ENTREVISTA AS
De promesa de Cobreloa a empresario de joyas: “El fútbol es una burbuja, necesitas quien te asesore”
Después de una larga trayectoria profesional, el delantero decidió emprender con dos pymes familiares. De todas formas, no quiere abandonar la actividad.
Del fútbol a los negocios. Dos conceptos que resumen el giro radical en la vida de Álvaro López (30). Surgido en la cantera de Cobreloa, el delantero hizo un alto a sus más de 12 años de actividad deportiva para incursionar en el mundo de los negocios.
López, quién actualmente se encuentra sin club, ha registrado un largo recorrido por el fútbol nacional. Pasos por Magallanes, Barnechea y General Velásquez, entre otros equipos, evidencian una carrera de altibajos entre distintas categorías profesionales. “Tuve una carrera demasiado rápida y eso te nubla. El fútbol es una burbuja y si no tienes una persona que te asesore, es super difícil”, añadió.
Desde su taller familiar en Plaza de Armas, el futbolista atendió el llamado de AS para conversar sobre su presente comercial y cómo ha desarrollado el oficio de la joyería.
- Después de su paso por General Velásquez, no registra otro equipo... ¿Cuál es su presente?
- El año pasado estuve en General Velásquez, fue una temporada súper positiva. Este año intenté negociar con unos clubes de Segunda y por temas económicos no pudimos llegar a acuerdo. Yo, hasta el año pasado, estuve sin club y llevo casi tres años con una joyería, junto con un taller en Plaza de Armas. Me he estado desenvolviendo en esa área y en otras pymes que manejo.
- ¿De donde nace su pasión por la joyería?
- Tengo un familiar, que es mi tío abuelo Erickson Aqueveque. Él es mi maestro y quien me integró en el mundo de la joyería. En 2019 volví de Paraguay, al año siguiente comenzó la pandemia y me quedé sin jugar. Mi tío me decía “vente para el taller, acá todos te conocen, te queremos harto”. Además, como me muevo en el mundo del fútbol, sé cuales son los gustos y puedo tener clientela. Todo fue fluyendo de a poco y me atreví con un nombre: “El Cetro Joyería”. Registré la marca y comencé a hacer trabajos en detalle.
- ¿Ha confeccionado trabajos para algunos futbolistas? ¿Nos puede nombrar algunos?
- He trabajado para varios futbolistas. Luchito Casanova, gran amigo. El “Chino” Cáceres, que está en San Marcos; y Mario Larenas, con quien tenemos una buena amistad, son algunos. Me han ayudado con el tema de las redes, a masificar todo esto. Ellos me regalan alguna historia en Instagram para llegar a más gente.
- ¿Cómo es desenvolverse en dos áreas completamente distintas, como lo es el fútbol y la joyería?
- Al principio igual cuesta. Uno, que jugó futbol de toda la vida, piensa que va a ser futbolista hasta los 60 años y, lamentablemente, nuestra carrera es séper corta. Cuando llegó la pandemia, me vino un remezón y de verdad me di cuenta de lo que es la realidad. El fútbol en cualquier momento se puede acabar y hay que seguir desenvolviéndose en la vida. Fue una búsqueda amplia. Me puse a estudiar algunos cursos de gestión deportiva. Empecé a buscar algo que me llenase.
- Fuera de la entrevista me comentó algunas otras pymes donde colabora...
- Acá en Santiago también trabajo con mi primo Nicolás, él es dueño de una repartidora muy conocida que se llama “Full Gas Chile”. Paralelo al fútbol y a las joyas, trabajo en el área de comunicación con ellos, hago reuniones con juntas de vecinos. Soy un poco la imagen dentro de la industria, a full con redes sociales y acompañando en eventos.
- Un verdadero empresario...
- Lo que pasa es que la situación es tan terrible. Tu tienes una plata guardada y se va devaluando con el tiempo. Hoy por hoy mi mecanismo es tratar de invertir y que el dinero se mueva. Una razón es para poder generar, tener más ingresos, y lo otro para poder hacer crecer el capital.
- Con el foco en estos emprendimientos, ¿el fútbol ya es pasado?
- Para nada. Tengo las ganas de seguir compitiendo y para eso he estado hablando con unos equipos de Segunda División. Si no se da la oportunidad, todo es aprendizaje y será para el próximo año. Tengo 31 años y aún estoy bien y me falta mucho por entregarle al fútbol. En General Velásquez lo pasé genial, sólo me falló el tema de las lesiones, pero a pesar de todo, fui el segundo goleador del equipo y en San Vicente me adoran. No me cierro a nada.