La pasión de la canterana que toma impulso en la U: “Amo estos colores; los voy a defender siempre”

“Soy muy tímida a la hora de dar entrevistas, pero es algo en lo que estoy trabajando”. La frase es de Karen Fuentes (18), que ni bien saluda a AS Chile deja en claro que aún siente nervios cuando atiende a los medios. Sin embargo, mientras la charla avanza, la joven lateral azul entra en confianza para hablar sobre su familia, el camino que ha recorrido hacia el fútbol profesional a tan corta edad y acerca de los aspectos de la vida que la movilizan fuera de la actividad.

Para la joven, sus seres queridos son la parte fundamental de su presente. “Vivo con mis dos papás y mi hermano. Mi papá es electricista, mi mamá dueña de casa y mi hermano está estudiando electricidad. Va por el mismo lado de mi papá”, cuenta Fuentes sobre ellos en conversación con AS en el Centro Deportivo Azul.

Fuentes, que en cada respuesta esboza una sonrisa, tiene como gran referente a Cristiano Ronaldo. Tan grande es su pasión por el fútbol que comenzó a jugar a los seis años sólo con niños. “Empecé gracias a una tía que también jugaba. Ella me llevaba a los entrenamientos. Luego me fui a probar a Palestino, donde ya seguí creciendo”, rememora.

- ¿Cómo fue esa etapa cuando jugaba con niños? ¿La miraban raro?

- Sí, me miraban raro, porque como era la única mujer, los niños decían ‘ya, que no juegue porque es niña’. Pero igual les gustaba que jugara con ellos, porque jugaba bien (ríe).

- ¿Era una motivación para usted que le dijeran eso o la desmotivaba en un punto?

- O sea, me gustaba jugar con ellos, pero igual había comentarios fomes o feos en ocasiones.

- ¿En su casa les gustaba la idea de que usted jugara fútbol?

- Sí, siempre me apoyaron porque mi mamá también jugaba, mi papá jugaba futsal y aún juega a la pelota, entonces nunca hubo un problema en que yo también lo hiciera. Además, la Generación Dorada de la Roja femenina fue una inspiración para todas, porque ellas construyeron el camino.

- ¿Y cuándo se fue dando cuenta que podía convertirlo en su carrera profesional?

- Al principio lo hacía más por un tema de pasatiempo y después me fue gustando cada vez más. Lo hablé con mis papás y me apoyaron harto. Después se dio la oportunidad a los 13 años de venirme a préstamo a la U. Estuve un año compitiendo y me gustó estar aquí con mis compañeras. Me encantó el ambiente en el club. Luego, hicieron las gestiones y pude quedarme.

- ¿Cómo fue profesionalizando su carrera? ¿Qué aspectos cuidó?

- Igual me costó, porque siempre estuve una categoría más arriba y al ser la más chica, tuve que aprender a madurar más rápido, a tener más consideraciones por las horas de dormir, en la alimentación y en todos los aspectos más importantes. En ese proceso mi familia me cuidó harto, porque son bien sobreprotectores (ríe). Por ejemplo, cuando más chica me dormía bien tarde y ellos me pedían el teléfono (ríe). También mi mamá se preocupa mucho de mis comidas.

- En los últimos años, la U ha apostado fuertemente por el fútbol femenino para ser protagonista en Chile y Sudamérica. ¿Qué le parece ser parte de ese crecimiento?

- Era algo que quería desde chiquitita, porque amo estos colores y los voy a defender siempre tratando de hacer lo mejor. Que estemos representándolos en Libertadores o torneos de ese estilo, es genial. El club ha ayudado mucho en la profesionalización de nosotras. Desde tener los implementos deportivos para entrenar todos los días, a los contratos, de tenernos nutricionista, psicóloga... todas esas cosas aportan mucho para que una pueda rendir. Nos están dando la prioridad que necesitamos.

- ¿Cómo recuerda el día de su debut profesional?

- (Ríe). Yo estaba en la banca y no me esperaba jugar ese día. Hasta que el ‘profe’ (Carlos Véliz) me dice ‘ya chica, vas a entrar’. Y yo no tenía ni las canilleras puestas. Entonces, nerviosa, me puse a buscarlas y me retó (ríe). Me dijo ‘tenís que estar más vivita’ (ríe). Sentía esa energía de querer jugar. Fue algo lindo, porque además estaba mi familia apoyándome. Se me dio la oportunidad y fue increíble.

- Usted se describe como una persona muy tímida. ¿Le jugó en contra eso cuando llegó al primer equipo? ¿Fue un proceso más lento de adaptación?

- Al principio me costó, porque no soy muy buena hablando (ríe), pero con el apoyo de mis compañeras todo se hizo más fácil. Es bonito pertenecer a este plantel, porque siempre están ahí cuando una las necesita. Si bien no me gustan los grupos porque me gusta tener contacto con todas, mis compañeras más cercanas son Isidora Agurto, Ignacia Durán y Monserrat González.

- ¿Pero se transforma en la cancha?

- Sí, sí, sí. Soy otra persona (ríe). De hecho, tengo dos anécdotas.

- ¿Cuáles?

- El día que debuté en Libertadores, estaba ansiosa y el ‘profe’ me decía que tenía que entrar con todo. Me demoré dos minutos en pegar una patada y me pusieron amarilla (ríe). Y la otra para los clásicos, cuando con la rival nos decimos palabras no muy bonitas (ríe). Incluso una jugadora me dejó de seguir después de un partido, se lo tomó personal (ríe).

- Si no hubiera sido futbolista, ¿a qué se habría dedicado?

- (Ríe) Me hubiese gustado dedicarle más tiempo a los estudios. Me gustaba la Medicina Veterinaria. Tengo tres perros salchichas, me gustan mucho (ríe).

- ¿Qué hace en sus tiempos libres?

- Estoy haciendo un preuniversitario, porque voy a dar la prueba. Estoy viendo una carrera que puede ser Estética Integral, que me gusta. Y también tengo mucho más tiempo para mí, para poder descansar. Estoy gestionando unas cosas para ahí (sonríe).

- ¿Qué metas tiene para su carrera?

- Mi prioridad es poder debutar en la Roja adulta, ganarme un puesto ahí y acá en la U, porque siento que es lo principal. Luego de eso, me gustaría irme a jugar en España.

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