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ENTREVISTA AS

El goleador trotamundos que impulsa el sueño copero del Vial

El argentino Pablo Vranjicán pasó por Malasia, Chipre, Italia, Estados Unidos y Colombia, pero revela a AS que Chile es su casa. Hoy quiere dejar una huella en Copa Chile.

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El goleador trotamundos que impulsa el sueño copero del Vial

Pablo Vranjicán (36) se escucha contento al atender la llamada de AS Chile. El argentino fue quien le dio el triunfo a Fernández Vial en la ida de la llave de Copa Chile ante O’Higgins, siendo un partido muy especial para él y la institución. Fue recién la tercera victoria de la temporada para un cuadro que ha empatado muchísimo durante el año.

“Necesitábamos la victoria. La verdad es que habíamos hecho muy buenos partidos en el campeonato de Ascenso y no se nos había dado ganar. Ojalá esto nos sirva para lo que viene. Nos interesa muchísimo salir de la parte baja de la tabla. Ante la U. de Conce, por ejemplo, en el primer tiempo podríamos habernos ido con tres o cuatro goles de diferencia y después nos terminan empatando en el final. Los partidos son durísimos en la B y todos pelearán por sus objetivos”, dice el atacante a AS.

Pablo Vranjicán celebra el agónico gol con que Fernández Vial le ganó a O'Higgins.
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Pablo Vranjicán celebra el agónico gol con que Fernández Vial le ganó a O'Higgins.@fernandezvial

- Si uno mira su carrera, Chile se convirtió en su segunda casa. Aquí jugó en nueve clubes. ¿Qué significa este país para usted?

- Es mi casa. Cuando me ha tocado salir a otros mercados, uno siempre tenía la intención de volver. Es un fútbol que siempre me gustó, un país donde uno puede estar tranquilo con su familia y disfrutar con ellos. Me conocen y eso hace todo un poco más fácil. Siempre quise estar acá. En su momento tuve chances de volver a Argentina, pero me quedé por diferentes motivos. Disfruté en todos los clubes donde estuve.

- En Rangers comenzó su aventura en el país y le fue muy bien.

- La verdad que sí. Y fue el equipo que me permitió dar el salto a Católica, tengo los mejores recuerdos. Estaba Marco Villaseca en el medio y Cristián Gómez atrás, que eran dos leones, y me decían ‘Pablo, preocúpate de ir para adelante. Si te cagan a patadas no importa, nosotros los agarramos a la vuelta. Tú dedícate a jugar, no te enojes. Nosotros nos encargamos después’. ¿Sabes lo que era tener el apoyo de esos dos? (ríe).

- ¿Cómo describiría su paso por mercados que para Chile son exóticos? Jugó en Malasia, en Chipre...

- Todos los países tienen su idiosincrasia, su forma de vida. En cada uno de ellos, disfruté la experiencia. Aprendí muchísimo, me di cuenta que no todos los jugadores somos iguales, algunos se adaptan de forma distinta. En Malasia, la mayor parte de los jugadores son musulmanes y había Ramadán y terminábamos de entrenar a las 10 de la noche y no nos podíamos bañar en el camarín. No podíamos andar desnudos porque ellos no muestran sus partes íntimas delante de todos. Son cosas que uno va aprendiendo. En Chipre es muy parecido al fútbol griego. Un lugar hermoso. Uno antes de ir piensa, ‘dónde voy’ y llegas allá y hay equipos muy fuertes con hinchadas hermosas. En Estados Unidos ni hablar. Todo es muy prolijo, a la perfección. Sin embargo, en ninguna parte del mundo se vive como en Argentina o en Chile, que son países muy futboleros.

- ¿Le costó el idioma?

- No, porque me manejé con el inglés. Por ahí se me hizo más fácil por eso. En la mayoría de los países, si lo sabes, te adaptas más rápido. El único en el que me costó más fue en Tailandia, cuando fui de vacaciones unos días. Fue muy duro para tomar transporte público o taxis. Pero en el resto no tuve problemas.

- ¿Aprendió el idioma gracias al fútbol o lo estudió?

- (Ríe). Pareciera que uno la veía venir, pero después de Santiago Morning me había salido una chance de ir a Perú, pero se cayó y quedé colgado esos seis meses. Entonces me fui a estudiar. Mi cuñada es profesora de inglés y me metí en un curso con un montón de chicos mientras entrenaba para lo que venía. Justo a mitad de año, me sale la opción de ir a Chipre y yo ya tenía algo de inglés porque me había preparado. Después cuando llegué allá, escuchando y hablando, mejoré muchísimo. Al principio me costaba, pero después podía entablar una conversación.

- ¿Se luce ahora?

- No, no (ríe). Hablo normal, no tan fluido. No es que voy a ir a dar una charla con tecnicismos en inglés (ríe), pero sí me comunico perfectamente para tener una conversación con alguien personalmente o en un restaurante o para ir al cine, por ejemplo.

Pablo Vranjicán (de verde) lucha un balón en un partido del New York Cosmos de Estados Unidos.
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Pablo Vranjicán (de verde) lucha un balón en un partido del New York Cosmos de Estados Unidos.@pablo_vranjican

- Pensando en su vida post retiro, ¿piensa explorar aún más ese idioma para proyectos personales?

- Ya hice el curso de entrenador en la escuela de (César Luis) Menotti, ahora solo me quedan las horas prácticas que no las he hecho porque estoy acá. Después veremos. No lo tengo claro si seguiré con eso, pero por si acaso lo hice. Después, mi señora y su mamá tienen una pequeña fábrica de textiles, donde hacen vestidos para niñas y la idea es continuar con eso.

- ¿Cuántos años más se proyecta en el fútbol profesional?

- No lo sé, pero sé que cada vez falta menos. No sé qué pasará de aquí en adelante, pero uno se va preparando para cuando vaya a dejarlo. Mi cabeza hoy está enfocada en sacar al Vial de la parte baja de la tabla, de ayudar a mis compañeros adentro o afuera de la cancha. Evaluaremos más adelante.

Pablo Vranjicán en su primera etapa en Fernández Vial.
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Pablo Vranjicán en su primera etapa en Fernández Vial.@pablo_vranjican