ENTREVISTA AS
El anhelo de una medallista chilena: “Me gustaría que las personas sigan nuestras historias”
Lisa Montecinos, esgrimista chilena que logró una presea dorada en los Odesur, espera que la disciplina gane difusión: “Somos mujeres jóvenes que nos movilizamos”.
La esgrima fue uno de los deportes más exitosos para Chile en los últimos Juegos Odesur de Asunción. Con dos medallas de oro, una de plata y dos de bronce, se alzó como la séptima disciplina nacional que más podios consiguió en el certamen sudamericano. Una de las artífices de este triunfo fue Lisa Montecinos (20), quien consiguió el primer lugar en el florete femenino por equipos junto a Katina Proestakis y Arantza Inostroza.
“La verdad es que cuando terminé la competencia fue una satisfacción y felicidad tremenda, por pertenecer a este equipo. Somos un equipo con mucha trayectoria, que viene trabajando para estos objetivos durante mucho tiempo, así que sentí una felicidad absoluta, por mis compañeras y mi entrenador también, que son personas que confían en nuestros proyectos y nos apoyan”, dice Montecinos.
Sin embargo, el período de festejo para ella fue breve. Apenas unos días después viajó a Bolivia, específicamente a Cochabamba, para competir en su último Sudamericano Juvenil. Allí, desde la provincia de Cercado, la joven coyhaiquina atiende el teléfono a As, y cuenta cómo fueron sus inicios, los sacrificios que debió hacer y revela cuál es su mayor anhelo para la esgrima chilena.
- Usted es de la región de Aysén, específicamente de Coyhaique. ¿Cómo fue insertarse en el deporte en ese contexto, considerando que Chile es un país bastante centralista y casi todo ocurre en Santiago?
- En mi caso, me acerqué a la esgrima a los siete años. Siempre fui una pequeña con harta energía, bien hiperactiva (ríe). A esa edad me llamaron del club de Coyhaique, uno de los pocos clubes de la ciudad, y a partir de ahí, claro, empecé a hacer mis primeros viajes a Santiago. Todos mis rankings al comienzo eran en Santiago. Siempre ha sido duro tener que movilizarse de una región tan alejada a la capital, pero de todos modos nunca más dejé el deporte.
- ¿Hoy continúa viviendo en Coyhaique?
- Hoy vivo en Santiago. A los 13 años mi familia y yo decidimos irnos, a mis papás los trasladaron del trabajo y eso me benefició porque pude entrenar con la Selección desde esa edad. Después, pasaron algunos años, ellos extrañaban, así que decidieron volver. Ahora vivo en la residencia deportiva del Centro de Alto Rendimiento (CAR) que queda en Ñuñoa.
- ¿Su familia ha sido un pilar fundamental?
- Sí, totalmente. Siempre han sido un apoyo. Me enseñaron a ser constante, a ser disciplinada. Me llevaban a todas las competencias, que son larguísimas. En el esgrima pueden durar fácilmente todo el día.
- ¿Le costó estar sola cuando su familia se devolvió a Coyhaique?
- Creo que gracias al deporte he sido súper independiente. A los ocho años tuve mi primer viaje fuera del país, cuando fui a un Sudamericano en Montevideo, así que te podrás imaginar que la madurez llegó a muy temprana edad (ríe).
- En ese trayecto al profesionalismo, ¿qué fue lo más difícil?
- Un capítulo específico, creo que no tengo, pero en general, lo más difícil es el hecho de ser disciplinada, de tener que dejar muchas cosas de lado que otros niños hacían y yo no. Sabía y pensaba “esto es lo que yo quiero hacer”... Quería lograr mis metas. También, ser tajante con algunas decisiones. Pasé cuatro veranos afuera, entrenando en Europa, o sea que fueron cuatro años que no tuve vacaciones acá en Chile. Alejarme de mi familia también fue una situación importante, pero al final todo eso conlleva una recompensa.
- ¿Hoy se dedica exclusivamente a la esgrima o realiza alguna actividad en paralelo?
- Aún no, pero el próximo año voy a entrar a Odontología en la Universidad Andrés Bello. Igual estoy considerando irme a estudiar afuera, a Estados Unidos, estoy postulando a algunas scholarship, que son becas. Pero ahí estoy viendo. Lo importante es intentar compatibilizar ambas cosas, que es difícil, sobre todo cuando tu carrera universitaria es totalmente opuesta a lo deportivo (ríe), pero tengo que ingeniármelas.
- En cuanto a la financiación para viajar, por ejemplo, al Sudamericano de Cochabamba, ¿cómo funciona?
- Hay rankings nacionales, y yo soy primera en mi categoría juvenil y segunda en la adulta, entonces generalmente financian al uno y al dos. Así que, claro, en este caso, somos financiados por la Federación y el IND. Por otra parte, para competencias que a mí me podrían interesar más, porque tienen puntos internacionales, o porque clasifican a Olimpiadas, tengo una beca Proddar, y además, está conmigo la empresa Multi X, que me apoya hace tiempo.
- Consiguió una medalla de oro en sus primeros Juegos Suramericanos. ¿Es su logro más importante?
- No sé si podría calificarlo como el más importante, ya que hay otros logros que conseguí con este mismo equipo. Fuimos campeonas panamericanas juveniles, terceras en la competencia adulta, campeonas sudamericanas también. Pero sí, por ser mi primer mega evento, también toma una gran importancia.
- La esgrima es un deporte que ha dado éxitos, pero que ha sido poco difundida. ¿Cree que falta más cobertura mediática?
- Totalmente. Yo esperaría que, en algún futuro, eso pueda cambiar. Somos un grupo de personas, de mujeres jóvenes que nos estamos movilizando con apoyo del Estado y nuestros propios medios para conseguir grandes cosas, y creemos que estamos hechas para poder cumplir esos desafíos. Siempre me dicen “¿esgrima? ¿qué es eso? Ah, la de las espaditas” (ríe). Sería mucho mejor si las personas pudieran seguir nuestras historias y compartir nuestra felicidad.
- ¿Qué es lo que viene para usted después de Cochabamba?
- Espero poder dar mi cien por ciento… O sea, estoy segura que daré mi cien por ciento. Y después de esto, me queda un ranking nacional en Chile, luego me tomaré vacaciones, quiero ir al sur algunos días a visitar a mi familia, que no los veo hace tiempo (ríe) y en diciembre ya comienza el calendario de nuevo, que en mi caso será con cambio de categoría, así que, nada, a ponerle todo el esfuerzo.