Entrevista AS
“En Chile me tocó vivir lo que es entrenar sin luz; aquí puedo concentrarme en ser futbolista”
Melissa Espina aborda su llegada al fútbol mexicano y critica el manejo de la actividad en nuestro país: “No hay ganas de invertir y desarrollar”.
A fines de diciembre pasado, Melissa Espina dio el gran salto de su carrera. Con 28 años, la volante se marchó de Palestino y aterrizó en México para sumarse a las filas del Atlético San Luis. Un movimiento que le permitió convertirse en la primera chilena en llegar a la Liga MX femenina y que hoy aborda en una entrevista con AS.
“Me he sentido súper bien, súper acogida en el club desde el primer día. Me encuentro muy cómoda”, cuenta Melissa Espina, quien también ha jugado en Unión San Felipe, Audax Italiano, Colo Colo y Universidad de Chile.
En su nuevo equipo, en tanto, Espina suma dos encuentros y en ambos ha sido titular. Festejó en el triunfo 3-1 sobre León y sufrió en la derrota 3-0 frente a Cruz Azul.
- ¿Con qué se encontró en Atlético San Luis? En términos de infraestructura, logística, apoyo…
- Me encontré con otro mundo, totalmente diferente a Chile. Aquí usamos las instalaciones del club, podemos entrenar en la mañana o en la tarde, y tenemos un cuerpo técnico solo para la rama femenina. También me tocó salir de viaje con el equipo y la logística que manejan es totalmente diferente a la realidad en Chile... La verdad es que estoy súper a gusto. Aquí puedo concentrarme todo el día en ser futbolista y prepararme para el equipo.
- Usted ya había estado en México hace unos años y ahora noto que se le ha marcado el acento mexicano...
- Sí (sonríe), viví seis años acá. Estuve en Puebla, con una beca en la universidad. Estudié Administración de Empresas, hice la maestría y jugué fútbol universitario.
- ¿Y qué tal es la Liga MX? Imagino que está varios escalones arriba de Chile...
- Yo diría que no está tan lejos. Sin embargo, la intensidad es mucho mayor aquí... Si Colo Colo, Santiago Morning o la U viniesen a competir contra los equipos de la liga mexicana, creo que tendrían un buen resultado.
- Hoy dice que está feliz en México, pero imagino que en su carrera también ha debido sortear obstáculos. ¿Cuál ha sido su momento más duro?
- Tuve dos momentos duros y ambos fueron por lesiones. El primero fue en 2010, cuando salí a andar en bicicleta y un auto me chocó por atrás, fisurándome dos vértebras lumbares que me impidieron ir al Sudamericano con una Selección juvenil. Me había preparado dos años para eso... Estuve tres meses sin moverme para que los huesos se peguen y fue súper difícil, pero mi familia me apoyó.
- ¿Y cuál fue el segundo episodio complejo?
- Fue el año pasado, cuando me fracturé la clavícula y me perdí todo el primer semestre con Palestino. Ingresé en la segunda rueda y aun así nos costó tener resultados. No pudimos llegar a semifinales, que era el objetivo planteado y donde el club había llegado, creo, los últimos siete años.
- ¿Esos momentos la golpearon en lo mental?
- Sí, sobre todo este último. Tuve que acercarme al área psicológica de Palestino, porque era duro no poder moverme y ver que no se estaban consiguiendo cosas.
- En febrero del 2022 le tocó firmar su primer contrato profesional en Palestino. ¿Qué le generó aquello, considerando que el panorama futbolístico para las mujeres en Chile siempre ha sido difícil?
- Me sentí muy feliz y mi familia también. Mi mamá sobre todo, que ha sido quien me ha acompañado desde que partí en el fútbol. Ella es la que más me recalca ‘Melissa, llevas más de 15 años en esto, tienes que hacerte valer y es algo que te mereces’. Haber conseguido ese contrato me dio mucha emoción, porque también me tocó vivir lo que es entrenar sin luz, tres veces a la semana, en una cancha de futbolito... Fue como un alivio, un ‘ok, se puede a pesar de todo esto’.
- ¿Cómo se mantenía económicamente antes de firmar su contrato en Palestino? ¿Trabajaba en algo en paralelo?
- Sí, trabajaba de analista de compras internas en una multinacional de tecnología médica. En Palestino recibía aportes económicos, pero que no me daban para vivir.
- ¿Tiene alguna crítica para quienes encabezan el fútbol femenino en Chile?
- Sí, que no creen en el fútbol femenino. No digo que todos, pero la mayoría no cree. La actividad se está realizando como una obligación, porque te están pidiendo un campeonato femenino y porque necesitan participar en copas internacionales. En México, por ejemplo, todas las jugadoras tienen contrato, y quizás en un inicio no todas podían vivir de la cantidad que se les pagaba, pero se ha hecho un trabajo de marketing para que la gente vaya a los estadios, para que se sume... Es cosa de ver las finales que han jugado Tigres, Monterrey, Chivas.
- Ahí se busca un desarrollo...
- Sí, pero creo que en Chile no está esa apuesta, ese trabajo de querer... No están las ganas ni el interés de querer invertir y desarrollar.
- ¿Cree que su llegada al fútbol mexicano le puede dar un impulso para ser considerada en la Roja? Usted ya ha participado de microciclos…
- Yo creo que sí. Podría llevarme a que me vean para tener un lugar, porque la competencia de acá tiene equipos mucho más parejos. Entonces, uno tiene que estar en un nivel bastante alto para estar en cancha. Está súper fuerte la competencia y eso me exige a estar al 100. Afortunadamente, día a día estoy pensando en el equipo. Me levanto pensando en que hay que entrenar, acá vivo para esto. Siento que eso me dará un desarrollo, una formación y voy a estar muy a punto. Creo que puedo lograr un nivel acorde para aportar en la Selección.
- ¿Qué sueño le queda por cumplir en el fútbol?
- Tengo muchas metas, pero lo más cercano es poder clasificar a liguilla con San Luis. El club me dio la oportunidad de estar acá y yo llegué por visoría, no por representantes o con un cupo asegurado. Como se dice acá, llegué ‘talachando’, de abajo (sonríe), y agradezco la opción. Quiero hacer historia con el equipo y me gustaría quedarme un tiempo en México para explotar futbolísticamente.
- ¿Y tiene en mente jugar en Europa?
- Sí, sería un sueño. Y la verdad es que también me gustaría mucho regresar a Chile, a ayudar, a sumar futbolísticamente y a potenciar la liga. Hay muchas jugadoras por las que una se saca el sombrero... Son mamás, trabajan, estudian y juegan, y uno dice ‘¡cómo la hacen!’. Hay futbolistas muy buenas y siento que se puede explotar demasiado, pero lamentablemente hay muchas barreras. Entonces, me gustaría, eventualmente, ser un apoyo y ayudar al desarrollo del fútbol femenino en Chile.