Entrevista AS

“Cada vez que voy al estadio, me emociono, porque siento que él está ahí... Lo extraño”

“Él falleció en pandemia, entonces no pudimos estar en su lecho de muerte... Siempre lucharé para que su nombre esté en lo más alto”, dijo.

Este lunes se cumplieron cuatro años del fallecimiento de Carlos Campos, el máximo goleador (199) en la historia de Universidad de Chile, y en su familia decidieron recordarlo con alegría. Catalina Campos, una de las nietas del ‘Tanque’, dialogó con AS y le dedicó emotivas palabras a su abuelo.

“Es una mezcla de sensaciones. En general, nosotros recibimos mucho cariño de los hinchas, que constantemente lo recuerdan. Algunos lo vieron jugar y a otros les hablaron de él. Como familia lo recordamos con alegría y siempre está muy presente en lo que hacemos”, afirmó Catalina, quien tiene 36 años y es periodista.

- En un texto que usted publicó en X, dijo que disfrutaba de llevar a don Carlos al estadio y ver cómo los hinchas le daban amor...

- Sí, siempre orgullosa de eso. Por ejemplo, vimos juntos la Copa América del 2015 y teníamos una dinámica muy divertida: cuando él estaba nervioso, siempre me tomaba la mano y me la apretaba fuerte (ríe). Después, él también predecía las jugadas desde la mitad de la cancha y decía ‘ah, esto ya es gol’. Lo mismo pasó con el penal de Alexis Sánchez. Y ya cuando veía los partidos por la tele, le gustaba verlos en silencio, pero sí comentando con la gente.

- La final la debe haber vivido con mucha emoción...

- Sí, fue súper emocionante. Cuando yo llegaba al estadio con él, por ejemplo, toda la gente lo quería saludar. Muchas personas lo recuerdan, incluso los jóvenes, que son hinchas de la U. Se le acercaban a pedirle fotos y yo siempre estaba dispuesta a hacer de fotógrafa (ríe). Lo otro es que, como soy periodista, varios colegas me pedían cuñas y él siempre estaba dispuesto a apoyar a los periodistas, especialmente a los más jóvenes, porque me decía que a él no le gustaría que a mí me negaran una cuña.

- ¿Qué más solían hacer juntos?

- Bueno, él me contaba muchas anécdotas. Tenía muy buena memoria de largo plazo y se acordaba de las anécdotas que había tenido, por ejemplo, con el ‘Tito’ Fouillioux en los partidos contra Católica o cuando hacían giras por Europa. También recordaba que, en la Selección del 66, uno de sus compañeros de habitación había sido Elías Figueroa. Siempre se acordaba de algo... Para nosotros, eso es lo que hace que el Estadio Nacional tenga mística. Cada vez que voy, siento que él está ahí.

Carlos Campos, leyenda de Universidad de Chile.

- Me imagino que él también le hablaba de su amor por la U. Fue el único equipo que quiso defender en su carrera...

- Él siempre me decía que la U le había dado todo. Yo le decía ‘pero ¿por qué dices eso, si tú también le has dado todo a la U? O sea, pospusiste tu matrimonio para jugar contra Colo Colo y muchas veces estuviste fuera de casa por dar todo por el club’. Él me decía que la U le había dado todo, porque ahí, donde llegó con 11 años, se sentía en familia. Básicamente lo terminaron de criar y le enseñaron cosas para la vida. Le dieron una familia, posibilidades económicas y una linda vida de reconocimiento. Hoy, distintas generaciones lo siguen recordando y ese es el legado que dejó.

- ¿En casa guardan tesoros de él? Camisetas, fotografías de la época...

- Sí, yo prácticamente tengo un museo. Tenemos, por ejemplo, los pasaportes que llevó cuando fue a jugar el Mundial del 66. Hay muchas fotografías, ropa suya, e incluso una pizarra magnética que él usaba como entrenador. Eso es un tesoro, al igual que una jineta que en algún momento me regalaron en la U.

- Más allá de lo futbolístico, ¿qué significaba él en su vida?

- Para mí era súper importante, porque mis abuelos siempre estuvieron muy presentes. Y la verdad es que lo extraño demasiado. Ver un partido sin él se siente distinto, pero sé lo que disfruté a concho. Él me dejó muchas enseñanzas de vida. Por ejemplo, me contaba que, después de sus entrenamientos, cuando él era muy chico, se quedaba dos horas cabeceando para que sus cabezazos fueran perfectos y gol. Había mucho esfuerzo detrás de los goles.

- Se emociona al recordarlo...

- Sí, un montón. De él hay mucho registro, entonces siempre que me mandan una entrevista o alguna foto, me emociono. Por eso te decía que, cada vez que voy al estadio, me emociono mucho, porque siento que él está ahí.

- Si tuviese la posibilidad de volver a verlo, ¿qué le gustaría decirle?

- Un montón de cosas. A ver, él falleció en pandemia, entonces no pudimos estar en su lecho de muerte. Lo tuvieron que hospitalizar y la última vez que hablé con él fue dos días antes de eso... Y bueno, como periodista y como su nieta mayor, estoy tremendamente agradecida por su calidez humana. Siempre me voy a encargar de que su nombre esté en lo más alto y que muchas generaciones lo recuerden.

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