ENTREVISTA AS
El dolor de la selección chilena más olvidada: “Llevamos 4 años sin entrenar y pedimos plata en la calle”
El combinado nacional de balonmano playa afronta una dura situación: no pueden entrenar en el CAR hace cuatro años y han tenido que costear todos sus entrenamientos.
La selección chilena de balonmano playa atraviesa una situación compleja que data de hace cuatro años. No pueden entrenar en el Centro de Alto Rendimiento (CAR), situación que les significa costear por su cuenta la preparación física y los entrenamientos.
“El arriendo es carísimo y ninguna cancha cumple con las condiciones del balonmano playa. Son canchas de voley, los parantes no se pueden quitar (...) cualquier despiste puede significar un choque o un accidente de los jugadores”, asegura la seleccionada nacional, Mariana Santa María, en conversación con As Chile.
- ¿Cómo surge el problema de las canchas?
- Hasta el año 2017 entrenamos en la cancha de arena del Parque Peñalolén, pero avisaron que ahí solo sería para el vóley playa. En 2018 nos dieron acceso al CAR, tanto a la arena como a las pesas, estuvimos funcionando sin problemas y con regularidad, podíamos hacer las concentraciones, que consistía en entrenar de lunes a domingo con todas las seleccionadas. Ahí venían personas de Valparaíso, Iquique, Antofagasta o Arica. Con el estallido social y la pandemia quedó todo congelado y cuando se retomó todo se le empezó a dar prioridad a todo lo que era Tokyo 2021. Eso era entendible, pero después nos dimos cuenta que todos estaban entrenando y nosotras no. Según ellos. el nuestro no era un deporte prioritario de cara a Santiago 2023. Entre suma y resta llevábamos casi 4 años sin acceso al CAR.
- ¿Esta situación afecto el calendario de la selección?
- El año pasado nosotras teníamos unos Juegos Sudamericanos de playa que eran en julio, pero sólo nos dejaron ocupar la cancha un mes antes del torneo y sin acceso a las pesas. Y en verdad, la razón por la que nos dejaron entrenar fue porque ese evento era auspiciado por el Comité Olímpico y teníamos que ir sí o sí, y no nos habíamos preparado correctamente. Nos dieron horarios más restringidos, no teníamos la posibilidad de entrenar los domingos y eso implicaba que, al momento de reunir a los deportistas para ir al torneo, tampoco podíamos entrenar ese día, que era lo que teníamos habituado por los horarios de trabajo de cada uno.
- Luego de este percance ¿continuó todo igual?
- Si, después de que llegamos del ODESUR en julio, nuevamente no tuvimos acceso porque se cerró el CAR por el tema de los Juegos Panamericanos 2023. Se nos dijo que esto sería hasta diciembre y después de esa fecha íbamos a poder retomar nuestros entrenamientos, pero desde ese entonces no nos han dado respuesta y lo único que se sabe es que se están gestionando las solicitudes de los deportes prioritarios y que la cancha no está en óptimas condiciones. Siempre nos dan esa respuesta y vemos a otros deportistas entrenando y haciendo su preparación física en esas canchas.
- Frente a esto, ¿la selección ha corrido con todos los gastos de los entrenamientos y su preparación?
- Claro. La solución fue que las concentraciones nacionales, que antes las tratábamos de repartir y hacer algunas en Santiago, otras en Valparaíso o Iquique, ahora ninguna es en Santiago. Los que vivimos ahí tenemos que pagar nuestros pasajes aéreo o en bus a la Quinta Región, arrendar un lugar donde dormir, costear el traslado interno y la alimentación. Además, para mantener el ritmo, viajamos los fines de semana con todo costeado por nosotros. A veces vamos por el día para no tener que arrendar algo, o a veces vamos por el fin de semana.
- ¿Ha podido costear canchas de entrenamiento?
- Tratamos de conseguir canchas aquí, pero el arriendo es carísimo y ninguna cumple con las condiciones. Al final, fuimos nosotros las que logramos que nos prestaran una cancha en Chicureo. Todas las soluciones han sido gestionadas por los jugadores y el cuerpo técnico.
- ¿Se denunció esta problemática?
- Nosotros optamos por los caminos regulares, que era carta a la federación y que ellos hagan la solicitud, porque eso es lo que nos dicen que tenemos que hacer, que no podemos ir directamente a una entidad a pedir algo. Pero cada vez que se ha hecho así, las respuestas son negativas. Denunciamos esto públicamente porque no encontramos otra forma de avanzar, llevamos año tras año intentando hacer las cosas por el camino formal, pero a estas alturas ya no sabemos que entidad es la que nos tiene que ayudar. No sabemos si es el CAR, si es nuestra federación, el INB o el Ministerio del Deporte.
- ¿En qué grado le golpea esto a nivel deportivo?
- Además de ser un desgaste físico, ha sido un desgaste mental y económico. Ha sido agotador, año a año, diciendo “oye, ¿cuando podremos tener acceso al CAR?” o “¿tendremos acceso a las pesas?”, con base en eso hay que tomar decisiones sobre si tengo que contratar un gimnasio o no, y toca ir a jugar un torneo habiendo entrenado menos de 10 veces. Nosotras no tenemos un mal rendimiento internacional, pero si podemos perder un set por uno o dos goles por no tener la preparación adecuada. En esos pequeños detalles se ven las diferencias entre un equipo y otro.
- ¿Cómo lleva esta situación con sus entornos laborales de cada una?
- La mayoría trabaja, entonces no es fácil compatibilizar las fechas, por eso es que nuestras concentraciones nacionales son los fines de semana, de un viernes a un domingo donde cada uno viaja a la ciudad donde se va a realizar, y el mismo domingo estamos de vuelta en nuestros hogares para trabajar el otro día. Tuvimos una pequeña ayuda en Santiago con el acceso al CEO Juvenil de La Reina para hacer pesas, pero son horarios súper acotados, entonces si por el trabajo me atraso o cualquier cosa, ya no puedo ir ahí porque cierran. Por eso hemos tenido que complementar contratando un gimnasio.
- ¿Qué tan acotados son los horarios para entrenar?
- Cuando teníamos acceso a la cancha era de las 20:00 a las 22:00 horas, los martes, jueves y viernes. Prácticamente era el horario donde no había nadie en el complejo del CAR, por eso también no entendemos cómo no hay disponibilidad, si por nuestros horarios de trabajo y todo eso, ese era el horario que mejor nos acomodaba y a esa hora el CAR prácticamente estaba cerrando.
- ¿Cuánto es el gasto que hacen en su preparación física y entrenamientos?
- Yo tuve que pagar mi gimnasio, preparador físico, el nutriólogo, la alimentación. En cada concentración puedo llegar a pagar más de 160 mil pesos entre esos gastos y los pasajes para movilización, eso al mes es un montón. Al final, yo siento que estamos trabajando para ser deportistas y los que estudian tienen que encontrar otras alternativas para cubrir sus gastos o los padres los apoyan.
- ¿Le ha tocado hacer alguna actividad extra para poder costear su preparación?
- Ya lo hemos hecho tres veces. La primera fue en 2018 para ir a un Panamericano. Ahí tuvimos que pedir plata para que la selección masculina pudiese viajar y al final no lo consiguieron, solamente se pudo costear la femenina. En 2021 también, en realidad para cada torneo en el que tenemos que participar siempre tenemos problemas de plata, en abril tenemos un Centrosuramericano en Asunción, y ya estamos con as dificultades de que el presupuesto asignado para nuestra federación no es suficiente, entonces ahí tenemos que pedir plata en la calle, hacer rifas, hacer alguna carta de presupuesto o hablar con alguna empresa que nos quiera ayudar.
- ¿Cuál es la expectativa para este año?
- Para este año tenemos ese torneo, potencialmente otro más en Brasil si es que nos invitan, que lo más seguro es que sí, y el Mundial de la especialidad si logramos clasificar. Son tres torneos importantes, pero desde ya sabemos que no tenemos presupuesto y vamos a tener que recurrir a otras alternativas para juntar el dinero.