El jugador más carismático del fútbol chileno busca un nuevo desafío: “Dependerá de mis hijos”
“Ellos son los que me motivan a seguir, dicen ‘papá, tú puedes’. Que me digan eso me enorgullece”, dice Óscar Salinas a AS Chile.
El pasado 3 de noviembre, Óscar Salinas (37) anunció en Instagram que luego de dos años, dejaba Deportes Recoleta. En el cuadro de la Primera B se convirtió en un referente, al punto de ser uno de los capitanes del equipo. Sin embargo, su etapa en la institución terminó, aunque el delantero está más que agradecido. Así lo deja en claro en conversación con AS Chile.
El jugador más carismático del fútbol chileno, que ha dejado momentos memorables por su forma de ser, está enfocado en seguir dos años más como futbolista. Pero el próximo paso que dé, estará directamente ligado al deseo familiar.
- ¿Qué balance hace de la etapa que vivió en Deportes Recoleta?
- Yo siempre soy positivo. Para mí, el primer año fue muy hermoso. Me encontré con un club muy familiar, muy querendón, respetuoso, que tiene lo justo y necesario para desenvolverse de buena manera como profesional. Para los jóvenes es como un puente para poder salir a Primera División y así conocer otros clubes. Me llevo la mejor impresión. Estoy muy agradecido de todos los dirigentes, del utilero, de la gente que trabaja en el club, porque hacen que el día a día sea muy ameno. Me voy muy contento.
- Habla del primer año, ¿qué piensa del segundo?
- Este fue un poco más duro, porque fue muy frustrante no haber clasificado a la liguilla después de estar ocho o nueve meses en ella. Terminar con las manos vacías, así que fue difícil, uno siempre donde va quiere lograr cosas, trascender y dejar huellas positivas. En Recoleta creo que las dejé, pero quería clasificar a la liguilla y pensar en grande.
- ¿Cómo se dio la salida?
- Me hubiera gustado haber estado, tener opciones de ascenso, pero todas las cosas son de Dios. No se dio, finiquitamos, nos despedimos mutuamente, muy agradecidos y con mucha admiración. Me quedo muy tranquilo, creo que las cosas no hay que forzarlas. También le agradezco al ‘profe’ Luis Landeros por todo este tiempo.
- Fue capitán en muchos partidos. ¿De qué forma toma ese rol con el paso de los años?
- Creo que ser líder lo tengo incorporado. Soy más un líder informal, no busco nunca ser capitán. La jineta me la dan los muchachos o los cuerpos técnicos. Siempre trato de darle vuelco a las cosas malas, de nivelar para arriba y ayudar a los muchachos.
“Mis hijos son mi felicidad. Si no se quieren ir, tendría que pensar muy bien lo que voy a hacer con mi futuro”
- ¿Sus hijos ya son conscientes de lo que ha hecho?
- Sí, por lo mismo me motivaba mucho seguir acá en el club, porque ellos están muy felices viviendo en su casa, en el campo, disfrutando de lo que todo niño quiere: la naturaleza, un colegio donde van todos sus primos, jugar en el cerro, tener gallinas o vacas, viviendo cosas que hoy ya no parecen normales. Ellos son los que me motivan a seguir, dicen ‘papá, tú puedes’. Que me digan eso me enorgullece.
- Cuando se despidió, recibió mensajes de amigos e hinchas de varios clubes. ¿Qué le parece?
- Siempre trato de salir por la puerta grande en cada institución que he jugado. Para mí no hay clasismo ni estatus, siempre voy para adelante. Y los comentarios que tú dices, que más que te caracterizan por un buen jugador que pueden ver por las redes sociales, internet o YouTube, lo más importante es que cada persona que vaya por la calle te salude y se deshaga en elogios para ti. Para mí eso es la gloria eterna.
- Le pregunto por el futuro. Dice que ve felices a sus hijos por la infancia que están teniendo en el campo. ¿Será un factor clave para la decisión que tome respecto al próximo club donde juegue?
- Totalmente, cien por ciento. Dependerá de lo que quieran ellos. Son mi felicidad, si no se quieren ir, tendría que pensar muy bien lo que voy a hacer con mi futuro.
- Y eso implicaría que si no llegan ofertas acorde a ese deseo, ¿se retiraría?
- No quiero decir la palabra, pero siempre vivo el ahora. Hoy tengo en mi cabeza jugar dos años más y también tengo en mi mente la felicidad de mis hijos. Los clubes siempre te empiezan a llamar a fines de diciembre, pero no me cierro nada. Siempre he dicho que soy un bendecido. Si vienen cosas bien y si no, bien también.
- En estos meses cuando deja de recibir sueldo, ¿cómo se mantiene?
- Gracias a Dios, con mi señora hemos invertido en propiedades, que ahora en verano se arriendan mucho. Tenemos unos departamentos en La Serena, que son lugares turísticos, y la gente que los arrienda son solo gente conocida. Son ingresos extras, aunque obviamente tienen que pagarse los créditos hipotecarios. También tengo un negocio de abarrotes y uno de ventas de autos, entonces en ese sentido, Dios ha obrado de buena manera. Y cuando tú nunca tienes nada, lo poco que tienes sabes administrarlo. Tampoco me doy una vida de Ricky Ricón, no me interesa. Para mí la riqueza va en otras cosas.
- ¿En qué?
- En la salud, en los momentos que atesoramos en el corazón, en las sonrisas de una persona, en la felicidad de tus hijos, en el bienestar de los seres amados, en poder extender la mano sin esperar nada a cambio, para mí esa es la riqueza de la vida. Todo lo monetario se puede conseguir trabajando porque tenemos brazos y piernas buenas para poder trabajar y llevar el pan a la casa. Tenemos donde vivir, que no muchos pueden decir eso, porque hartos trabajan para pagar arriendos, entre otras cosas. De repente no nos damos cuenta de lo privilegiados que somos.
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- ¿Le falta algún sueño por cumplir como futbolista?
- Nada, estoy realizado. Hice un gol de chilena, de taquito, de pecho, de casi de mitad de cancha en el extranjero donde me corearon ‘chileno, chileno’... No me falta nada. A Dios le doy las gracias y que cuando él no más quiera, nos vemos arriba. Estoy orgulloso de quien soy y del camino que logré.