Entrevista AS
El goleador chileno que asumió un duro desafío: “Estoy picado”
Se convirtió en el gran fichaje de Segunda División tras su arribo a un club debutante en el profesionalismo: “Hay que hacer el esfuerzo mientras estén las ganas”.
Fue una de las sorpresas de la etapa de contrataciones del fútbol chileno. Deportes Rengo, club que debutará en el profesionalismo tras ascender a Segunda División, sumó inesperadamente a Sebastián Varas al plantel 2023. El delantero posee una larga trayectoria, que comenzó en 2005 en Everton, y hace poco más de una temporada actuaba en Primera División por Cobresal. También pasó por O’Higgins, Ñublense y Unión Española, entre otros clubes, pero hoy inicia un inédito ciclo en la tercería categoría, lejos de la atención pública mayoritaria y con la motivación a full, tras un 2022 con decepciones en Puerto Montt.
“Es una división en la que no había jugado, es bastante dura. Tenemos un par de partidos amistosos y se nota la rudeza de cómo se entrena. Se corre mucho y, al ser más jóvenes que mayores, está el ímpetu de correr, meter y luchar, en lugar de jugar. Ahí uno como más grande, va guiando a los más chicos, más en el plantel pues la base es el grupo que subió de Tercera a Segunda. De repente las comodidades no son las mismas a las que uno está acostumbrado a tener. Hay que hacer el esfuerzo, mientras estén las ganas, el resto se supera”, manifiestas Varas, de 34 años, en diálogo con AS.
- ¿Se asesoró antes de aceptar la propuesta de jugar en Segunda División?
- Sí, estuve averiguando, pregunté por ahí a un par de amigos que juegan en la categoría. Me contaron cómo es, al no ser televisada también pasan cosas que no ocurren en otras divisiones. Hay que estar preparado, si bien el año pasado yo sentí que el cambio de Primera al Ascenso también fue brusco. En la ‘B’ es harta lucha, generalmente pelotazo al ‘9′ para tratar de aguantar y generar algo. En Primera era diferente, tenía que jugar, salir a recogerse y si tenía que habilitar, hacerlo. Era totalmente diferente a lo que viví el año pasado y lo que voy a vivir ahora.
- La mirada va a estar puesta en usted también, hace poco más de un año actuaba en Primera División…
- Sí, obvio y uno tiene que asumir esa responsabilidad. El año pasado uno también trataba de tomar esa responsabilidad y para mí no fue un año positivo, siempre hago una autocrítica. No fue lo que esperaba y las expectativas eran altas en Puerto Montt. La gente también confiaba en mí y lamentablemente no pude responder. Lo único que agradezco es que, pese a las canchas sintéticas, no tuve lesiones. Eso para uno que es mayor es súper importante. Si no jugué, fue por decisión técnica. Será ahora todo diferente y espero que todo funcione bien.
- ¿Qué cree que le sucedió en Puerto Montt?
- En mi carrera siempre he tratado de empezar por mí, reconocer mis errores. Con mi familia también hablamos mucho. Cuando uno anda mal, me gusta que me digan las cosas y mi señora me las decía nomás. Este va a ser mi año 19 en el fútbol y son cosas que te ayudan. Nosotros los futbolistas tenemos ese ego medio alto y que no nos gustan que nos digan las cosas o siempre buscamos al culpable. No fue mi año, fui con otras expectativas a Puerto Montt. Luché por querer dar vuelta la situación y no pude. La liguilla (por el ascenso) casi no la jugué, me llevaron a Copiapó y no me vestí. No sé, pero solo cuando tenía 22 años pasé algo así. Son situaciones que pasan y son duras en el momento. Ahora estoy picado y con ganas de revertir lo que viví el año pasado.
- ¿Su meta es llegar a completar dos décadas en el fútbol profesional? Es un logro que no tiene cualquiera.
- Sí, eso es lo que quiero. Junto a mi familia tenemos prácticamente la decisión tomada que es tratar de cumplir los 20 años. Después dejar el fútbol y eso sí seguir relacionado con la actividad. Me gusta ayudar a los más jóvenes, creo que puede ser un perfil bueno para mí. Trato siempre de estarlos corrigiendo en temas técnicos, de perfiles, sobre todo a los que juegan en mi puesto. También me gusta la gerencia deportiva, siento que tengo buen ojo con los jugadores. A los jugadores que por ahí les he apuntado han andado bien. Siento que puedo ayudar en ese sentido también. Hice un curso de gestión deportiva y voy a ver si en algunos años estoy metido en eso.
- ¿Cómo va el día a día en un club que recién logró acceder al profesionalismo?
- Es un club con harta ilusión. Llegué acá y me encontré con cosas que obviamente uno como profesional no las había vivido. De repente cuando escuchaba que los jugadores decían que la Segunda División está botada, ahora lo estoy viviendo. Es la realidad. Muchas veces esta división la dejan mucho de lado. Sí, está abandonada en comparación a las otras dos categorías. Es un club nuevo, con gente de acá de Rengo. Me encontré con un utilero que lleva 30 años ayudando al club, porque el equipo siempre había sido amateur y ahora recién va a tener su primer contrato. Cuando salgo a la calle, me doy cuenta de que la gente está muy ilusionada con que al equipo le vaya bien. Para ellos, debutar en el profesionalismo debe ser hermoso. No es llegar y debutar nomás. Uno tiene que dejar bien puesto el nombre del club.
- ¿Está viviendo en Rengo o residirá cerca de la ciudad?
- No, acá en Rengo. Ya estoy con mi familia, nos vinimos todos. Es una ciudad tranquila, hace mucho calor. Vengo de Puerto Montt y el cambio fue brusco. Es muy parecida al Chillán de antes, con la gente bien cercana, pero ahora Chillán ya está gigante, creció demasiado. Fue la ciudad donde mejor me fue en mi carrera y volver a revivir todo eso, puede ser bueno y estoy esperando que me pueda ir muy bien.
- ¿Cuál es la meta colectiva del club?
- Hay harta ilusión… Llegó (Rodrigo) Paillaqueo, un arquero también con mucha experiencia. Tenemos una columna vertebral con (el paraguayo Jorge) Aquino, llegaron también Sebastián Céspedes con Jaime Droguett, que son jugadores que el año pasado no tuvieron la oportunidad de jugar y ahora tienen muchas ganas. Me gusta el equipo, porque también están los chicos que se quedaron del año pasado. Veo que hay una base de jugadores, está Andrés Díaz que el año pasado estuvo en Santa Cruz.
- El DT Matías Garrido tiene solo 25 años…
- Sí, y va a debutar en el profesionalismo también. Nosotros lo tratamos de ayudar para que él vaya aprendiendo también, las experiencias nuestras le van a servir. El profe se hace sentir bien además. Nos dejó las cosas claras más allá de ser joven y nosotros tenemos que tener el respeto que se merece, es nuestro técnico, nuestro jefe. Todo el plantel ha sido muy respetuoso, no teniendo todas las que cosas por ahí necesita un club profesional. Sabemos que están haciendo el esfuerzo para tener todo eso. El club se está armando y pronto va a ser un equipo en el que muchos jugadores van a querer estar.
- En estos años recorrió casi todo Chile, pues actuó en cerca de decena de clubes. ¿Dónde se va a establecer cuando deje el fútbol?
- Con mi familia siempre hemos tenido la ilusión de volver a radicarnos a Chillán. Fue el lugar donde mejor me fue y siento que tengo mucho cariño de parte de todos. Tengo las puertas abiertas en ese club también para poder trabajar. Mi sueño es poder retirarme en Ñublense. Incluso ya hablé con parte de la dirigencia para ver si es posible cumplirlo. Me tocó estar en Ñublense en la etapa mala, difícil, donde se peleó por no descender. Siento que no les fallé y pude hacer goles importantes para la salvación.