“El jugador chileno es muy bueno técnicamente, pero le falta creérsela un poco más”
“A veces acá unos compañeros me dicen que soy rústico. Y yo les digo que ‘juego fútbol porque mentalmente te como. Si me concentro, te voy a comer’”, añadió.
Maximiliano Falcón, figura de Colo Colo, concedió una extensa entrevista con Radio Sport 890 de Uruguay. Allí, el “Peluca” habló de su paso por el “Cacique” y también comentó las diferencias entre los futbolistas chilenos y los charrúas.
“A mí me costó mucho acá (en Chile). Nosotros (los uruguayos) somos diferentes. La salida de cadena para ellos es putearte o enfrentarte con un rival y con los árbitros”, señaló Falcón.
“Es la mística del fútbol que tenemos nosotros. Me costó mucho acostumbrarme al fútbol chileno, somos totalmente diferentes. Nosotros queremos ganar como sea siempre, lo vemos como una maña, ser caudillo, y ellos los ven mal, como ser agresivo. Cada fútbol es diferente”, agregó.
“Acá en Chile los jugadores son muy buenos técnicamente, pero me tuve que acoplar un poco a eso. Había jugadas que a veces no entendía por qué la amarilla o la roja. Si no me acoplaba iba a pasar expulsado. Me ayudó a madurar lo emocional en ciertas situaciones del partido”, añadió el defensa de Colo Colo.
“Uruguay tiene mejor nivel de jugadores... Yo no quiero perder ni a las cartas. Creo que esa es la diferencia”
Falcón, además, contó cómo ha forjado su carácter y reveló las “discusiones” que ha tenido con compañeros de Colo Colo. “Uruguay tiene mejor nivel de jugadores, hay mucha más competencia. El jugador chileno tiene muy buenas condiciones, es muy bueno técnicamente, pero le falta creérsela un poco más”, sentenció.
“A veces mis compañeros me dicen: ‘Sos re rústico, no sé cómo hiciste para jugar al fútbol’. Y se ríen. Yo les digo: ‘¿Sabes por qué juego al fútbol y logré lo que logré? Porque yo mentalmente te como. Yo salgo a la cancha y sé que no me vas a pasar una vez’. Yo no quiero perder ni a las cartas. Creo que esa es la diferencia de los uruguayos”, expuso.
“Hay muchas cosas que uno va mamando desde chico, jugar en canchas de tierra, competir desde los cinco años. Y si perdemos, vamos llorando a casa. Ahí empieza todo”, cerró.