Entrevista As
El goleador del fútbol chileno que trabajó en las cerezas y hace clases mientras busca club: “Estoy defraudado...”
Sebastián Varas finalizó su contrato con Rengo y hoy tiene una nueva vida. “Nos levantamos a las 4:30 de la mañana para ir a trabajar”, dijo en diálogo con AS.
Sebastián Varas (35) es uno de los históricos goleadores del fútbol chileno. Defendió las camisetas de clubes como Everton, O’Higgins, Rangers, Unión Española y Cobresal, pero su mejor versión se vio en Ñublense. Logró convertirse en el máximo artillero histórico de los chillanejos con 56 tantos y se convirtió en ídolo. Sin embargo, su realidad está lejos de acercarse a lo que vivió en los ‘Diablos Rojos’.
La temporada pasada finalizó su contrato con Deportes Rengo y ahora se encuentra sin club. “Yo estoy totalmente defraudado de todo lo que está pasando en lo que rodea al fútbol, en temas de dirigencias, bases de los torneos y los que arman los equipos. Esas cosas vienen pasando hace rato. Pero hay que acostumbrarse, seguir jugando y olvidarse de eso”, dijo en conversación con AS. Radicado en la localidad de su último club, ‘Tatan’ trabajó en las cerezas unos meses y ahora hace clases de fútbol personalizadas mientras espera una nueva oportunidad en el profesionalismo.
- ¿Hace cuánto tiempo está sin club?
- Terminé con Rengo el 15 de octubre del año pasado y desde ahí que estoy sin club. Ya van cuatro meses de que el campeonato de Segunda está parado. Nos finiquitaron a todos acá y quedamos sin equipo por todo este tiempo.
- ¿Cómo se dio su salida?
- Vine a Rengo porque me pidieron salvar al equipo del descenso. Era un club que recién se estaba armando, muy amateur. Vine y se logró el objetivo. Siempre me dijeron que querían contar conmigo y hace dos semanas me dijeron que ya no. Me tuvieron tres meses esperando, diciéndome que sí y de un día para otro me avisaron que el técnico no me quería. Hice cosas personales que me las guardo, pero fueron muy buenas. Le tengo mucho cariño al dueño de Rengo. Él a veces trabaja afuera y deja el club en otras manos, pero esas manos no son siempre las mejores.
- ¿De qué ha vivido estos meses?
- Cuando terminé de jugar estuve trabajando en las cerezas. Empecé en noviembre y fue una bonita experiencia. Conocí gente de campo y el sacrificio que hacen. Nos levantábamos a las 4:30 de la mañana para ir a trabajar. Son cosas que están fuera de la burbuja en la que vivimos los futbolistas. Conocí gente extraordinaria, incluso trabajé con gente adulta de 65 años que sale a trabajar a las cerezas con una escalera en la mano y 35 grados de calor. Durante todos mis años como profesional nunca había trabajado en algo aparte del fútbol. Estuve prácticamente dos meses yendo.
- ¿Sigue trabajando en el campo?
- Ahora estoy con clases personalizadas de fútbol. Entrego los conocimientos que obtuve estos 19 años como jugador. También estoy ayudando en una escuela que se llama Zenteno y es gratuita. Ahí me entretengo. Estoy aprendiendo. Tengo ganas de seguir en el fútbol y en un tiempo más ser técnico. Uno le toma el gusto al tema de la ‘escuelita’.