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El primer representante de Zavala revela una historia inédita: “Él me dijo que no lo hacía...”

Matías Villa trabajó con el extremo de Colo Colo cuando era juvenil de Magallanes. “Él jugaba como lateral y era muy bueno”, reveló en conversación con AS.

Vicente Martínez
MARCELO HERNANDEZ/PHOTOSPORT

Matías Villa fue el primer representante de Cristián Zavala, jugador que por fin encontró su lugar en Colo Colo con Jorge Almirón. Luego de un magro paso por el club en la época de Gustavo Quinteros, donde debió salir a préstamo a Curicó, hoy asoma como titular fijo en el ‘11′ albo que se prepara para el debut en la Copa Libertadores.

Sin embargo, antes del éxito, el extremo debió sortear una vida compleja cuando era juvenil de Magallanes y Coquimbo Unido. En muchos casos, el futuro de las jóvenes promesas pende de un hilo cuando comienzan su carrera. En un mundo expuesto a los vicios, una mala decisión puede truncar el trabajo y esfuerzo hecho por años.

Zavala era bien buena onda, bien sano y responsable ‘dentro de...’. En Magallanes vimos una dualidad. Había jóvenes muy sanos, devotos al fútbol, pero por otro lado había otros que eran delincuentes. Varios de ellos, los que tenía prontuario, terminaron en Coquimbo”, cuenta Villa en dialogó con AS.

- ¿Cómo llegó a Zavala?

- Porque un conocido se fue a probar a la U. Se me acercó un papá, hicimos muy buenas migas y me llevó a conocer a un chico que se llama Joaquín Vázquez. Él jugaba en Magallanes y ahí nos dimos cuenta de que había varios jóvenes buenos. Buscando una ‘patita nueva’ nos fijamos en los laterales, porque no hay nadie que quiera ser lateral, y el lateral de Magallanes era Zavala. Era muy bueno.

- ¿A qué apuntaba su trabajo con él?

- Nosotros estábamos tratando de que los jóvenes apuntarán específicamente adonde querían ir. A Zavala le interesaba el Milán, esa era su gran meta. A él le compramos un diccionario de italiano-español físico para que lo llevara para todos lados. Ese era su sueño, jugar en Italia. También impulsamos el tema de la psicología. Era algo que él quería.

- Comentó que muchos jugadores con prontuario se fueron a Coquimbo, ¿Y Zavala?

- Zavala se fue siguiendo a uno de esos ‘cabros’. Él tenía esa dualidad. Quería con todo ser un futbolista sano, pero tenía esta parte que quizás era de su crianza. Una vez lo fuimos a ver a la casa. Él vivía en una población al lado del autopista en Puente Alto. Uno podía ver que si no lo cuidábamos bien se nos podía ir a la mierda.

- ¿Recuerda alguna historia al respecto?

- Yo me comunicaba harto con él. Una vez me mandó un audio y me dijo “mira, estoy con unos amigos, pero vine a jugar a la pelota no más”. Atrás se escuchaba como los otros estaban haciendo cosas indebidas. Zavala me dijo que él no lo hacía y que se dedicaba a jugar no más.

- ¿Cómo era su relación con él?

- Tuvimos una relación buena. Él encontró en mí alguien en quien confiar. Nos encariñamos. Lo tuvimos entre seis meses o un año. Todos le tenían mucho cariño. Era muy simpático, muy amoroso. Era un ‘cabro’ sano.

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