ENTREVISTA AS

“En Santiago 2023 hubo días en que lloraba... ahora estoy más madura y quiero llegar a los Juegos Olímpicos”

Participó en Rio de Janeiro 2016 y, ocho años después, buscará junto a una medallista panamericana la clasificación a París 2024. “Siempre hay que entrenar, independiente de donde estés”.

Rio de Janeiro

Josefa Vila es parte de la delegación chilena que esta semana arribó a Rio de Janeiro al Preolímpico del Remo, buscando la clasificación a los Juegos Olímpicos 2024 que se desarrollarán en París. La estudiante de Ingeniería Comercial de 27 años estará compitiendo en el dobles ligero femenino junto a Isidora Niemeyer, medallista de oro en los últimos Juegos Panamericanos de Santiago, lo que ve como una gran oportunidad para asistir a su segunda cita olímpica.

Vila ya participó hace ocho años en los Juegos de Rio, con 19 años. “Ahora estoy más madura, antes era una niña que no sabía a qué iba. Ahora siento que lo disfrutaría de otra manera”, comienza diciendo en diálogo con AS. La particularidad es que el torneo clasificatorio se desarrollará en la misma laguna donde compitió en 2016.

- ¿Cuáles son sus recuerdos de los primeros Juegos Olímpicos que vivió?

- Fue bacán, porque era la misma pista donde competiremos ahora en Rio, entonces uno empieza a recordar. Como era en Sudamérica, todo el mundo gritaba mi nombre o “viva Chile”. De eso me acuerdo harto, de que vinieron mis papás a verme, pudieron entrar a la Villa y le tengo mucho cariño al momento en que clasificamos en Chile, en Curauma. De los Juegos, no olvido el compartir con los deportistas, ver qué hacían, qué comían, qué dejaban de comer, cómo ser comportaban, ver diferentes disciplinas y el ambiente, que era muy bacán dentro de la Villa. Eso es lo más impactante, ver a tantos deportistas juntos.

- ¿Lo toma como una motivación para la final de este sábado?

- Sí, obvio, quiero volver a repetir eso y poder guardar más recuerdos de unos Juegos Olímpicos, porque siento que se me han ido olvidando un poco, entonces me gustaría tener más fotos, más anécdotas, pasarlo mejor y disfrutarlo de otra manera. Ahora estoy más madura, antes era una niña que no sabía a qué iba. Ahora siento que lo disfrutaría de otra manera. Tenía 19 años, entonces clasificamos y no sabíamos a lo que íbamos, ahora una ya tiene más experiencia.

- ¿Cómo llega a esta competencia clasificatoria?

- Bien, súper motivada. Con la Isi remamos juntas desde el 2017 y siempre hemos estado entre idas y vueltas. Corrimos los Odesur del 2022 y algunas otras competencias, entonces nos conocemos. Vamos con hartas expectativas. Estoy tranquila porque el bote está andando bien y pese a que empezamos a remar hace como un mes juntas, con unos primeros días difíciles, poco a poco volvimos a agarrar el ritmo. Hemos hecho buenos tiempos, lo que me tiene bien confiada. Además, la Isi fue campeona panamericana y los otros rivales son casi los mismos, ella ya sabe contra quién más vamos a competir. Si ellas ya ganaron, podemos hacerlo.

- ¿Eso es un aliciente también?

- Sí, vamos con todo no más. Estamos las dos muy motivadas y con ganas de poder clasificar a los Juegos, porque además van a ser los últimos que va a haber categoría de peso ligero. Así que sentimos que es nuestra última oportunidad de ir a unos JJOO. Después será peso abierto y no tenemos la contextura, tendríamos que pasar por un proceso muy largo y es una categoría mucho más difícil, así que hay que aprovechar esta oportunidad.

- Se tomó un año de pausa en 2023, justo en los Juegos Panamericanos, donde el remo obtuvo muchas medallas. ¿Ayudó eso a que volviera a competir?

- Sí, un montón. Yo estuve trabajando en los Juegos Panamericanos, en el área de servicio a los atletas de remo y canotaje, entonces estuve dentro. Aprendí un montón, pero me daban ganas de estar en el otro lado. Nos levantábamos temprano a trabajar para que los deportistas estuvieran de la mejor forma posible en la laguna y eso me motivó. Cuando vi que ganaban y ganaban, dije “chuta, podría haber estado ahí”.

- ¿Y qué pasó?

- Había dado los controles para estar en el equipo y había quedado, pero no quería estar en el proceso, me entendieron y se le dio el cupo a otra persona. Tenía los números para entrar al equipo, no sé si hubiera corrido los Panamericanos después, pero hubiera entrado al equipo y al proceso. Igual lo pasé mal, los primeros días fueron como fuertes para mi. Hay veces en que lloré cuando veía que todos ganaban y me entraba la pena. Tuve días muy malos, pero al final fue motivación. Me ayudó a volver con más ímpetu.

- Le tocó conocer de cerca a Bienvenido Front.

- Le tengo mucho cariño, yo era como su regalona. Entonces igual me arrepiento un poco de no haber estado el último año con él, porque nuestra relación era muy, muy cercana. Era como un abuelo para mí, un padre que nos crio desde que éramos chiquitas. Yo llegué a entrenar con él cuando tenía 17 años, me ayudó a encontrar universidad, en un montón de cosas, entonces le debo harto y no haber estado con él en este último proceso me dolió al final. Ahora esperamos reencontrarnos con él. Está en España, iremos. Tenemos contacto con él igual, nos mandamos videos, pero no es lo mismo.

- Además de su carrera deportiva, usted estudia. ¿Es compatible el estudio con el alto rendimiento?

- Ahora estoy en ingeniería comercial en la Universidad San Sebastián de Concepción. Y sí, se puede compatibilizar, aunque tengo claro que si clasificamos voy a tener que estar concentrada 100% en los Juegos, así que por el primer semestre congelaría, pero después todo es conversable con los profesores. En esta U tienen una política deportiva muy buena, siempre nos apoyan y eso me gusta. No hay problema con la asistencia y los profesores son empáticos con los deportistas, cuando uno les habla por correo te mandan la información y al final depende de uno. Yo estoy revisando constantemente las materias y así uno, después, no tiene tantos problemas para ponerse al día.

- ¿En algún momento encontró muchas trabas?

- Sí, claro, siempre hay momentos que son difíciles y al deportistas en general no hay que estresarlo más. Yo me sentía estresada antes, fue una de las razones para cambiarme a la USS. Está el hecho de rendir en la universidad, en el deporte y a eso hay que sumar la presión que se pone uno, es desgastante. Y así terminé colapsando. Al final, en vez de abrirte puertas, sientes que te las cierran.

- ¿Lecciones de ese año de pausa?

- Que siempre hay que entrenar, independiente de donde estés, depende de uno. Antes uno tenía a alguien que todo el día nos decía qué hacer. En cambio en ese año de pausa estuve sola, en mi club, pero podía decidir si entrenaba o no. Y a nadie más que a mí me importaba. Al final, tenía mis metas claras y sabía que igual quería volver, por lo que no podía decir “oh, hoy tengo lata de entrenar, no voy”.

- ¿Y qué ocurrió en es año sin competir?

- Tenía que ser constante y creo que por lo mismo ahora ando bien. Si no hubiera entrenado durante el año o lo hacía solo a fin de año cuando supe de esta posibilidad de estar en el Preolímpico, quizás no hubiera rendido. Hay que estar preparada para todo. Y, además, la salud mental es importante: si estoy tranquila y en un lugar sano para mi, voy a rendir bien. Me ayudó harto tener una gran red de apoyo y gracias a ellos me di cuenta de que podía volver.

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