ENTREVISTA AS
Estuvo siete años en Chile, fue figura y ahora dio un giro radical en su vida: “Decidí reinventarme”
El ex Ñublense Mathías Riquero (40) acabó su carrera y eligió una nueva actividad en Montevideo. “He dictado talleres en el colegio de mis hijas”, cuenta.
El uruguayo Mathias Riquero tuvo destacados pasos en Chile por Ñublense, Iquique y Temuco, pero desde hace un tiempo que emprendió un nuevo rubro profesional: el cultivo de huertos, una actividad donde incluso ha impartido cursos. “He dictado algunos talleres de cultivo en el colegio de mis hijas. Es una actividad que me apasiona bastante”, cuenta.
El ex mediocampista dejó el fútbol en 2021 tras pasos por Progreso y Villa Española, en lo que fue una decisión muy meditada. “No es fácil el retiro. Durante 21 años estuve entrenando con una rutina y cambiar de un día para otro es bastante complicado, pero me quedo tranquilo porque hice una muy buena carrera”, confiesa.
De todas formas, el charrúa sigue relacionado al futbol con la intermediación de jugadores. “Llevé a Nicola Pérez a Ñublense y a Gonzalo Montes a Huachipato, entre otros uruguayos. Igual quiero enfatizar que no soy representante, sólo hago los contactos y la intermediación, que es diferente... ¿Retorno a Chile? Es un país que nos marcó como familia, pero por planificación familiar nos quedaremos en Uruguay”, enfatiza.
- ¿Cómo es su presente tras el retiro de la actividad?
- Muy bien, todos en familia acá en Uruguay. Desde el año pasado me puse a estudiar tallerista de huerta educativa y comunitaria y comencé a impartir clases en algunas escuelas y comunidades.
- ¿Es importante para los futbolistas proyectar nuevos desafíos después del retiro?
- Sin dudas que es importantísimo poder hacer estudios o alguna otra cosa que te guste y te ocupe tiempo, porque el fútbol pasa y la vida continúa. Hay que tener la cabeza ocupada.
- Su vida familiar, ¿cómo ha cambiado con estos nuevos proyectos?
- Cambia bastante. En mi caso, estuve con mi compañera Lucía durante 7 años y medio en Chile. Nos fuimos dos personas para allá y volvimos cinco a casa (risas). Una parte importante de volver a Uruguay fue lo de extrañar la familia y Montevideo. Sobre todo las niñas, con sus primos y amigos de la escuela. Ahora, por suerte, tengo la posibilidad de poder estar cerca y poder ayudar en el tema de la huerta que pudimos armar este año. A mis hijas les encantó, y es algo que nos apasiona.