ENTREVISTA AS
“Mi mamá me decía ‘¿eres tú?’; ni mis amigos, ni mis familiares me reconocen, se quedan sorprendidos”
Tiene 29 años y se ha convertido en la voz oficial del circuito más importante del mundo. “En mi casa siempre se ha vivido mucho el deporte”, dice a AS-
“Espérame, iré por mi chaqueta. Ya vuelvo”. La frase es de Irene Gómez (29), que antes de conversar con AS Chile va por su abrigo que necesita sí o sí. La razón se entiende ni bien se le escucha: por más que con el paso de los días mejoró, un fuerte estado gripal la atacó desde que llegó a Santiago, para relatar los partidos del Santiago Premier Pádel P1. Su voz aún luce los efectos del resfrío.
Sin embargo, el calor provocado por las luces que adornan la sala de conferencias del torneo hacen imposible que la utilice. “¿Me van a hacer fotos? Esperen, ahora sí”, dice bromeando. Muy lejos está de presumir en todos lados a qué se dedica. “¡No me conoce ni mi madre! Los primeros meses me decía, ‘¿pero eres tú? ¡Te lo juro! Ni mis amigos, ni mis familiares me reconocen, se quedan sorprendidos de la voz. Es verdad que cuando relatas no hablas como en la vida normal”, dice mientras lanza una carcajada.
- El primer día del torneo estaba hundida en el sillón de la sala de prensa, con fiebre y un dolor de cabeza que no la dejaba tranquila. ¿Cómo han sido estos días?
- La gira se hizo larga (ríe). Venimos de Mar del Plata, que tiene un clima más frío que el de aquí (Santiago), entonces cuando tú pasas del calor de España al frío de acá, el cambio es muy brusco. A eso se suma el cansancio de los días, que bajan las defensas. A mí me afecta mucho en mi voz e impacta en las transmisiones, porque te la tienes que cuidar muy bien.
- ¿Cómo hizo para poder narrar los partidos con la intensidad que requieren?
- Hice más tenis que nunca en mi vida (ríe). Para explicarlo, en el tenis comentas después del punto, das un dato, analizas, etcétera. Esta semana, por más que quiera, no he podido narrar pádel, porque cuando quise seguir hablando, me ahogaba (ríe). En la mesa tenemos interruptor para estar o no al aire. Estuve todo el rato apagándolo (ríe). Saqué fuerzas igual, pero ha sido muy duro. A las cuatro de la mañana me despertaba porque no podía parar de toser.
- ¿Dónde y cómo nace su pasión con el periodismo?
- En mi casa siempre se ha vivido mucho el deporte. He competido toda mi vida al tenis, que empecé a jugar a los cuatro años y a los tres años andaba con un balón de fútbol para todos lados. Llegó el momento en que tuve que decidir qué iba a hacer de mi vida. Pasé al pádel después, pero es muy difícil dedicarse al deporte. Siempre me gustaron las comunicaciones, editar videos, entonces no lo vi mal.
- ¿Cuál era su trabajo soñado antes de empezar?
- Siempre periodista de campo en un estadio de fútbol. Nunca pensé que iba a estar en una cabina de Premier Pádel y narrando tenis. Se han juntado dos pasiones para trabajar de esto.
- ¿Cómo fue su etapa en la universidad?
- No sé si tuve mucha suerte. En España se dice que pateas una piedra y salen periodistas, pero es muy difícil dedicarse. Nunca me olvidaré el primer día de clases que éramos cien personas en un salón. Y un profesor, nos dijo: ‘de los que están acá, sólo saldrán dos’. Y tiene toda la razón.
- ¿Y usted sabía que iba a ser una de esas periodistas?
- Sí, evidentemente. Si hay algo que me caracteriza es la tenacidad y querer ir por todo sin importarme cuán difícil sea.
“En la crisis del 2008, mi familia salió muy afectada”
- Se perdió de muchos eventos con amigos y familiares por competir. ¿Los echó de menos en algún momento? ¿Los está recuperando ahora?
- Nunca competí a nivel pro, pero a los 15, estás todo el fin de semana jugando y he hecho hasta dos finales en un mismo día. Esa faceta me la he perdido, pero no me arrepiento de nada y no suelo hacerlo.
- ¿Qué hace en sus momentos libres?
- Me gusta mucho salir a correr, las rutas en la montaña, y ahora acabo de adoptar a una cachorrita, que me tendrá bien ocupada cuando vuelva. Tengo mi familia en Murcia y me voy para allá a pasar unos días.
- Su compañera Bárbara Vitantonio, en este medio, habló sobre su decisión de no ser mamá junto a su marido. ¿A usted le gustaría ser madre en un futuro?
- Sí, aunque todavía no. Me gustaría tener dos, porque dan mucha guerra (ríe), pero de aquí a cinco años o más. Primero el trabajo (sonríe).
- ¿Cómo lleva la soledad de los viajes?
- Siempre he sido una persona independiente, a veces demasiado. Cuando vino la crisis de 2008, mi familia salió muy afectada. Teníamos una empresa de construcción, nos iba muy bien, pero pegó muy fuerte. Ya no había el dinero de antes: si yo quería algo, tenía que trabajar. Si quería un teléfono, irme a la playa con mis amigas, todo. Daba clases de tenis a niños por las tardes. Ese aprendizaje me ha permitido valerme por mí misma con mayor facilidad. Es verdad que esa soledad de tantos años puede que en algún momento pese.
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