Minimalismo y acción continua: así es el flamante '9' de Colo Colo
Juan Martín Lucero dejó atrás una buena temporada en Argentina por llegar al fútbol chileno. Anotó 13 tantos en 2021 y en todos impuso su huella goleadora.
Finalmente se hizo realidad lo que Gustavo Quinteros buscaba desde la temporada pasada. El DT siempre quiso en Colo Colo un centrodelantero de nivel y ahora su anhelo se hizo realidad con la llegada de Juan Martín Lucero. Luego de un buen 2021 en Vélez Sarsfield (disputó 36 partidos y fue titular en 28 por la liga argentina), el ariete optó por iniciar una nueva etapa en Chile. Sus rasgos individuales de juego, a priori, anticipan la presencia de un hombre de jerarquía en la competencia local.
Minimalismo y eficacia
Lucero anotó 13 goles durante la temporada anterior, una cifra importante en un medio de máxima exigencia para cualquier '9' a raíz de la alta intensidad defensiva y la falta de espacios permanente. Solo en dos ocasiones, durante su carrera, superó la marca de goles del año pasado. Fue en la temporada 2013-2014 en Defensa y Justicia y cuando actuó actuó en Malasia en 2016, registrando entonces 24 y 16 tantos, respectivamente. El atacante, por lo tanto, recala en el Monumental en buen momento de forma.
Lucero es un definidor minimalista. Las conclusiones de las maniobras colectivas de ataque que lidera el argentino, en términos generales, destacan por la simpleza. Normalmente, resuelve en acciones de control y tiro. La conducción, dentro o en las proximidades del área penal, solo emerge en su repertorio cuando el envío directo al arco rival se encuentra bloqueado por los defensas oponentes y la búsqueda del claro para el remate o la habilitación es ineludible.
Por lo mismo, la facilidad de remate es uno de sus grandes recursos. Con tiempo y espacio suficiente, el nuevo fichaje de los albos demora nada en sacar el disparo. No exhibe dificultades para resolver indistintamente con cualquiera de los dos piernas. Su perfil es el derecho, pero las resoluciones con la izquierda, por velocidad de ejecución de la maniobra y potencia del impacto al balón, no expresan que actúa con la extremidad no dominante.
Otra faceta
El '9' de Colo Colo no es un centroatacante espigado. Está cerca del 1,80 metros de estatura, pero esto no le impide que el cabeceo sea también un contenido relevante de su juego. Por lo tanto, los goles mediante juego aéreo son también parte de su contribución ofensiva, aunque claramente no es un aspecto dominante en su desempeño.
En los balones elevados dentro del área penal, se impone por ubicación y no tanto por envergadura, brinco o fricción. Aparece para convertir a la altura del segundo palo, tras una acción previa de desmarcación cuando el juego obtiene profundidad por el costado. Los cabezazos del trasandino son dirigidos, en ocasiones dejando a contrapié al arquero rival, y en sectores frontales y cercanos a la portería.
Suele atacar el primer palo en las acciones de juego aéreo, pero los contactos al balón no revisten gran trascendencia. Su productividad es manifiestamente mayor a la espalda del marcador de turno, con el arco casi íntegramente de frente, el guardameta desesperado por llegar al lado contrario y el defensa sin opción de imponerse en el cabezazo en retroceso.
Intervención constante
En las desmarcaciones, lo que más llama la atención de Lucero es su intención permanente de participar no solo en la parte final de la construcción de juego. Lo hace también cuando la maniobra colectiva supera las primeras líneas de presión oponente y el balón sobrepasa con fluidez la mitad de la cancha.
Entonces, son habituales los descensos del argentino para generar intervenciones significativas. Recorre algunos metros y, lejos de la marca de los zagueros, también resuelve sin grandes complejidades: pivota al compañero de frente con mejor ubicación y rápidamente retoma su lugar en el eje del ataque o gira y con balón dominado intenta con celeridad la habilitación a los apoyos situados por delante en el terreno de juego.
Como sea, los apoyos en profundidad o de ruptura también son una parte relevante del contenido de juego del atacante. Sin embargo, suelen ocurrir en un contexto táctico específico: con la defensa rival adelantada y algunos metros a su espalda por recorrer en busca del balón. Cuando el espacio es más reducido y el equipo rival desarrolla una reagrupación defensiva retrasada, son corrientes las acciones de descenso del ariete.
Al atacar los espacios verticalmente lo hace con movimientos diagonales que poseen dos objetivos: ganar metros en el sector ofensivo y desprenderse lateralmente de los defensas, aprovechando los espacios entre estos para recibir con comodidad e iniciar la maniobra siguiente. La movilidad del argentino es contante, no se entrega a la marca rival y su frecuencia de intervenciones, por lo mismo, supera el registro habitual de los centrodelanteros.