De Chile a un gigante de América: “Acá todas las canchas están llenas; es una cultura diferente”
Tres jugadoras chilenas pasaron del fútbol al futsal. Dos fueron campeonas en 2021. Hoy viven en Buenos Aires y defienden a Independiente.
Muriel Jardua, Daniela Panguinao y Katherine Urrea (de izquierda a derecha en la foto) llegan al centro de Buenos Aires para conversar con AS. Las jugadoras de futsal están radicadas en Argentina porque defienden a Independiente de Avellaneda, un gigante del continente. “En el lugar donde vivimos hay muchos hinchas del ‘Rojo’. Cuando pasamos con la camiseta de entrenamiento, la gente nos apoya”, dicen. Ese es el ambiente rodea el desafío de las tres chilenas.
Daniela Panguinao (25) jugó fútbol femenino en Universidad de Chile desde el 2009. Allí obtuvo el primer título de Las Leonas en Primera División (2016). Sin embargo, un año más tarde, optó por dar un giro: “Estuve tanto tiempo en la U, que ya no quería seguir la misma rutina. Lo dejé y probé distintas modalidades en el barrio, hasta que en el 2019 empecé en el futsal”, cuenta.
“El proceso desde el fútbol al futsal fue difícil, porque es totalmente distinto. Acá no se controla con la planta y hay que adaptarse. También hay que estar en constante movimiento. En el fútbol tocas el balón y puede volver a ti varios minutos después, acá es más ágil”, agrega Panguinao. El 2020 llegó a All Boys de Argentina y al año siguiente recibió el llamado desde Independiente.
Urrea (23) y Jardua (21) también jugaron fútbol y llegaron a distintas categorías de la Roja. La primera disputó el Sudamericano Sub 20 del 2018, junto a Javiera Toro, Javiera Grez y Rosario Balmaceda, entre otras. La segunda disputó el Sudamericano Sub 17 del 2016, bajo las órdenes de José Letelier. Después pasaron al futsal y en 2021 fueron campeonas con Valdivia. Ambas se sumaron al club argentino este año.
“Cuando yo era chica, había machismo en el fútbol. A veces no me dejaban jugar en el colegio, pero siempre me las arreglé. Tuve la ayuda de mis amigos del barrio, que me iban a buscar y me insistían para que yo jugara”, relata Urrea, quien pasó por Unión Española, Colo Colo y Boston College en el fútbol. En 2018 jugó, por primera vez, el campeonato oficial de futsal de la ANFP. El camino que finalmente siguió.
La vida de las chilenas en Argentina
Jardua explica cómo ha sido la rutina hasta ahora: “Entrenamos cuatro o cinco días a la semana, a las 19 o 20 horas. Vivimos en un departamento. Es difícil la adaptación a otro país, a otras comidas, otras personas y otra convivencia”. Panguinao complementa: “Uno extraña a la familia, pero hay que bancársela. Uno sabía que si seguía esto, tenía consecuencias. Ya lo acepté”. Algunas de las deportistas trabajan en un hotel entre las 8:00 y las 12:00 horas.
Lo que más ha sorprendido a las chilenas es la pasión de Argentina por el fútbol. “Los estadios tienen gimnasio para jugar futsal. La cultura del fútbol y el futsal es mayor que en Chile”, dice Urrea. “Se vive y se respira. En Chile hay canchas de baby o de futbolito, pero uno pasa y están vacías. Acá todas están llenas, aunque el sol esté pegando a mil”, agrega Panguinao.
Urrea y Jardua tenían un acuerdo para disputar la Copa Libertadores con Valdivia en junio. Sin embargo, el club argentino no ha firmado el permiso correspondiente. “Es un sueño y no sé si tengamos otra oportunidad”, dice la más joven.
De todas formas, Urrea se proyecta en el extranjero: “Quiero seguir en Independiente, en otro club de acá o en otro lugar, pero creo que volver a Chile sería retroceder un paso. Acá he aprendido mucho con los rivales, porque se enfrenta a seleccionadas”.
Panguinao tiene una visión similar: “Acá es más competitivo porque hay más formación. Las jugadoras empiezan desde chicas. Me gustaría seguir porque cada día aprendo algo nuevo”. Antes de concluir la entrevista, las chilenas sacan camisetas de las mochilas y se toman una fotografía con el Congreso argentino de fondo. En dos horas más hay una nueva práctica de Independiente.