasado hasta ahora, hemos visto avances significativos en el fútbol femenino. La Primera A tiene un sponsor, un contrato de televisión específico, es decir, estamos creciendo en cuanto a la visibilidad de nuestro fútbol. Si conseguimos crecer en esos aspectos, todo se facilita. El público se acerca, las marcas se interesan e inyectan recursos para seguir avanzando en infraestructura y capacitaciones. Que hoy la base de la Selección esté en nuestra liga, es algo que nos desafía a tener un torneo a su altura. Y por algo, también, ellas han vuelto".

Las presiones innecesarias

A Camila Vargas le hicieron ruido las declaraciones que dio Pablo Milad el pasado 15 de abril luego de la clasificación de la Roja femenina a los Juegos Olímpicos de Tokio. “Vamos a poner todos los recursos, y todo el apoyo de la Federación, para cumplir el objetivo que es estar entre las cuatro primeras del certamen“, señaló el timonel de la ANFP en dicha oportunidad.

"¿Cómo exige de esa manera si ni siquiera potencian sus ligas, no hay fiscalización, ni profesionalización en el fútbol femenino? Hasta que llegue alguien que de verdad lo trabaje como corresponde, desde lo formativo, ahí si pueden exigir", dice la capitana de Lautaro.

Pía Espinoza, capitana de Coquimbo Unido, se hace una pregunta similar. "Con la selección chilena se ha visibilizado un montón el fútbol femenino, pero ¿cómo vamos a desarrollar buenas deportistas si nuestro fútbol es pésimo?"

El amor por la pelota, la única razón por la cual seguir

Todas las futbolistas entrevistadas en este reportaje llegan a la misma conclusión: la Primera B no es rentable, es un sacrificio sin nada a cambio. Pero, ¿qué les mantiene vivo el deseo por seguir luchando?

"Amo el fútbol, por eso sigo. El ejemplo de la Selección está. Soy joven y veo a las chicas que lo están logrando y me hacen pensar en que ¿por qué yo no?", comenta Espinoza.

"Sigo porque me encanta jugar. Acepté la vuelta porque me queda muy cerca de mi casa y porque disfruto ver a mis compañeras que tienen un propósito. Prefiero pensar en que todo cambiará cuando se dé el vamos a la categoría", afirma Petranyi.

"Yo trabajo los fines de semana en un local de comida en Talcahuano y también estudio. Pero continúo luchando en el fútbol porque es lo que amo. Es lo único que nos mantiene peleando", cuenta Urra, de Huachipato.

Por ahora, la espera de ellas continuará hasta, al menos, el segundo semestre.