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Entrevista AS

Fuera de Chile también notan el derrumbe de la Roja: "Perdió respeto; antes era una maquinita"

Carlos Guirland, el talentoso ex volante paraguayo que jugó en nuestro país, analiza el trascendental compromiso entre la Selección y la Albirroja. Igualmente elogia a Arturo Vidal.

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Fuera de Chile también notan el derrumbe de la Roja: "Perdió respeto; antes era una maquinita"
DANIEL APUYAFP

Este domingo, la Roja tendrá un duelo vital por las Eliminatorias. En San Carlos de Apoquindo, el rival será Paraguay y la misión no es otra que ganar. De lo contrario, Chile quedaría casi sentenciado a olvidarse del Mundial de Qatar 2022. En ese contexto, Carlos Guirland (53), el talentoso ex volante guaraní que jugó en nuestro país, charla con AS. Analiza lo que será el partido, pero también deja entrever que no le tiene mucha confianza a su Selección. Una que defendió en 10 ocasiones.

- ¿Cómo se imagina el partido de este domingo?
- Paraguay es un equipo que, de repente, no tiene mucha constancia. Hace un partido bueno y otro malo. Contra Argentina tuvo un juego compacto, con buenas alternativas, propuso, defendió, tuvo opciones. Defendiendo, hace buenos encuentros, pero se dificulta cuando tiene que ser protagonista. De tres cuartos para arriba, Paraguay es cambiante, y al técnico (Eduardo Berizzo) aún le cuesta encontrar el equipo ideal. Hace muchos cambios en cada partido. Arriba no tenemos la fuerza de antes. En el medio tenemos un poco más, tratamos de jugar, pero no somos tan fuertes. Hay pilares importantes en la defensa, pero arriba... Hay jugadores, pero el técnico se juega más por futbolistas que de repente no tienen ese aguante de molestar a los centrales, de saltar, de cubrir el balón.

- ¿Pero le convence el Paraguay de Berizzo? Lo escucho un poco desanimado...
- Lo que pasa es que desde hace un tiempo que siempre terminamos sufriendo. Eso nos duele bastante. Nunca terminamos un partido tranquilos, teniendo la pelota. Corremos más de lo que jugamos. Nos pasó contra Ecuador, Colombia, Brasil, en Eliminatorias.

- ¿Le tiene fe a Paraguay ante Chile?
- Chile tiene armas suficientes, futbolistas que juegan bien el balón, y a Paraguay eso le duele bastante. Chile está necesitado y va a salir a buscar. A Paraguay le va a ayudar la cancha, porque no es tan grande. Los espacios se van a cubrir mejor.

- A propósito de que me comentaba que no ha visto mucho a Chile, le cuento: a la Selección le está faltando generar fútbol, gol, y mucha gente está pidiendo la salida de Martín Lasarte. ¿Le extraña que la Roja esté pasando por este momento tan complejo? ¿Es el fin de la Generación Dorada?
- Y bueno... fue bicampeón de la Copa América. Era un maquinita de fútbol. En esos tiempos, te llenabas la vista viendo jugar a Chile, inclusive en el Mundial. Pero de repente viene el bajón. Lo que pasa que en ese momento, con todo el fútbol que generaba, ganando paso a paso, se fue ganando el respeto. Entraban a la cancha un poco predispuestos a cuidarse, a atacar y a jugar al fútbol. Eso es ganar respeto, que te tengan miedo. Así puede que te ataquen menos, que entren menos jugadores de habilidad y más de marca para jugar contra Chile. Y a medida que el resultado va bajando, uno también va perdiendo el respeto. Ya te juegan de igual a igual, se arriesgan más.

- O sea, ¿Chile perdió el respeto en cuanto a su juego?
- Sí. Lo ha perdido porque no está encontrando el timón, la manija. No es un equipo con el mismo nivel de siempre. Tal vez tiene jugadores que están apagados, porque ellos también tienen sus rachas. A Paraguay también le ha costado muchísimo. De repente, en la Selección paraguaya hay jugadores desconocidos, que no son tan importantes, que fueron nacionalizados. Entonces, le deja la duda al pueblo, que está ansioso, deseando lo mejor. A la larga, eso se transmite en el ambiente y le llega al grupo. Es importante la mentalidad de ganar, la fe. Y si uno no cree en el técnico, aunque tengas 10 psicólogos, no va a mejorar. Cuando se juega igual o más de lo que se corre, es lindo. Pero al revés es feo.

- Arturo Vidal retornará ante Paraguay. ¿Le teme o simplemente le guarda respeto?
- Sí, claro. Cuando está, se siente con personalidad. Se lo ganó. Te puede hacer jugar, te puede marcar, te puede hacer la pausa, te puede protestar, te puede enfriar el partido. También puede animar a sus compañeros.

- ¿De qué tiene que cuidarse Chile?
- No... Estamos tan jodidos como Chile (ríe). Puede haber una jugada de la galera, pero no... No hay José Cardozo, Santa Cruz, Cabañas. ¿Almirón? Me gusta, es rapidísimo, pero no es un jugador para crear, porque pone quinta, sexta y no tiene freno. Se va y choca. Va a ser más punzante si juega de punta a punta, picando en diagonal.

- ¿Cuáles son los recuerdos que tiene ante la Roja? Jugó un partido por la Copa América de 1991...
- Sí (ríe)... Chile nos agarró con un plantelazo: Zamorano, Rubio, Basay... Fue un partido para olvidar (4-0), pero fue lindo jugar contra ellos.

Una Libertadores perdida, el paso por Chile y su nueva vida

- En ese año, usted también jugó por Olimpia frente a Colo Colo, en la Copa Libertadores. ¿Esa final aún duele? ¿Le da vueltas en la cabeza?
- Me duele (ríe), porque era nuestra tercera final en Libertadores. En Paraguay tuvimos muchas opciones para marcar en los primeros minutos. Después, Colo Colo se asentó y nos complicó. Y después, ya en Chile, Colo Colo nos agarró con todo. Llegaron los goles y tuvimos una expulsión.

- Después, usted jugó por Audax Italiano y Deportes La Serena. ¿Cómo fueron esa etapas?
- Bien. Cuando me fui al Audax, hubo un caso que me dio risa, porque yo jugué muy joven al fútbol. A los 17 años, ya jugaba la Libertadores con Olimpia. Y cuando me preguntaron mi edad en Audax, y decía que tenía 28, todo el mundo se cagaba de risa, hasta el periodismo. Por suerte, los primeros partidos prácticamente no me marcaron, porque tenía una barba... Era flaquito. No tenía pinta de jugador. También fue difícil el compromiso, porque tenía que cubrir el espacio que dejaba Claudio Borghi. Yo quería cumplir mi trabajo. Pero a los grandes jugadores no se les olvida. Él jugó con Maradona, fue campeón, te sacaba pases de la galera, cosas que uno cree que hoy no existen en el fútbol. Había grandes jugadores: Sierra, Gorosito, Leo Rodríguez...

Carlos Guirland, en su etapa en Audax Italiano.
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Carlos Guirland, en su etapa en Audax Italiano.

- ¿Dejó amigos en Chile?
- Si, muchísimos. Siempre que voy, digo que va a buscarme mi señora de Chile (ríe). Es mi segundo país. Me abrió las puertas y yo hice hice lo mío para poder estar en Audax. Después también tuve la oportunidad de volver a jugar, pero se me antojó dejar el fútbol a los 31 años, y después me arrepentí. Cacho Malbernat me llamó para ir a Cobreloa. Pero ya era tarde.

- ¿Y a qué se dedica en la actualidad?
- Soy formador de jugadores en la parte técnica, en Asunción. Estuvimos en Misiones. Llevé cerca de 15 jugadores a Chile, como Manuel Maciel, Fabián Benítez... Gustavo Gómez, el capitán de la Selección paraguaya, también fue mi pupilo desde los 13 años. Estuvo cinco años conmigo, incluso viviendo en mi casa. También dirigí Ángel Cardozo Lucena y Jorge Recalde.