El secreto mejor guardado de Larrivey
A los 41 años, el argentino finalizó la temporada como el máximo goleador de todo el fútbol chileno y su aporte resultó crucial para el ascenso de Concepción.
Durante los minutos finales del triunfo por 3-2 ante Cobreloa en Calama, Joaquín Larrivey no pudo más y avisó hacia la banca de Concepción para ser reemplazado. El delantero no logró concretar en la cancha el sorprendente ascenso a Primera División, pero esto no eclipsó el aporte crucial que realizó a lo largo de toda la temporada. De hecho, algunos lo escogieron como el mejor futbolista de la B en 2025.
El atacante argentino, de 41 años, disputó 28 partidos del Campeonato Ascenso y, en la liguilla para subir a la categoría mayor, no se perdió ninguno de los seis encuentros. En ambas instancias competitivas, Larrivey convirtió 19 goles y aportó también una asistencia. Por la Copa Chile actuó en siete partidos y además anotó cuatro tantos, llegando a 23 goles, y quedó como el máximo anotador de todo el fútbol chileno.
Año parejo
A diferencia del desempeño general del cuadro lila, que se segmentó en dos etapas definidas primero bajo la conducción del DT Manuel Suárez y luego con Patricio Almendra en la banca, lo que vivió Larrivey fue distinto. La figura del ascenso a Primera División del ‘Conce’ exhibió gran regularidad de rendimiento a lo largo de la temporada. Lo refleja el hecho de que disputó casi la totalidad de los partidos en las dos competencias del 2025 (Campeonato Nacional de la B con la liguilla incluida y Copa Chile), entregando aportes futbolísticos ampliamente significativos.
Con Suárez al mando del plantel, pocas veces los lilas abandonaron el sistema de juego 1-4-4-2 y el funcionamiento en la cancha sin mucha elaboración ofensiva, con llegadas veloces por las bandas y búsqueda permanente de la dupla de ataque con envíos de centros. Por envergadura, y también por atributos individuales de juego, la fórmula favoreció el accionar de Larrivey y así fue adquiriendo hegemonía en cada presentación del ‘Conce’.
Sin embargo, una faceta resultó inexplotada en este contexto táctico de ataque. El argentino es también un centrodelantero con dotes para el juego asociado y participaciones también en la construcción de acciones en ofensiva. El hombre más cercano en el campo fue el segundo delantero (Carlos Escobar o el argentino Ángel Guillard) pero, enfocados esencialmente en la finalización de las acciones, las conexiones no fueron tan recurrentes.
Nuevo DT y otro perfil
La asunción de Patricio Almendra por Suárez fue traumática. Los lilas no estaban mal ubicados en la tabla de posiciones y sorprendió la salida del DT que consiguió el ascenso a la B. Además, el histórico volante del ‘Conce’ debutó con un duro 4-1 en contra en el clásico frente a Universidad de Concepción. Después, Almendra fue confirmado en el cargo hasta el fin del torneo.
Paulatinamente, el DT proveniente del fútbol formativo le fue otorgando algunos matices de juego y el plantel avanzó sin vacilaciones hacia la clasificación a la liguilla. Con Almendra, los lilas mantuvieron la alta intensidad en el campo y la relevancia de las transiciones, pero adquirieron mayor construcción de juego en la zona de los volantes y Larrivey fue el gran favorecido.
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A raíz de la presencia de tres hombres en el mediocampos dispuesta por el DT, el cuadro penquista aumentó la gestación de juego y el goleador lila, que se ubicó como único centrodelantero en el marco del esquema 1-4-3-3, logró mayor influencia ofensiva. En la recta final del año, Larrivey contó con más habilitaciones para terminar los ataques y estas llegaron en más ocasiones por el centro y a ras de piso. Un contexto de juego que explotó al máximo los recursos de juego del delantero.
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