Entrevista AS
El drama que golpea a un ex U: “Me hicieron una encerrona y me apuntaron con pistolas”
Ayer, Camilo Moya fue abordado por tres delincuentes, quienes se llevaron su vehículo: “La calle está peligrosa y uno siente miedo”.
Camilo Moya (26) y su familia viven horas difíciles. Ayer, al volante de O’Higgins le hicieron una encerrona en Puente Alto, en el sector Ciudad del Sol, y le robaron su vehículo, un Mercedes-Benz A250 color gris, cuya patente es LHBH90. El ex futbolista de Universidad de Chile pide ayuda para dar con el paradero de su automóvil.
- ¿Cómo ocurrió esto, Camilo?
- Bueno, fui a Santiago porque a mi perrito teníamos que hacerle un examen, para salir de una duda, y ahora lo deben operar. Después lo fui a dejar a la casa de mi suegra, en Puente Alto, y en lo que me venía a Rancagua, a unas dos cuadras de la casa de mi suegra, me hicieron una encerrona. Ahí se bajó un tipo y me golpeó el vidrio del copiloto con una pistola. Otro se puso adelante, también con pistola, y el que me sacó del auto también llevaba pistola. Salí del auto y dejé que se lo llevaran... Menos mal no iba con mi perrito o con mi familia, que era lo más importante.
- ¿Pudo ver el rostro de alguno de los delincuentes?
- No, todos estaban cubiertos. Según yo, los tres eran menores de edad. Ninguno tenía como cuerpo de adulto.
- Temió por su vida, ¿no?
- Por cómo están las cosas, aunque reacciones bien, tú no sabes cómo van a reaccionar ellos. Lo único que pensé fue ‘voy a pasar todo, porque tengo una hija de siete días de vida. No quiero que me pase nada, así que no haré nada estúpido’.
- ¿El auto tenía GPS, algo, para poder rastrear? ¿Fue a Carabineros?
- No, nada. Es que justo yo había sacado el seguro, porque lo iba a cambiar la otra semana. Y respecto a lo otro, fui a Carabineros en La Pintana, para ver si podíamos alcanzar el auto o ver si estaba por ahí. Como estos autos son tan bajos, de repente se comen un hoyo y pinchan, pero nada... Hicimos una constancia y por ahí me dijeron que habían encontrado mis documentos, cerca del lugar en donde me asaltaron.
- ¿Ha tenido alguna novedad sobre su auto?
- Lo último que me dijeron fue que lo habían visto por Bajos de Mena.
- ¿Tiene esperanzas de recuperarlo o está un poco resignado?
- Tenemos esperanzas de encontrarlo, porque siento que es un auto fácil de reconocer. Es un Mercedes gris, con llantas pintadas y no tenía la tapa del estanque.
- ¿Cómo quedó mentalmente después de este episodio?
- La verdad, tengo a mi perro allá en Santiago, por la cirugía, y ahora tengo que volver... Uno igual queda con miedo. Si bien no reaccioné, que te apunten tres tipos con pistolas hace que se te vengan varias cosas a la cabeza, sobre todo por cómo está la calle. Ves tantas muertes. Hay gente que también entrega las cosas, pero aun así les pegan. Entonces, da miedo. Al final, yo también le traspaso el miedo a mi polola y como mi hija es chiquitita, también me han hablado de las emociones...
- ¿Ahora usted se encuentra en Rancagua?
- Sí, mi amigo Juan Fuentes me fue a buscar a Santiago. Se ha portado un 10 conmigo y ha estado apoyándome en todo momento.
- ¿Qué reflexión hace sobre el complejo momento que estamos viviendo como país por la delincuencia?
- La verdad es que uno puede hablar mucho, pero al final nadie hace nada. Uno prende la tele y nunca hay una noticia buena, todas son malas. Que matan a alguien, que encuentran un cuerpo en tal parte... A los delincuentes no les importa nada. Imagínate que mientras yo hacía mi constancia en Carabineros, llegaron siete personas por el mismo tema. Y era gente con sus hijos y todo. Entonces, es peligroso porque al final los delincuentes no la piensan. Si te tienen que pegar un disparo, lo van a hacer. Y si te tienen que matar, lo van a hacer. La calle está peligrosa.