ENTREVISTA AS
De Uber para subsistir en Arica a hacer historia en Brasil: “Me cuesta dimensionar lo que conseguimos”
Con 31 años, es el PF de Real Tomayapo, cuadro boliviano que sacó un empate ante Inter de Porto Alegre. “En Chile estamos 10 peldaños más arriba y nos quejamos”.
En los últimos días, Real Tomayapo de Bolivia hizo noticia por dos cosas. Primero, por el histórico empate que logró contra Internacional de Porto Alegre en Brasil y luego por la foto viral donde aparecía una pizarra táctica en la que se apreciaba a todos los jugadores del cuadro boliviano en su propia área. Justo al lado de ese pizarrón, había un chileno. Se trata de Boris Jara Riquelme, el preparador físico del elenco de Tarija.
Luego de casi 20 horas de viaje para regresar a su casa, Jara -quien jugó dos años en Deportes Temuco antes de la fusión con Unión Temuco- atiende a AS Chile para hablar de la hazaña que consiguió su club. “Agradezco su llamado, porque uno está haciendo patria y es lindo que se acuerden”, dice.
“Estoy súper cansado, porque el viaje es larguísimo. Fueron dos escalas. De Porto Alegre a Sao Paulo, donde estuvimos ocho horas para después volar a Santa Cruz de la Sierra. Y ahí estuvimos seis horas más. Salimos a las cuatro de la mañana de Porto Alegre y llegamos ayer (jueves) a las 22.30. Fueron como 20 horas en total y de ida fue lo mismo″, cuenta Jara a AS Chile sobre la travesía que realizó junto al equipo boliviano.
Para Real Tomayapo fue un viaje histórico. El club, por primera vez, voló al extranjero. Y la recompensa fue conseguir un empate sin goles ante Internacional de Porto Alegre, bicampeón de Libertadores y ganador una vez de la Sudamericana.
- ¿Cómo han sido las horas posteriores a la gesta que consiguió?
- A mí igual me cuesta dimensionar lo que conseguimos. Mi experiencia en Chile ha sido en equipos de Primera B y venir a Primera División en el extranjero es un paso muy importante. De la mano del ‘profe’ (Cristian) Arán hemos ido consiguiendo resultados muy importantes para un club que es relativamente nuevo, así que todo lo que se está viviendo, es histórico. Desde la fase previa en adelante. Es bonito, reconfortante y motivante.
- En las redes se viralizó una foto donde aparecía el pizarrón con todos los futbolistas del club dentro de su área. ¿Cuál es la historia?
- (Risas) La pizarra estaba ahí y un jugador movió las fichas en tono de broma. No recuerdo haber visto a alguno, pero queda todo dentro de una anécdota. Dicen que fue el capitán, pero yo no lo vi (ríe). Uno como futbolero de repente dice ‘ya, metemos el bus’, eso siempre está, pero eso no fue una indicación táctica ni mucho menos. Fue todo sin querer, el encargado de prensa tomó la foto y a las dos horas se empezó a masificar todo (ríe). Los amigos empezaron a comentar y me decían ‘mira, tu puño es el más famoso de ahí' (ríe). Pero nunca pusimos la línea de 10, sí por pasajes defendimos con siete. Vi una foto del Bayer Leverkusen con los 10 jugadores atacando y el equipo rival tenía a los 10 defendiendo. En todos lados pasa.
- Usted es el PF del equipo. ¿Hubo un trabajo distinto para este partido teniendo en cuenta que se sabía que Internacional iba a atacar todo el partido?
- Distinto no, pero sí extra. Yo creo que la capacidad física madre es la fuerza y nosotros veníamos de jugar tres partidos en siete días. Con la gran mayoría de los jugadores hacemos dos o hasta tres dobles turnos cuando el calendario lo permite. En fecha FIFA nos preparamos mucho. Creo que la fuerza después permite el trabajo aeróbico, minimizar el riesgo de lesiones, los viajes, las escalas. Pero la preparación es desde siempre, porque tienen que estar listos para todo tipo de partidos.
- ¿Cuál fue el camino que tuvo que transitar en su carrera para llegar a este desafío?
- Yo nací en Loncoche, pero a los 14 años me fui a Temuco a estudiar mi Enseñanza Media. Soy profesor de Educación Física de la Universidad Autónoma y luego me titulé de técnico en la INAF. Comencé en Deportes Temuco, estuve cuatro años y partí como DT de la Sub 13 y luego estuve como ayudante o segundo preparador físico según lo que necesitara el DT de turno. Me subió Patricio Lira y llegamos a dos finales de liguilla. Luego, me llamó ‘Pancho’ Arrué para ir a San Marcos de Arica y dejé todo. Al principio fue todo muy bonito, salir de la zona de confort y nos fue bien, tanto así que Arrué fue a Audax, pero ahí fue que a mí me cambió todo.
- ¿En qué sentido?
- Me cambió el escenario porque no me llevó. Me dijo algo y después no fue así, por lo que quedé con una espinita clavada.
- ¿Y qué pasó con usted?
- Me respetaron el contrato en las últimas cuatro fechas, donde asumió Víctor Barría como interino. Luego lo ratificaron y pasó lo mismo: me dijo una cosa, pero no pasó. Yo había perdido todas las esperanzas de seguir en el fútbol, entonces ya tenía todo listo para volver a un colegio en Pitrufquén, donde tenía 44 horas, pero no era la pasión del fútbol (ríe). Entonces, mi pareja que se había ido a Arica conmigo, tenía contrato hasta diciembre en su trabajo y yo la esperé hasta enero.
- ¿Y cómo hizo para mantenerse si ya no tenía su contrato?
- Claro, yo terminé en octubre y tuve que asumir costos de arriendo, por lo que hice de Uber para mantenerme. Ya en enero teníamos todo listo para volver en auto desde Arica a Temuco con mi pareja, incluso habíamos mandado la ropa por encomienda, hasta que me llamó Cristian Arán y me dijo. ‘Boris, tengo esta opción, tengo tres horas para avisar con quién voy’. Y me vine a Bolivia con lo puesto (ríe).
- ¿Con qué se encontró allá?
- Con ciertas deficiencias en cuanto a infraestructura. En Chile estamos 10 peldaños más arriba y nos quejamos... en Arica teníamos un gimnasio de primer nivel, dos canchas espectaculares para entrenar más el estadio, desayunábamos y almorzábamos todos los días en el club, entonces se trabaja desde otro prisma. Acá es distinto, pero es motivador, porque te exige a dar lo mejor de ti. Además, la motivación de jugar una copa, y que hubiera la chance de jugar contra Boca, por ejemplo, era algo que tenía expectante a toda la ciudad. Otra cosa que me llamó la atención es que acá se paga a 10 cuotas como le llaman ellos, no es mes trabajado, mes cobrado. Los meses duran 38-40 días, por decirlo de alguna forma. Y el único que firma contrato es el DT, por lo que él te pasa la plata.
- Vivía con su pareja en Arica, pero a Bolivia se fue solo. ¿Ha sido difícil?
- Yo creo que más que difícil, se extraña. Llevamos ocho años y tenemos una relación muy sana y sólida. Y en Arica lo pasamos mal por el tema económico, porque ella trabajaba para pagar su crédito automotriz e hipotecario en Temuco y yo pagaba todo lo del arriendo, y cuando era Uber ni la veía, sólo para poder pagar eso. No queríamos pasar otra vez por eso. Mi sueldo acá no es alto, entonces no me daba para decirle ‘vente, yo pago tus cosas’. Pero a lo que me refiero con extrañar, va por el lado de que en un triunfo salir a comer con ella o con mis papás y lo mismo cuando una derrota te pega fuerte, tener esa contención. Pero desde los 14 años que vivo relativamente solo, entonces uno se acostumbra. Son los afectos lo que más se extraña. Estoy invirtiendo en que el día de mañana me salga una chance aún mejor a pesar que corro el riesgo de que a un familiar le pase algo y yo no pueda viajar. Ese es un temor que tengo. Son los costos que uno decide asumir.