ENTREVISTA AS
“Soy completamente feliz; entendí que la vida se tenía que llevar a mi padre y no por eso estaré enojada con los que me rodean”
A sus 41 años, la argentina se ha convertido en una pieza clave de las comunicaciones de Premier Pádel, el circuito más importante del mundo. En AS, habla sobre su historia.
Bárbara Vitantonio (41) llega a la sala de conferencias del Premier Pádel Santiago P1 con la sonrisa que la caracteriza siempre. Antes de entrar, saluda a cada uno de los guardias de seguridad que están en el lugar, tal como hace con cualquier persona que transita por su camino. Luego de sentarse, hace una petición. “¿Puedo desinfectar el micrófono? Lo hago siempre, para que no te preocupes”, dice bromeando a AS Chile. Pero, ¿quién es ‘Bar’? Nada más y nada menos, que la entrevistadora oficial del circuito de pádel más importante del mundo.
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“Conocía el pádel y hasta he llegado a jugarlo en la década del ‘90 en Argentina, pero a nivel profesional conocía dos o tres nombres. Así me pasó con el automovilismo nacional, que trabajé 10 años, pero al principio no sabía nada. Premier Pádel lo supo desde el primer momento. No sabía nada de este deporte y no quiere decir que hoy sepa, porque soy muy respetuosa de los lugares que ocupa cada uno y de los colegas que llevan mucho tiempo cubriendo y después, con el protagonista y quienes lo rodean. Intento aprender, escucho y veo”, dice sobre su trabajo donde interactúa día a día con las estrellas de un deporte que no para de crecer.
Vitantonio nació en San Martín de Los Andes, pero siempre dice que es de Posadas porque, para ella, “uno es del lugar donde se cría y crece”. A esa ciudad del norte argentino llegó con sólo dos años, por eso lo siente así. Vivió 20 años en Buenos Aires, donde estudió y tuvo sus primeros trabajos en televisión y hace más de tres, que vive en Cagliari, Italia, donde se instaló con su marido, Martín Vassallo-Argüello, quien se ha convertido en una figura importantísima en el tenis de la isla de Cerdeña.
Antes de partir a Europa en plena pandemia, tuvo que despedirse de su madre, con quien mantiene una relación de mucha unión, sobre todo tras la muerte de su padre hace 15 años. “Mi papá era de Rosario, mi madre (Vera) es brasileña y nos ha criado junto a mi hermana de la mejor manera posible, muy libre”, dice. Vera se quedó en Posadas y su hermana ‘Car’ partió a Canadá, pero siguen muy unidas a pesar de la distancia.
- Dentro de la libertad de elección, usted decidió no ser madre. ¿Cómo surge ese pensamiento?
- Siempre tuve eso como bastante firme. Me encantan los chicos, tengo dos sobrinos que para mí son mis ojos, Emma y Franz, que son canadienses, pero siempre supe que yo no quería cargar con esa responsabilidad que, seguramente de las madres del otro lado me dirán ‘pero te pierdes lo mejor de la vida’ y no tengo dudas de que debe ser de lo más lindo y la mejor sensación que uno puede tener, pero es un tema como muy profundo para mí en el sentido que tengo argumentos. Entiendo a lo que vas: me crie en un ambiente familiar que no tenía ni me dictaminó un mandato de ‘ahora hay que hacer esto y te tienes que casar o tienes que estudiar esta carrera universitaria’. De hecho, pobre mi padre, que en paz descanse, yo empecé cuatro carreras universitarias...
- ¿De verdad?
- Terminé dos, pero mi papá me decía siempre ‘por qué cambias tanto, no puede ser, pero enfócate en una y termina’... él era un poquitito más estructurado (ríe). Mi mamá era un poco ‘haz lo que quieras’ (ríe).
- ¿Qué estudió?
- La primera carrera que terminé tiene que ver con salud. Soy instructora en Salud, Alimentación y Actividad Física de la escuela del Doctor (Alberto) Cormillot, que es una persona muy reconocida dentro de la nutrición. Y no ejercí esa carrera porque apenas terminé, estudié periodismo deportivo. Me llevó años darme cuenta de que quería vivir de las ciencias sociales, básicamente de la comunicación. Porque imagínate que hice dos años de Ingeniería Química en Posadas, o sea nada que ver una cosa con la otra (ríe).
- ¿Cómo nace su constante interés por aprender? Llegó a Italia sin saber el idioma y hoy lo domina a la perfección...
- Siempre fuimos muy curiosos en mi casa. Mis padres siempre nos decían que de cualquier situación que uno vivía, tenía que tratar de aprender algo más. Para ser periodista sabes que hay que ser muy curioso, si no es muy difícil desarrollar la profesión. Calculo que todo viene de lo mismo. El seno familiar cumplió un rol bastante importante. Siempre fue la mejor alumna, abanderada en primaria, en secundaria, pero era copada (agradable) con mis compañeros (ríe). Les hacía las pruebas a los chicos... esto los directores del colegio que no se enteren (ríe). O dejaba que me copiaran.
- ¿Y Cagliari tiene algo de Posadas?
- (Piensa unos segundos y sonríe) Es linda tu pregunta y nadie me la había hecho aún (ríe). Encuentro varias similitudes en cuanto a la cantidad de habitantes, Cagliari es más chica que Posadas hoy y como es la capital de isla de Cerdeña que se encuentra en el medio del Mediterráneo, hay un clima casi tropical. La humedad y el calor me hace acordar mucho a Posadas. Es infernal: hacen 40 grados con 95 por ciento de humedad y es terrible.
“La injusticia es algo que me pone los pelos de punta, no lo puedo tolerar”
- ¿Qué es lo mejor de ser usted en el sentido de figura pública? Ya es reconocida en el ambiente del pádel mundial...
- Lo de figura pública lo podemos discutir (ríe), pero entiendo a lo que vas. Yo creo que soy igual, obviamente con una cierta formalidad adelante de los micrófonos, pero soy la misma y te lo pueden decir todos. Llego a la oficina y pego un grito ‘¡Hola, hola! ¡Llegó la alegría!’ Tengo muy presente que, bueno... creo que en el periodismo de la Argentina a veces hay ciertos personajes que piensan que por salir en televisión te da un derecho o una exclusividad de algo, cosa que para mí, es un trabajo como cualquier otro. Soy muy considerada, eso sí. Me pongo mucho en el lugar del otro. Desde la persona que está en seguridad o el transporte que nos busca, para mí el ‘hola, ¿qué tal? buen día’ es igual que para el jugador top.
- ¿Y lo peor?
-Hay una catarata, una lista de cosas peores (ríe). (Piensa unos segundos) Es difícil hablar de esas cosas de uno, sobre todo de las buenas. Pero como personalidad te puedo decir que lo peor que tengo es que soy una persona rencorosa, que eso es muy feo. Cada vez menos, aprendo en el día a día, pero difícilmente me olvido si alguien hace algo que no me gusta o feo sobre todo con mis seres queridos, ahí no tranzo. Soy difícil en eso. Bueno, tengo un carácter que se nota a la legua.
- ¿Es completamente feliz o falta algo para sentirse así?
- Soy completamente feliz. Mi familia nos trató de inculcar eso, de disfrutar lo que haces y el lugar donde estás. Por supuesto que hay situaciones cotidianas que no son lindas o que pasa algo, pero dentro de todo, le saco el provecho a todo. Aún perdiendo un familiar tan cercano. Te lo repito: soy completamente feliz, entendí que la ley de la vida se tenía que llevar a mi padre y no por eso tendré que estar enojada con los que me rodean.