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ENTREVISTA AS

"Lo que no me gustó de él...": los detalles de la caída de Sebastián Beccacece en la U

Gustavo Flores, preparador de arqueros, estuvo poco más de tres años en la U y fue colaborador del DT argentino. También estuvo con Guillermo Hoyos.

"Lo que no me gustó de él...": los detalles de la caída de Sebastián Beccacece en la U
RAMON MONROY/PHOTOSPORT

Un mal año 2015, solo maquillado por la obtención de la Supercopa local y la Copa Chile, provocó que Carlos Heller buscara la fórmula para armar un súper equipo en Universidad de Chile de cara al 2016. En ese plan estaba contemplado el regreso de Sebastián Beccacece al club como técnico y también aparecía el nombre Gustavo Flores, por entonces entrenador de porteros en Liga Deportiva Universitaria de Quito.

La aventura de este último en la U continuó por los siguientes tres años, con los diversos directores técnicos que tuvo el equipo, hasta que se fue en febrero del 2019 tras un bochornoso episodio que vivió en un partido frente a Melgar por Copa Libertadores. En conversación con AS Chile, el preparador de arqueros repasa sus años como miembro del cuadro azul, donde incluso le tocó dirigir al equipo.

- Llegó en la época de Sebastián Beccacece, ¿en qué terminó fallando él?
- Te lo resumo: Yo creo que fue su primera experiencia. Siempre le voy a estar agradecido de darme la chance de ir a una institución muy grande y de conocer distintas formas de trabajo. Separo dos cosas de Sebastián: excelente en la forma de trabajar, en la prolijidad, en el orden, en la fundamentación, es muy capaz; lo que no me gustó fueron las maneras y las formas.

- ¿De él hacia usted?
- No, conmigo no, porque la verdad es que el primer semestre habíamos tenido una muy buena relación, pero a raíz de esas formas que no compartía, fui directo y dije que no iba a continuar. Seguí hasta fin de año para no bajarme del barco antes. Fue un desenlace que no fue cómodo para nadie. El club le propuso a él que querían que me quedara, pero lo más lógico hubiera sido que él me dijera eso. De todas formas yo no iba a continuar con él y él tampoco conmigo. Creo que tiene que ser agradecido de que yo dejé una institución muy grande, renunciando a un contrato de cinco años en Liga de Quito para irme con él. No fue lo que esperábamos a raíz de los resultados, pero tampoco en el día a día para compartir un trabajo juntos.

Flores, al fondo a la izquierda, acompañando a Beccacece en su paso por la U. La historia no terminó bien.
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Flores, al fondo a la izquierda, acompañando a Beccacece en su paso por la U. La historia no terminó bien.MARCELO HERNANDEZ/PHOTOSPORT

- ¿Fueron amigos en algún momento?
- Traté de entablar una amistad y la tuvimos en el primer transcurso del año 2016. Hablábamos mucho, pero después, en el segundo semestre, cambió todo. También la forma de proceder para un compañero y eso no me gustaba. Creo que es como un matrimonio, cuando las cosas no funcionan se dicen, se aclaran, se hablan y después está en el otro el cómo lo quiere tomar. Las cosas cuando van de frente son para mejor. La inexperiencia de ser cabeza de grupo le jugó en contra, pero todos tenemos el derecho a equivocarnos.

- En ese momento también tuvo la oportunidad de trabajar con José María Bonini...
- Qué te puedo decir, que en paz descanse. Me tocó conocerlo en su última etapa. Para mí, fue un privilegio trabajar con él, con todo su recorrido, con toda su experiencia. Creo que ahí es cuando hacemos un click con respecto al proyecto de Sebastián, porque Bonini pasó a ser una figura principal en la segunda etapa. La experiencia fue hermosa.

Castañeda, Musrri y Hoyos

- Luego llegó la dupla de Víctor Hugo Castañeda y Luis Musrri. ¿Con el paso del tiempo le pareció una buena decisión? Siempre quedó la sensación de que ambos tenían la aspiración de ser el técnico principal.
- En la U, lo mismo Colo Colo o Católica, que son equipos grandes, que mueven mucha masa de gente y las principales noticias, a veces repercuten cosas que no son tan así. Los roles estaban bien impartidos. Los dos apuntalaban al equipo y trabajaban en grupo. Ambos tenían una personalidad fuerte. Yo tengo palabras de agradecimiento para ellos, porque me abrieron las puertas después del problema de la salida de Sebastián. No era un momento bueno para cualquiera que llegara, era una situación muy difícil.

- Ángel Guillermo Hoyos llegó a calmar un poco la situación que vivía el club, ¿no?
- Guillermo es un fenómeno. Llegó en un momento difícil y cambió la forma en que se llega al jugador desde lo humano, la cercanía, el cariño, la confianza y el jugador “compró el producto”.  Luego se fueron dando las circunstancias, los momentos, con un lindo trabajo también y quizás no tan diferente a los demás. Se alinearon los planetas, se dieron resultados y llegamos a un titulo que, faltando tres fechas, era hasta impensado.

Flores junto a Hoyos en una práctica de la U. "Llegó en un momento difícil y cambió la forma en que se llega al jugador".
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Flores junto a Hoyos en una práctica de la U. "Llegó en un momento difícil y cambió la forma en que se llega al jugador".RAMON MONROY/PHOTOSPORT

- A usted le tocó dirigir a la U en ese partido fatal con Cruzeiro. ¿Cómo lo vivió?
- Fue doloroso por el grupo, porque fue una situación muy incómoda. Llegando a Brasil nos enteramos que Guillermo no podía dirigir. Veníamos de un 6-1 con La Calera que no era fácil y me encontré poniendo la cara en un partido donde no tuve injerencia en lo táctico, porque el equipo estaba trabajado por Guillermo. Creo o interpreto que él no estuvo en el partido para evitar algún tipo de roce con el gerente deportivo (Ronald Fuentes). En lo personal es una experiencia muy triste, porque no pude apoyar al equipo y a mi amigo Guillermo.

- ¿Qué cambiaría de aquella noche?
- Hubiese cambiado el ser un poco más insistente con Guillermo en los días previos, de estar preguntándole –como le pregunté– de qué haríamos si vamos perdiendo, empatando o ganando. No quise sobrepasar a nadie ni tomar un protagonismo que no me correspondía. Lamentablemente fue un desastre el resultado, una experiencia fea, más allá de que hubiese querido hacer algo, no tenía la potestad de hacerlo, porque no era un trabajo planteado por mí. Estuve ahí para hacer los cambios y ser guiado.

- ¿Durante el partido hubo comunicación telefónica con Hoyos, que estaba en el hotel de concentración?
- Lamentablemente vivimos hartas desprolijidades… La comunicación en el mismo estadio ya no se podía. Llegamos a Brasil con un técnico suspendido y, además, la relación de él con Ronald Fuentes no estaba de la mejor manera.

Su controvertida salida de la U

- Hablando de desprolijidades, vivió más de una en aquella época cuando jugaron Copa Libertadores con Melgar. Un emisario de la Conmebol le pidió dejar la cancha.
- Todos los cambios en una institución llevan un tiempo de adaptación. Y ese tiempo a veces juega en contra. En la U hubo muchos cambios de gerentes deportivos y cada uno quería un técnico, pero heredaba el que estaba. Yo hablé con Pablo Silva terminando el 2018, quedamos de acuerdo en algo, pero cuando volví de vacaciones había algunos cambios que acepté y firmamos. Después ese contrato no tenía validez y firmamos otro. Luego no se qué pasó y firmamos otro más. Llevaba tres contratos firmados.

- Y ahí viene la visita a Melgar…
- Sí. Llegamos a Perú con un contrato firmado y cuando estoy por hacer la entrada en calor, me dicen que no era conveniente, que saliera, porque no estaba habilitado. ¿Por qué? Porque el contrato no llegó a tiempo. Volvimos y preparando la revancha firmé un contrato pidiendo y exigiendo que fuera con renuncia abierta, porque si querían buscar un desgaste, no quería prestarme a eso ni estar sujeto a pasarlo mal. Se hizo así, supuestamente ese cuarto o quinto contrato estaba listo, estaba en la banca y, tal como dices, llegó un emisario de la Conmebol y me sacó. A raíz de eso, tomé la decisión de salir del estadio, me fui y renuncié. No fue prolijo, estaba en una situación incómoda.

- ¿Cuál es el balance dirigencial que hace tras más de tres años en el club?
- Lo adjudico a que hay mucha gente. Igual lo separo, me han tratado de maravilla, partiendo de Carlos Heller, de quien siempre voy a estar agradecido, una persona que podría estar tranquilamente en su casa, pero estaba al pie del cañón con el club, con la gente, ayudando anónimamente. Pero lamentablemente había mucha gente y cuando pasa eso, se hace complicado, porque la toma de decisiones pasa a ser un trámite que quema tiempo. Y el fútbol es inmediatez. Resolver no para mañana, sino para ayer. Y si no tienes gente capacitada, se complica. Eso padeció la U, pero no porque fueran buenos o malos. El tiempo que estuve hubo tres gerentes deportivos. ¿Cómo te organizas en una estructura? Pasaron cinco años, cuatro gerentes deportivos y todo repercute.