Así se fraguó la caída de Nunes: de un estilo rechazado a una pelea sin motivo
El ciclo del DT concluyó tras la inapelable derrota ante La Serena, pero el funcionamiento de los cruzados sumó una y otra decepción en 2025.
Se acabó la etapa de Tiago Nunes al mando de Universidad Católica. Tras la derrota por 3-1 ante La Serena en el estadio Santa Laura, el propio DT comunicó su adiós en compañía de José María Buljubasich, gerente deportivo cruzado. El ambiente estaba muy adverso para el brasileño, a raíz de la baja campaña en 2025, y tuvo que dejar la cancha asistido por un par de guardias. Antes, los hinchas entonaron el típico cántico pidiendo su salida.
La mala presentación contra La Serena fue el resumen del bajo nivel en general de los dirigidos por Nunes. Salvo una breve racha que incluyó los triunfos ante Unión Española, Limache y Everton y el empate frente a Cobresal de visita, con el DT el elenco cruzado no logró estabilizar una forma de juego y rendimiento acordes a las exigencias. No fueron pocas las carencias que evidenció la UC bajo el mando del brasileño.
Estilo rechazado
Durante el ciclo de Nunes, los cruzados no exhibieron un modelo de juego que complaciera a los hinchas y estuviera en concordancia con el relato futbolístico del club. Históricamente, en la UC ha predominado un estilo marcado por el predominio del juego asociado y la generación continua de acciones de gol por esta vía.
Con el brasileño, el cuadro universitario intentó poner en práctica un fútbol más directo, con énfasis en las transiciones para atacar con sorpresa y defender apelando a la solvencia. Sin embargo, la propuesta no tuvo un desarrollo consistente y mucho menos prolongada en el tiempo. Es más, la UC no pudo extinguir la sensación de un equipo de juego débil, con escasos contenidos futbolísticos y siempre enredado en los malos resultados.
Peor falencia
Otra debilidad futbolística importante del ciclo de Nunes se centró en la falta de variantes en la función ofensiva. El ADN de juego del club contempla aproximaciones y llegadas permanentes al arco rival, incluso sacrificando seguridad defensiva en pos de atacar siempre y por distintas formas.
Sin embargo, la UC fue un conjunto con poca creatividad e imaginación en la fase ofensiva, circunscrito únicamente al envío repetitivo de centros con Fernando Zampedri como destino principal. Sólo en la goleada por 6-0 ante Everton, la fórmula tuvo éxito y eficacia, pero antes y después resultó ineficiente. El juego interior o centralizado fue casi inexistente y esto facilitó el trabajo defensivo de los cuadros rivales.
Pelea sin motivo
De todos los entrenadores, Tiago Nunes fue quien más dificultades tuvo con los árbitros, sobre todo en 2025 cuando fue expulsado de la banca en varias ocasiones. Esto significó poner el foco, erróneamente, en el cometido referil ante la UC y no en las carencias de juego que ya se volvían repetitivas en el conjunto cruzado.
En la recta final de su ciclo, Nunes protestó constantemente y se le vio muy sensible al desempeño de los árbitros. La labor de los jueces no se apartó a la realizada con el resto de los cuadros nacionales, así que en ningún instante los reclamos tuvieron coherencia con lo que acontecía en el terreno de juego.
Mal nivel individual
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La labor de Nunes será recordada también no solo por los bajos momentos individuales de quienes debían asumir el liderazgo futbolístico, sino que también por el discreto nivel de la mayoría del plantel en 2025. La gestión de un DT, aparte de la búsqueda de buenos resultados, está orientada además a la mejoría personal de los dirigidos. Con el brasileño, esto no ocurrió,
Gary Medel aún no concluye la etapa de reinserción al fútbol chileno en su vuelta al país. A Dylan Escobar lo solicitó el propio DT y últimamente no entró ni siquiera en la citación. Fernando Zuqui todavía no realiza el aporte esperado y lo mismo pasa con Jhojan Valencia y Eduard Bello. La responsabilidad, en todo caso, recae en todo el plantel, que necesariamente debe realizar una autocrítica por su incidencia en el adiós de Nunes.