ENTREVISTA AS

Detención y exilio: el abuelo de Nayel Mehssatou relata su historia

Pedro Sepúlveda estuvo preso en Linares durante un año. En 1975, tras recibir ayuda de la Universidad Libre de Bruselas, partió a Bélgica, donde nació el nuevo jugador de la Roja.

Cuando viajó en 1967 a estudiar sociología, Pedro Sepúlveda (80) jamás imaginó que Bélgica se transformaría en su refugio durante una dictadura militar en Chile. Tampoco pensó que, 55 años después, uno de sus nietos llegaría a defender a la Roja. “Ha pasado bastante agua por debajo del puente”, dice el abuelo de Nayel Mehssatou con una sonrisa. Desde Colbún, en la Región del Maule, el escritor revive sus días más difíciles y habla de la nueva promesa chilena.

“Estoy muy contento por la nominación de Nayel a la Selección. Cuando arribó a Chile, lo fui a ver al hotel. Él había sido el primero en llegar, así que estaba solo. Fuimos a recibirlo y regalonearlo junto a mi hijo Patricio. Almorzamos juntos”, cuenta Pedro Sepúlveda en diálogo con AS.

- ¿Cuántas veces se han visto?

- En Chile, cuatro. La primera fue cuando estaba más chico, así que no creo que se acuerde. Después, cuando ya había crecido, estuvo varios días en mi casa en Colbún. Cuando estuvo a la Sub 17, también vino dos o tres días. A él le gusta mucho la montaña, andar a caballo, correr para todos lados e ir al Lago Colbún. En Bélgica también nos vimos muchas veces.

- ¿Usted volvió a Bélgica, entonces?

- Muchas veces. Es que trabajé varios años en la Dirección Económica de la Cancillería, entonces me tocaba viajar unas cuatro veces al año. Estuve en ese trabajo durante una década. Aprovechaba de visitar a mis hijos.

- ¿Por qué se fue a Bélgica en 1967?

- Fui a estudiar durante cuatro años. Estudié sociología e hice un perfeccionamiento en Economía. Me fui como a los 26 años y volví a Chile en el 1971. Yo había egresado de derecho en Chile, pero no me recibí porque en los últimos años ya no tenía ganas. Lo terminé porque faltaba poco nomás, pero yo quería estudiar sociología y economía. Me salió una beca de la Agencia de Cooperación para el Desarrollo de Bélgica y me fui a estudiar. Fuimos unas 20 o 30 personas en distintas disciplinas.

- O sea, volvió en pleno Gobierno de Salvador Allende...

- Así es, ya estábamos en el Gobierno de la Unidad Popular. Yo lo apoyaba porque era militante del Mapu. Me vine a Linares y aquí hacía clases en la Universidad Técnica del Estado, hoy USACH, que tenía una sede en Talca. También hice clases en un Instituto de Estudios Agrarios, que tenía la Universidad Católica. Hasta 1973...

- ¿Cuándo fue detenido?

- Desde septiembre del 1973 hasta septiembre de 1974, en Linares. Fue muy duro. La represión fue muy masiva, hubo mucha gente a la que le vulneraron los derechos. En Linares tenemos 60 desaparecidos y en todo el Maule, alrededor de 125. Fue muy fuerte y ojalá que nunca más ocurra. Interrogaban y torturaban. Además, era gente que uno conocía.

- ¿A qué se refiere?

- La mayoría del asunto ocurrió en la Escuela de Artillería de Linares, que es una institución muy querida. Yo estudié en el Instituto de Linares, que es uno de los colegios más importantes de aquí y todos los miércoles íbamos a la Escuela de Artillería a hacer deporte. La mayoría de los hijos de los militares eran compañeros nuestros, entonces la Escuela de Artillería era como la prolongación del colegio. Después, cuando llegábamos en calidad de detenido, era doloroso porque eran nuestros amigos que nos estaban tratando mal. Pero ya pasó, di vuelta la página y quiero que Chile viva mejor, con más armonía, progreso y justicia.

- ¿Cómo logró partir a Bélgica en 1975?

- Bélgica se portó muy bien conmigo. La Universidad Libre de Bruselas hizo lo imposible para sacarme de las garras de la dictadura y lo logró. El hecho de que estuvieran preocupados por mí, era importante porque las cosas no estaban fácil. Tenía pasajes y oferta de trabajo. Cuando salí en libertad, tuve que quedarme cuatro o cinco meses porque tenía un hijo con una enfermedad. Después me fui y allá me acogieron muy bien. Incluso, hice un postgrado de Comercio Internacional e Integración Económica.

- ¿Allá se convirtió en escritor?

- Sí, escribí varias cosas en Bélgica. Hay un estudios sobre el Movimiento Cooperativista y Mutualista en Europa y tengo mi tesis, que se publicó en la universidad, sobre la Reforma Agraria de Chile. En Chile publiqué un análisis sobre el estallido social y ahora escribí un análisis sobre los primeros años de la dictadura, combinado con algunas situaciones actuales, como la Convención Constitucional. Se llama ‘La verdad también tiene su hora’.

- ¿Cuándo volvió a Chile?

- En 1993. Estuve en la Cancillería, como te comenté, y fui consejero regional del Maule. Ya estoy jubilado desde el 2015. Después del Golpe Militar fui militante del Partido Socialista, pero después renuncié a las estructuras partidarias. Soy independiente, comprometido con las causas populares y con la izquierda democrática desde el punto de vista intelectual. Ahora estoy participando para el Plebiscito, pero solo en actividades, reuniones y escribiendo.

- Y al mismo tiempo, disfrutando a su nieto seleccionado.

- (Sonríe) Así es. Soy hincha de él y de la Selección.

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